Mario Rivadulla
Martes 2,06,09
En los tiempos ya un tanto distantes en que don Antonio Guzmán ocupó la Presidencia de la República, se produjo un acontecimiento tan insólito como un tanto desagradable. En aquella época, el hoy CONEP, que entonces se denominaba Consejo Nacional de la Empresa Privada, era dirigida por don Payo Ginebra, hombre de carácter fuerte y no precisamente diplomático. Habían surgido por entonces algunos elementos de controversia en las relaciones entre el gobierno y el empresariado. La cúpula de éste organizó un acto público que contó con la presencia de centenares de hombres de empresa y del Presidente Guzmán como invitado especial. El discurso de don Payo, dicho en estilo crudo, fue extremadamente agresivo y crítico contra el gobierno. Un visiblemente contrariado Guzmán soportó el chaparrón de reproches. Quedó sin embargo tan molesto, que nunca más durante el resto de su gestión volvió a reunirse con la cúpula empresarial. Todas las gestiones que se hicieron para reducir la tensión originada a partir de entonces, y quien habla participó en algunas, resultaron inútiles.
Traemos la anécdota a referencia, porque en estos días, con motivo del aniversario de la Asociación de Industrias de la República Dominicana, uno de los empresarios de más renombre, iniciativa e influencia como lo es José Miguel Bonetti, fue invitado a pronunciar el discurso de fondo. Lo hizo en presencia del Presidente Leonel Fernández y la Primera Dama y con una nutrida asistencia de miembros de esa institución.
Bonetti no fue precisamente parco en tratar temas espinosos. Pero a diferencia de don Payo Ginebra, lo hizo dentro de un estilo oratorio que sin dejar de sincerizar las inquietudes, aspiraciones y necesidades del sector productivo al que pertenece como una de sus figuras más representativas y pese a que expresó críticas razonadas en un área tan sensible y conflictiva como lo es el sector eléctrico, distó de levantar las ronchas de resentimiento que, muy el contrario, provocó el discurso de Ginebra en la ocasión a que antes hicimos referencia.
Algunos, sin embargo, no lo han querido ver así y en ciertos medios de comunicación se ha divulgado la versión de que las palabras del timonel de MERCASID provocó disgusto en determinados círculos oficiales. Es posible porque siempre hay funcionarios que solo conciben tales encuentros en un marco de alabanzas. Pero en todo caso, no está justificado.
El énfasis en las palabras de Bonetti se focalizaron en dos temas fundamentales. Uno, la situación del sector eléctrico donde la posición del empresariado es sobradamente conocida y reiterada. O sea, la reformulación de la política actual a fin de que se retome el proceso de privatización tal como fue concebido y promovido por el propio Leonel Fernández en su primera gestión de gobierno. El otro, el que un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, del que el empresariado es un ferviente partidario tanto como las medidas a tomar para tratar de recuperar los disminuídos ingresos del Estado no debe conllevar nuevos impuestos que agravarían los ya bastante limitados niveles de competitividad del sector productivo nacional en al marco de la globalización y el libre comercio.
Son temas que en definitiva se manejan a diario en los numerosos medios de comunicación que existen en el país, de los cuales el Presidente se mantiene al tanto día por día y que en modo alguno pueden haberle tomado de sorpresa el que Bonetti se lo reiterara en forma directa en un acto público de uno de los sectores más directamente afectados. Si el propio mandatario está agotando un inteligente itinerario de provincia en provincia, escuchando de viva voz y a veces con crudo lenguaje de pueblo las expresiones de queja de la gente, lo cual resulta ejerciciorecomendable y saludable para una mejor gestión gobierno, ¿qué de malo u ofensivo puede haber, sino todo lo contrario, de que escuche también sin intermediarios las posibles quejas y aspiraciones de uno de los sectores fundamentales del país como son los industriales, dirigidos a quien tiene en sus manos el poder de corregir las primeras y satisfacer los segundos?
Ayudar a la labor de gobierno no es practicar el cortesanismo ni halagar con palabras almibaradas los oídos de quien ejerce la tarea de dirigir los destinos de la nación, sino de exponerle situaciones y puntos de vista no necesariamente agradables pero siempre con altura y respeto a su investidura.
Que sepamos Bonetti lo hizo sin faltar en ningún momento ni parte de su discurso a estos requisitos. Y con ello, le rindió al Presidente el más importante de todos los servicios: hablarle con sinceridad y transparencia.
(TELEDEBATE. Telefuturo. Canal 23).
2009-06-03 13:57:38