Opiniones

EL TIRO RAPIDO DE LA SEMANA

Mario Rivadulla

Viernes 3,07,09

HAY QUE ATACAR TAMBIEN EL CONSUMO

La intensificación de las actividades del narcotráfico internacional a través del territorio dominicano utilizado como corredor para servir los atractivos mercados de Estados Unidos y Europa, ha focalizado tanto la atención pública como los limitados recursos de que disponemos en las tareas de prevención y combate a los poderosos carteles de la droga. Esto así, a partir de la matanza de Paya que por sus características y vinculaciones causó un estremecimiento general y despertó justificada preocupación en el seno de nuestra sociedad, que hasta entonces se habia mostrado bastante indiferente al tema.

El despertar de este interés ha sido conveniente en la medida en que ha contribuido a poner en alerta y actitud militante a la ciudadanía consciente sobre el nivel de penetración de esta actividad criminal y los peligros que se derivan de la misma. Hay sin embargo un aspecto de suma importancia dentro de esta grave problemática al que no hemos estado prestándole la debida atención. Se trata del incremento aceleradamente ascendente del consumo local.

El uso de narcóticos que en el pasado, por su elevado costo, era de empleo y adición exclusivos reservado a las clases altas se ha ido extendiendo cada vez más hasta las capas más humildes de la población. Ahora no solo somos corredor de estupefacientes; también nos hemos convertido en mercado de cierta importancia. La pobreza, marginalidad, carencia de valores, el consumismo, el afán de enriquecimiento pronto y fácil y la falta de horizontes de mejor vida sobre todo para jóvenes y adolescentes unido a la perversa modalidad de pagar los servicios y complicidades locales en especie, es decir, en drogas, han hecho que hoy, sin incurrir en fabulación, el consumo haya alcanzado niveles que pueden ser calificados de exorbitantes. De ello dan fe los muchos miles de puntos de venta de drogas que las autoridades admiten se reparten por toda la geografía nacional, más los testimonios de los voceros de Hogar CREA y de Casa Abierta, las dos entidades más tradicionales y representativas en este campo.

En días recientes se divulgaron los resultados de una investigación sobre el consumo de estupefacientes en escuelas y liceos. La muestra abarcó más de cinco mil estudiantes, o sea que resultó ampliamente representativa. Los mismos revelaron que una gran cantidad de los alumnos ha sustituído el alcohol y los cigarrillos por las sustancias prohibidas. Las señales por consiguiente son bien explícitas y obligan a replantear la estrategia de combate al narcotráfico, poniendo mayor énfasis en frenar los niveles cada vez mayores de consumo. Es éste precisamente el argumento de defensa y reproche a que apelamos con mayor insistencia en nuestros países frente a las autoridades norteamericanas, que de año en año nos certifican, para que reduzcan el volumen de su propio mercado calculado entre 30 y 40 millones de personas que hacen uso de las drogas habitualmente y que representan el cliente más atractivo para los barones que manejan este turbio negocio.

Nos toca predicar con el ejemplo. Y al tiempo que saludamos y apoyamos con firmeza las acciones encaminadas a enfrentar el narcotráfico y las actividades criminales que trae aparejadas, sumamos nuestra voz al reclamo de que se ponga mayor empeño en desarrollar sostenidas campañas educativas de prevención en las escuelas, liceos, universidades, clubes deportivos y entidades comunitarias alertando sobre los múltiples daños que ocasiona la drogadicción así como la destinación de mayores recursos para fortalecer y ampliar los programas de rehabilitación.

Que reducir el consumo es también una forma efectiva de golpear al narcotráfico.

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2009-07-06 14:21:11