Dominicana Hoy, Mi Voz, Portada

Duele la educación de nuestros hijos

Eleanor Grimaldi Silié

Educadora. Escritora.

Si hacemos una mirada retrospectiva, sabemos que la Asociación Dominicana de profesores, ADP,  es un gremio que se conformó en los años 70. Recuerdo haber asistido a una reunión con un pequeño grupo gestor de la misma, que se reunía en la Calle El Conde, en uno de los edificios íconos de esa populosa zona colonial. En un edificio de varios pisos, que aún no recuerdo si era el Edificio Copello.

Asistí para enterarme de lo que se trataba. Era una maestra solo de vocación, pues no había culminado mi carrera de educación.

Una de esas reuniones a la que asistí la encabezó la extinta y recordada Dra. Ivelisse Pratts Ramírez de Pérez, Enrique De León, Daniel De los Santos y varios profesores que no recuerdo sus nombres. Los jóvenes que la acompañaban algunos eran militantes o simpatizantes de partidos de ideología avanzada, otros independientes. A estas luchas por reivindicaciones magisteriales, se unían otras voces como fueron las de sacerdotes católicos que creían en la teoría de la liberación y varios actores de la vida nacional.

Dra. Ivelisse Pratts Ramírez de Pérez

Con voz muy enérgica, doña Ivelisse, argumentaba las razones por las cuales debía existir un  gremio de maestros, para proteger a la clase magisterial.

Uno de los objetivos de la ADP :

“Defender una educación de calidad para todos los dominicanos, fortalecer los lazos de unidad, solidaridad entre los maestros del país y Latinoamérica, reivindicar los derechos socioeconómicos, culturales y científicos de la comunidad educativa y del pueblo en sentido general, articular alianzas estratégicas con los demás sectores sociales de la vida nacional e internacional, son algunos de sus objetivos”.

Estos y otros postulados, siempre han sido honrados por este gremio fundado el 13 de abril de 1970.

En realidad, han sucedido muchos cambios promovidos por la ADP, la cual ha logrado diversas conquistas, y sobre todo una mejor preparación y condición salarial, seguro médico, desayuno escolar, libros de textos para los niños, programas de formación de maestros y otros logros.

La ADP surgió de los esfuerzos de las y los maestros para salvar el año escolar 1969-1970, amenazado por el cierre de los planteles públicos y la ocupación militar de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), no exclusivamente por un motivo “laboral” o de interés personal de los docentes, en una época donde la democracia sufrió laceraciones profundas.

Y ahora yo me pregunto si en esos años de 1969 -70 la ADP luchaba por salvar el año escolar, hoy también pueden hacerlo, aunque las circunstancias no son las mismas.

La lucha que la ADP libró en los años 70 culmina con la aprobación del instrumento calificado: “de mayor visión estratégica” que haya producido algún sindicato dominicano. En este documento se convocó al magisterio a luchar por una valoración del trabajo de un maestro, así como sus méritos adquiridos en antigüedad en el servicio, y las condiciones en que se realiza su trabajo. Se reinició la lucha por la implantación de un “Estatuto de Escalafón del Docente Dominicano”.

Dr. Jaime Manuel Fernández

En un escenario de huelgas, el Ministro de educación entonces, Dr. Jaime Ml. Fernández, fue destituido porque trató de hacer un acuerdo con la ADP para superar el conflicto y fue destituido por el presidente Dr. Joaquín Balaguer.

Doctora Altagracia Bautista de Suárez

El 21 de noviembre de 1972, la entonces secretaria de Educación Dra. Altagracia Bautista de Suárez decía que ya no existían razones para la huelga porque el escalafón se aplicaría a partir del próximo año.

El presidente Joaquín Balaguer

El 6 de diciembre de 1972 el presidente Dr. Joaquín Balaguer en un discurso radial y televisivo calificó a los maestros de la siguiente manera, cito: “Esos maestros son aves de paso a los cuales les atrae el servicio porque les ofrece la oportunidad de procurarse una posición burocrática estable y porque gozan de privilegios”.

La mayoría del pueblo rechazó estas frases por tratarse de expresiones despectivas hacia la clase magisterial.

Y sus palabras fueron tomadas como un desprecio al magisterio, porque la vocación era el primordial motivo para llegar a ser maestro. Y porque la carrera era una actividad que daba prestigio a la persona que la ejercía. y porque no había suficientes graduados en formación pedagógica en las universidades, (eran más los egresados de las escuelas normales). Y por el prestigio, que otorgaba a quienes ejercían el magisterio, muchos intelectuales se dedicaron con devoción a ejercerla. De ahí, que todos se sintieron lastimados.

Aunque uno de los aspectos de mayor relevancia en el proceso de las huelgas durante su régimen, era el reclamo a la implementación del escalafón magisterial, esto se dificultaba porque mas del 70% de los profesores que ejercían el magisterio no tenían título pedagógico. La mayoría eran bachilleres o profesionales de otras áreas.

En relación a las huelgas, cuando laboré como técnico en la Secretaría de Educación en los años 80 recuerdo situaciones engorrosas que se presentaron con la ADP, y cancelaciones masivas que se hacían desde la misma. Unas con razón, otras simplemente por rechazar los reclamos de la ADP.  

Ingeniero Pedro Porrello Reynoso

Durante esta huelga que realizó la ADP en 1980, me negué, exponiendo mi cargo, a presentarme en público para ir a detractar la lucha de los maestros. El Sindicato tuvo que enfrentar al ingeniero Pedro Porrello Reynoso, quien presentó a la ADP como responsable de la baja calidad educativa.

Hemos estado conviviendo en una sociedad donde los méritos han sido relegados por la política, donde se valora una titulación sin ningún tipo de aptitud y preparación.

Hemos perdido el norte de qué contenidos son los fundamentales que aprende un niño en su infancia, o un joven en la adolescencia, lo cual se refleja en la implementación de algunos programas y documentos curriculares. Se enseñan contenidos en escuelas, que poco sirven para la vida.

No hemos contribuido al perfeccionamiento de los maestros alfabetizadores, como se hacía en décadas pasadas, con sus consecuencias presentes. Ya vimos el estudio reciente de estudiantes de tercer y sexto curso, sobre el tema de la ortografía, puntuación y legibilidad.

Y esa deficiencia se arrastra desde el proceso de alfabetización.

 Como sociedad hemos sufrido un deterioro de las mejores tradiciones y es lamentable que valores tanto humanos como éticos están en franco deterioro.

Sabemos que la ADP como institución, ha cometido errores como el de ahora, que en medio de una pandemia que aun no termina, pretenden paralizar las escuelas, en medio de crisis de carburantes, crisis de valores, crisis climática, crisis emocional, económica, etc.

Es necesario que los padres ayuden a los maestros y que se formen sociedades de padres y amigos de la escuela para reforzar las acciones de la escuela.

Los maestros pueden dignificar su vocación cada día superándose, estudiando y trabajando por una mejor escuela. 

¿O estamos confiando siempre en que es el Estado solo, quien debe solucionar la baja calidad educativa? Es un esfuerzo conjunto. Y porque te paguen menos la calidad no debe afectarse.

La ADP ha sido garante para frenar actitudes y acciones que algunos ministros han asumido para avasallar, segregar, cancelar y desconsiderar. Revisemos la historia. Pero este no es el momento para huelgas y todos lo sabemos.

Todos los trabajadores de la educación merecen respeto a los acuerdos. Los maestros dominicanos somos una familia. Desde el trabajador de los servicios administrativos de una escuela, hasta el ministro de mayor rango.

En el mes de junio del año pasado, el presidente Luis Abinader manifestó que “este es un gobierno que cree en el diálogo”.

Y él piensa que “juntos” se puede…

Entonces yo me pregunto: Si lo que queremos es mejorar los niveles e índices de nuestra empobrecida educación, porque no escuchar para solucionar los problemas?

¿Cuál es la traba que existe para que se origine una crisis de lanzar a los niños a la calle, después de una pandemia y de haber perdido tantas horas de clases aun con la virtualidad?

Sé que la ADP está defendiendo el uso que se le da al 4%, sé que los problemas de la educación tienen otros intríngulis: escuelas en mal estado, deserciones, comunidades sin escuelas, falta de motivación, agresiones sutiles y otros.

Estoy plenamente segura que a la supervisión escolar hay que darle fuerza, importancia. Se necesitan maestros comprometidos, supervisores escolares que hagan su trabajo y que a través del 4% les asignen los recursos adecuados para supervisar y colaborar con las escuelas con eficiencia.

La profesionalización docente, el entrenamiento para la tecnología, equipos y la mejora de las condiciones de los locales escolares son prioridad, igual que los aumentos salariales.

Apreciados colegas, pensemos en esas prioridades y dejemos esa huelga. El país necesita paz en las escuelas y paz para los niños y las familias. Diálogo es lo que requiere el momento.

Eleanor Grimaldi Siliéeg8526@gmail.com

Eleanor Grimaldi Silié

Educadora. Escritora.