Mario Rivadulla
Miércoles 4,03,09
El informe norteamericano sobre los Derechos Humanos en el país, siempre tan controversial más por la falta de calidad que se atribuye a sus autores que por su contenido, tan proclives a ver la piedra en el ojo ajeno y no el peñón en el propio, ha puesto de nuevo sobre el tapete el tema del status jurídico de la inmigración haitiana en el pais y el trato que recibe por parte de los dominicanos.
Según el informe, conforme a la versión que despliega en su ediciòn de este dìa el matutino Hoy, se afirma que en el país hay entre 600 mil y un millòn de haitianos que nacieron en suelo dominicano, a los cuales se mantiene en condiciòn de apàtridas al negàrsele la expedición de cèdulas y quienes estarían recibiendo además un trato discriminatorio.
Aún sin negar que existen grupos que prejuiciados contra los haitianos y que en no pocos casos èstos han sido vìctimas de abusos, no creemos que sean mayores que los que puedan manifestarse en los propios Estados Unidos y en otros paìses contra inmigrantes extranjeros, sobre todo si están en condiciòn de ilegales. Vale señalar que en la propia Norteamérica, el pasado año fueron repatriados unos 800 mil mexicanos que cruzaron la frontera sin visa, y ahora mismo las autoridades migratorias estàn disponiendo el retorno a Haitì de unos 30 mil de sus nacionales que estàn en condiciòn de indocumentados. Existen estados de la Uniòn donde se ha criminalizado la contratación de extranjeros ilegales, se realizan redadas contra éstos y se les somete a prisiòn, a menudo por largo tiempo, a esperar de su deportación.
Tampoco luce creìble que la cantidad de descendientes de haitianos nacidos en suelo dominicano sea de entre 600 mil y un millòn, como afirma el informe. Mucho menos que puedan considerarse apàtridas, ya que de acuerdo a la Constitución del paìs vecino, todo hijo de haitiano que nazca en un paìs extranjero es considerado haitiano de pleno derecho. Este precepto constitucional resta toda sustentación al calificativo de ?apátrida? que les otorga el siempre tan controversial informe.
Finalmente no deja de ser también en extremo parcial el señalamiento de que los haitianos acceden a los servicios en el paìs en forma muy trabajosa y precaria. Para desmentirlo, ahì estàn la gran cantidad de niños y jóvenes haitianos que estudian en nuestras escuelas y la impresionante suma de parturientas haitianas, que residiendo aquì o cruzando la frontera, dan a luz en nuestros hospitales recibiendo el mismo tratamiento que las dominicanas, por citar solo dos ejemplos. Son aspectos que silencia el documento en cuestión, a todas luces inducido.
Los haitianos trabajan en las màs diversas actividades, la construcciòn, la agropecuaria, el turismo, las compañías de vigilantes, la venta ambulante, entre otras y gracias a ello pueden enviar periódicamente a sus familias desde República Dominicana, remesas multimillonarias que contribuyen a aliviar la miseria reinante al otro lado de la frontera.
Salta a la vista que el informe de los Estados Unidos está viciado de parcialidad, plagado de exageraciones y medias verdades, ignorando todo lo anteriormente señalado y el hecho cierto, lògico y contundente de que si aquì se le echase los perros a los haitianos como ocurriò dècadas atràs en Norteamérica con los negros, situaciòn felizmente superada, ni seguirìan viviendo aquì los que estàn ni tratarìan de venir los que permanecen del otro lado de la frontera pero sueñan con un futuro mejor, que una gran cantidad cifra y viene a buscar en la República Dominicana.
De cierto que no somos santos ni queremos pasar por émulos de San Francisco de Asìs y que tenemos todavía enclaves de prejuicios y resabios que superar. Pero mucho menos somos los demonios y malos de la pelìcula como nos quieren presentar.
Tampoco creemos que esa forma parcial y parcializada de presentar el tema en franco prejuicio contra nuestro país ayuda a la convivencia pacífica, respetuosa y provechosa entre ambos pueblos,algo por lo que siempre hemos abogado en beneficio mutuo y por lo que reiteramos votos y reclamos para que podamos coexistir como buenos vecinos. Es a fin de cuentas lo que manda la más elemental cordura.
2009-03-05 15:07:20