El proceso político que ha vivido la Republica de Honduras ha ido evolucionando, sin embargo no se ha producido el retorno del presidente depuesto. La pregunta que todo el mundo se esta haciendo es la siguiente:¿Podrá el presidente depuesto recobrar el mando político de su nación o los golpista podrán permanecer usurpando el poder en ese país? Como es natural hay quienes tienen el deseo y presionan para que esa nación vuelva a su vida constitucional e institucional. Hay otros que comienzan a pensar que los golpistas además de contar con personas que participaron en el golpe de Estado también cuentan con un apoyo soterrado desde el exterior, que aunque no se expresa se siente en las expresiones de quines ejerciendo un poder de facto hablan como si nada irregular haya ocurrido en su país.
Cuando se analiza el golpe de Estado en Honduras, a la luz de la posición del gobierno de los Estado Unidos, se puede percibir la posición del presidente Obama inclinada a conseguir formulas de advenimientos entre las partes en conflicto, en este aspecto el presidente Obama ha dicho que esta de acuerdo con la vuelta a la constitucionalidad y con el retorno a la vida institucional en Honduras. Ha dicho, además, que aunque tenga diferencia en el orden político con el depuesto presidente se inclina porque cada país resuelva sus propias diferencias.
Esa es la posición del gobierno del presidente Obama. Ahora debemos preguntarnos: ¿Es esa una posición homogénea en el gobierno de los Estados Unidos? Parece que no, y todo indica que paralela a la posición del nuevo presidente existen sectores políticos y militares conservadores que tienen una posición diferente al presidente y parecería que han estado actuando detrás del telón para que los golpistas sean protegidos en un eventual retorno al poder del depuesto presidente.
El otro aspecto a tomar en cuenta es que aunque la posición de los golpistas ha sido ?su negativa a negociar?, sin embargo hay una realidad que no han podido soslayar. ¿Cuál es esa realidad? Esa realidad es que la comunidad internacional ha rechazado a unanimidad el golpe en Honduras. Para muchos analistas este apoyo no tiene ninguna importancia si el gobierno de Estados Unidos tuviera jugando una posición dual ante el golpe de Estado, sin embargo se esta perdiendo de vista que los golpes de Estados en el pasado se dieron y había un sector político y militar conservador que gobernaba en la mayoría de países de la región latino americana, esa no es la realidad política prevaleciente en la región en la actualidad, donde la mayoría de los países tiene gobiernos de tendencia progresista y democrática y aunque la pobreza y la corrupción pernean a muchos de los gobiernos de la región; estas naciones aunque están viviendo esa realidad social y económica prefieren, como mayoría, seguir trillando el camino democrático e institucional ante que retrotraerse al atraso, a la imposición, a la corrupción y a la dictadura que representan los militares en el poder.
Al analizar el golpe de estado en Honduras no debemos perder de vista, además, que en el pasado los medios de comunicación estaban en manos de ese sector político conservador que detentaba el poder en la región, sin embargo esa realidad es diferente en la actualidad y aunque hacia adentro de Honduras se pueda controlar los medios de comunicación para que se escuche sólo la voz y directrices de los golpistas, ello es insuficiente para callar la voz de un país, penetrado por el Internet y canales internacionales que limitan las intenciones de callar sus hechos por parte de los golpistas.
El retorno del presidente depuesto a su país depende de múltiples factores, sin embargo en el orden personal su retorno dependerá de la convicción que este tenga, como líder democrático y del valor e influencia personal, que este tenga para transmitir a su pueblo y a los sectores más vulnerables de su país esa convicción y esos principios. Si observamos cuál fue su comportamiento personal para defender su posición y su convicción democrática en los acontecimientos que precedieron al golpe de Estado, pero además si vemos su comportamiento en la lucha que esta llevando acabo por el retorno al orden constitucional en su país, observamos que ese comportamiento lo evidencian como un político que ha comenzado a dar connotación de que no concibe la actividad política como un mero trampolín a la fama, si no como un compromiso para servirle a su país. Al futuro le tocara afirmar o negar esta percepción sobre el depuesto presidente hondureño.
Al analizar el golpe de Estado en Honduras debemos, además, enfocar la composición social de la sociedad hondureña, donde existen diferentes grupos sociales y étnicos, constituyéndose esos grupos en la mayoría del país. Esos grupos tienen un solo denominador común: La pobreza y la indigencia, mientras una minoría poblacional que no supera el 15% detenta las riquezas de ese país de unos 8 millones de habitantes.
La realidad socioeconómica de Honduras, donde la mayoría de los ciudadanos no tiene suficiente conciencia de clases para entender las implicaciones políticas negativas que representa el golpe de Estado, hace que la mayoría de sectores sociales sometidos a la más extrema pobreza sea indiferente a lo que ocurre en su país en el aspecto político. Por eso aunque una parte de sectores sociales pobres mas instruidos han estado dándole el apoyo al presidente depuesto y abogando por su retorno, desde el punto de vista de la mayoría social , no se tiene conciencia de los efectos negativos que tiene para esa nación la interrupción del proceso constitucional.
El apoyo de las fuerzas sociales, representadas en los sectores medios y pobres de ese país no ha sido mas determinante al restablecimiento del orden constitucional debido a su debilidad en su composición social, sin embargo a pesar de esa realidad prevaleciente en ese país centroamericanos, no debemos perder de vista que la gente actúa en política no por razones políticas sino por razones económicas y por su necesidad elemental de subsistir y su derecho a comer. Por eso el apoyo de esos grupos sociales pobres al presidente depuesto estarán condicionados por la influencia que este pueda transmitir y motivar para estimularlos en sus deseos de redención y esperanzas.
No podemos perder de vista, además que la mayoría de la población hondureña esta compuesta por grupos étnicos sometidos a grandes privaciones y pobreza y esa composición de los grupos sociales tiene su expresión y reflejo en las instituciones del Estado, donde no se da una unidad homogénea o monolítica entre sus miembros, por eso tanto en el plano militar como en otras instituciones de ese país sus miembros tienen diferencias de clases muy acentuadas y aunque hasta ahora las mismas no se han expresado en el plano militar, ello no quiere decir que no existan y que en cualquier momento tengan una expresión abierta.
En el caso de los Estados Unidos y el presidente Obama ante la crisis en Honduras, y aunque este ha expresado que no desea imponerle a ningún país lo que debe o no debe hacer, de una cosa sí puede estar seguro y es de que si los sectores golpistas de Honduras prevalecen en el gobierno, por la fuerza, como lo vienen haciendo, sin prestarle atención a la comunidad internacional y a ningún organismo regional de mediación ese es un mal precedente y ello nos dice que si se tolera esa situación ahí mismo comienza el declive del prestigio y el liderazgo que concita en todo el mundo el presidente Obama y su gobierno, pero además si la respuesta ante el golpe es tibia y débil por parte de Estados Unidos ese es el primer paso para que los sectores políticos y militares golpistas en la región y en la propia metrópoli comiencen a poner en practica su comportamiento preferido: El uso de la fuerza para imponer su razón y sus criterios e intereses.
Por esta razón si la administración del Presidente Obama no ejerce la presión suficiente para hacer prevalecer su punto de vista de respeto y buena vecindad hacia los países de la región, corre el riesgo de ver erosionada y disminuida su influencia y simpatía en los países del hemisferio, pero además una posición pasiva , dubitativa y de carácter dual expone a los grupos políticos y a los militares golpistas de la región a sentirse por encima de los designios y la imagen política equilibrada y de respeto que proyecta y promueve el nuevo presidente estadounidense en la política exterior de su país, por eso si no se le pone la atención debida a la crisis hondureña, ello podría ser fatal para el avance de la democracia en el continente, ya que en la actualidad la mayoría de los países de la región buscan la estabilidad política y la paz social para poder seguir desarrollando gobiernos democráticos que garanticen los derechos humanos, la libertad de empresas y todos los derechos ciudadanos, ya que ello es la única garantía para seguir avanzando en el desarrollo económico de la región, ya que esa es una condición necesaria para lograr el bienestar económico y material que están demandando estos pueblos.
Por eso si se desea seguir avanzando en la trayectoria de una política de respeto al sistema democrático y a los gobiernos constitucionales del continente el nuevo gobierno de Estados Unidos debe reflexionar sobre los efectos negativos que acarrearía una posición política débil y dual en el caso de Honduras y porque una posición contraria a una eventual dualidad se traduce en fortalecimiento de la democracia y la libertad en la región y en un mensaje claro para quienes sólo hablan de democracia y libertad cuando les conviene lo tomen en cuenta al momento de tomar decisiones que afecten la libertad, la democracia y el bienestar de sus pueblos.
Evelio Arroyo es Sociólogo, Abogado y Escritor
2009-07-14 16:34:56