Mario Rivadulla
Miércoles 1-6-09
Hasta donde nos alcanza el conocimiento, las Pruebas Nacionales fueron concebidas como una forma de conocer el grado de real aprovechamiento de los alumnos en los cursos más avanzados. Sin dudas, una herramienta que bien manejada pudiera resultar de gran utilidad para medir los conocimientos del estudiantado. Lamentablemente desde sus mismos inicios, las Pruebas fueron señaladas como fuente de corrupción. De trasiego y venta de las respuestas, involucrando a profesores y alumnos. Más de un escándalo se originó en torno a trampeos en la realización de las mismas y por consiguiente de sus resultados poco confiables. Esto trajo como consecuencia que en más de una oportunidad, voces autorizadas en el campo docente hayan denunciado la inutilidad de las Pruebas y abogado por su eliminación.
El actual incumbente de Educación, Melanio Paredes, profesor y gremialista del sector magisterial de larga experiencia, aseguró semanas atrás que se estaban tomando todas las medidas de seguridad para evitar la repetición de maniobras fraudulentas con las Pruebas Nacionales. Todo apunta a que cumplió su palabra. Se tiene entendido que nunca antes como ahora, se adoptaron tantas previsiones para garantizar que no hubiese filtraciones que pudieran dar lugar a manejos indebidos como en ocasiones anteriores. Ufano, el titular de la docencia proclamó que la ejecución del plan se había cumplido tal como se concebió y que más de un ochenta porciento de los que pasaron por ese tamiz habían superado la puntuación requerida.
Sin embargo, a poco ha tenido que reconocer que de una u otra forma, se produjeron filtraciones inicialmente focalizadas en Cambita, San Cristóbal, que sin embargo ahora se asegura fueron vendidas en todo el país. De este hecho, aún cuando son siete las personas detenidas, se responsabiliza a dos técnicos de la propia Secretaría de Educación quienes habrían negociado las Pruebas a razón de mil doscientos pesos.
¿Hasta dónde llegaron en esta ocasión los tentáculos de la corrupción? ¿Cuántas personas en realidad han intervenido en este hecho criminal? ¿Qué cantidad de alumnos habrían comprado las respuestas convirtiéndose en cómplices si se quiere pasivos, pero cómplices al fin de esta maniobra tortuosa? ¿Qué cantidad de progenitores conocieron y aprobaron esta forma tramposa de engañar el sistema, pero sobre todo engañarse ellos mismos y sus vástagos aparentando conocimientos de que éstos últimos no disponen en realidad? ¿No se dan cuenta de que un diploma recibido en estas condiciones no tiene ningún valor, no es más que un simple e inservible pedazo de papel?
El país, lo hemos dicho infinidad de veces, precisa de recursos humanos debidamente capacitados. Mientras sigamos padeciendo los actuales niveles de pobreza educativa y cultural, los anhelos de progreso y mayor bienestar no pasaran de ser un sueño con vocación de convertirse en pesadilla. Todo lo que atente contra la educación debe ser considerado, por tanto, una falta grave. Y los responsables de estas acciones dolosas y vergonzosas no deben escapar indemnes a su responsabilidad no solo administrativa sino penal. Porque en realidad sin exagerar ni pecar de extremistas, su delito es y debe ser calificado como de lesa patria.
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TELEDEBATE. Telefuturo, Canal 23
2009-07-02 15:29:26