Opiniones

EL TIRO RAPIDO DEL JUEVES

Mario Rivadulla

Jueves 9,07,09

El Secretario de Educación, Melanio Paredes, acaba de rechazar de manera categórica la sugerencia de algunos sectores vinculados a la docencia de que se eliminen las Pruebas Nacionales.

Este planteamiento no es novedoso. Casi desde sus mismos inicios, las Pruebas se volvieron una especie de mercado de corrupción con la venta de los exámenes, frustrando su objetivo fundamental de servir de medición a los conocimientos de los alumnos y convirtiéndolas en temprano blanco de fuertes críticas.

Para este año, el titular de la docencia, experimentado profesor y gremialista, dispuso la adopción de normas de seguridad que inclusive algunos llegaron a considerar exageradas, a fin de evitar la repetición de esas prácticas malsanas. No obstante ello, se produjeron filtraciones aunque en número limitado. De un total de ciento nueve mil aspirantes a recibir su título de bachilleres, Paredes afirma que solo unos trescientos en números redondos de Español y Matemáticas participaron de un fraude realizado a través de celulares. Es una previsión que no se tomó en cuenta dando lugar a que los responsables de esta ilegalidad pudieran montar su operación delictiva. Entre éstos figuran dos ya de inmediato cancelados funcionarios de la Secretaría, los cuales según se pudo comprobar son reincidentes en este tipo de maniobra dolosa.

Es precisamente basándose en esa baja proporción de involucrados en relación al total de los alumnos que concurrieron al examen para medir los conocimientos adquiridos en las aulas, que el Secretario de Educación fundamenta su decisión de mantener las Pruebas Nacionales. Creemos que es una posición correcta y que bien manejadas, las mismas son un instrumento valioso para establecer el nivel real de escolaridad de los aspirantes a bachilleres.

Para ello bastará conque para las futuras Pruebas el sellaje de las respuestas sea todavía más estricto y los alumnos queden totalmente aislados al momento de realizarlas, evitando toda posible filtración, tanto interna como externa.

Por lo demás nos parece una propuesta acertada y justificada la del propio Secretario de Educación de que, como sanción, los alumnos involucrados en el fraude tengan que repetir el cuarto curso, en tanto los ex funcionarios y cómplices que montaron el fraude y que se encuentran en Najayo sean debidamente sancionados. Esto así para que tanto en uno como en otro caso, sirvan como ejemplo y mensaje de que en el futuro maquinaciones de esa naturaleza, y menos en el sagrado campo de la educación, no escaparán sin adecuado castigo.

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2009-07-10 13:41:48