Los acontecimientos políticos que se han venido desarrollando en Honduras en los últimos días, y que en esta fase han culminado con un golpe de Estado a su presidente constitucional Manuel Zelaya vienen a demostrar que hay sectores políticos y militares que no miden las consecuencias de sus actos de cara a la sociedad, de cara al mundo y de cara a la historia.
El rol de la democracia, como sistema político y económico es consagrar los principios de libertad en el mas amplio sentido de la palabra, por eso en el caso del presidente hondureño pudo haber cometido algún error como persona o como gobernante, pudo además tener vínculos políticos con Chávez o con cualquier gobernante del mundo, sin embargo ello no es motivo para tratar de justificar lo injustificable y mortal para la sociedad y la democracia como es el hecho de romper con el orden constitucional e institucional de un país.
Todo el mundo sabe que vivimos en un mundo donde ningún sistema político o económico e autosuficiente, por eso es risible el argumento de deponer a un presidente porque este tenga relación o vínculos con otro gobernante o con otro Estado. Por eso el golpe de Estado en Honduras es un globo de ensayo de los sectores políticos y militares que nunca han creído en la democracia como sistema que debe respetar los derechos ciudadanos y el derecho de las instituciones del Estado a desarrollarse y auto perfeccionarse con el ejercicio democrático.
Por eso el golpe de Estado en Honduras impone un reto no sólo a la comunidad internacional sino también al nuevo gobierno de los Estados Unidos, ya que lo menos que se puede hacer con el golpe de Estado en Honduras es exigir y ejercer los derechos democráticos, orientados hacia el objetivo de reinstalar al gobierno depuesto para de esa forma darle continuidad al ordenamiento constitucional e institucional de esa nación.
Permitir que estos globos de ensayos tengan aunque sea un éxito parcial es pisotear el derecho que tienen los ciudadanos de elegir y ser elegidos. Por ello lo legítimo es que ni las Fuerzas Armadas ni los demás poderes públicos tengan intromisión en el proceso democrático.
Son los ciudadanos los que están llamado a decidir si desean las constituciones vigentes o si desean modificaciones en sus cartas sustantivas, el hecho de que el presidente hondureño depuesto haya tenido que enfrentar a sectores políticos y militares que han actuado de forma poco racional, ante su país y el mundo, dando un golpe de Estado en estos tiempos en que el continente latinoamericano avanza en el fortaleciendo del orden democrático e institucional deja claramente evidenciado el temor que se les tiene a las reformas constitucionales, ya que estas son vistas como el paso previo para modificar las instituciones que en el plano social y económico impiden mayores espacio de libertad, democracia y bienestar para la gente.
Por ello el golpe de Estado en Honduras debe ser inadmisible para la comunidad democrática internacional.
Evelio Arroyo es sociólogo, Abogado y Escritor
2009-06-29 16:16:20