Por LEO HERNANDEZ*
Christian Brincourt y Michel Leblanc, dos celebrados periodistas franceses, cuentan que se inspiraron entre tragos en un bar de Tel Aviv a recopilar los mayores éxitos y grandes fracasos de por lo menos una centena de colegas que ?como ellos- habían dado cobertura a acontecimientos importantes en diferentes latitudes.
Así surge el libro Los Reporteros, de cuya existencia supe por primera vez al leer, el 29 de marzo de 1973, justo el día siguiente del vil y cobarde asesinato de mi mentor, Gregorio García Castro (Goyito), la columna Microscopio, escrita en El Nacional por Orlando Martínez, quien citaba:
?Los búfalos habían desaparecido. Los campesinos, con sus sarongs, habían abandonado los arrozales. Lss chozas estaban vacías. El jeep disminuyó su marcha. En medio de la carretera, tres troncos de palmeras cortaban la Nacional.
?La explosión fue sorda, brutal, cuando la granada de un bazooka dio de lleno en el jeep. Tres reporteros acababan de morir en Camboya? (Pág. 318).
Dos años después, la columna Sin Miel Ni Hiel, de Ultima Hora, invitó a los periodistas y estudiantes de la carrera a adquirir el libro como un referencial estimulante de la vocación periodística, informando que estaba a la venta en Editorial Duarte, de la Mercedes con Meriño, en la zona colonial. Presuroso, acudí allí para comprarlo encontrándome con la sorpresa de que se había agotado.
Una madrugada de 1977 procurando medicinas para uno de mis hijos menores de entonces, fui a la Farmacia San Judas Tadeo, para aquella época la única que ofrecía servicios 24 horas en la capital, y escrutando en el estante de libros, encontré a Los Reporteros, a un costo de 175 pesos.
Desde aquella vez hasta hoy no se cuántas veces lo he releído, pese a que lo perdí al prestarlo readquiriéndolo después en una librería en Sevilla, España, y en cada ocasión llego al convencimiento de que si volviera a nacer sería periodista otra vez, aunque es algo así como amar más la gloria que el dinero.
Dos relatos de corresponsales que cubrieron aquí los acontecimientos bélicos de 1965 acercan más el libro a nuestra realidad, en un recorrido por hazañas y tropiezos de periodistas que buscaron noticias alrededor ?entre otros- del general Charles De Gaulle, del emperador Halie Selassie y del príncipe Norodom Sihanouk, así como en las guerras de Corea y Vietnam.
En el prólogo, Joseph Kessel, uno de los grandes reporteros de Le Matín en la tercera década del siglo pasado, sostiene que el periodismo es el oficio más hermoso del mundo, lo que casi con iguales palabras repitió ?y repite- el Premio Nóbel Gabriel García Márquez.
¡Claro!, en Los Reporteros no hay relatos de noveles periodistas afanados en montarse temprano en yipetas (no importa cómo sea) ni de otros más veteranos que dominan a la perfección las técnicas de conseguir cosas mediante el chantaje y la extorsión.
*El autor es periodista y consultor de comunicación
creaimagen.sa@gmail.com
2009-04-17 17:36:03