Roberto Valenzuela
“Nos atacaban como endemoniados”, cuentan los cronistas que acompañaban a las tropas haitianas en la Batalla del 30 de Marzo de 1844. Hace 178 aniversario. Con asombro, tratando de buscar explicación del comportamiento belicista dominicano, describen que los soldados dominicanos estaban poseídos del mismo demonio (fenómenos del más allá) arremetiendo contra las tropas haitianas, conformadas por 10 mil hombres.
Sucede que por el lado Norte de la recién proclamada independencia de la República Dominicana, el general haitiano Jean Louis Pierrot tenía el encargo de ocupar Santiago y Puerto Plata.
Pero ocurrió que en Sabana Iglesia, ubicada en las estribaciones de la Cordillera Central, cerca de Santiago, Fernando Valerio, al mando de un grupo de campesinos dedicados al corte y manufactura del tabaco, tendió una emboscada a los invasores.
Después de varios intentos repelidos por la artillería dominicana, ubicada en los fuertes Dios, Patria y Libertad, los fusileros de Valerio entran en acción en el área del cementerio viejo, causando enormes bajas a las tropas haitianas.
El ejército dominicano, más acostumbrado a las labores artesanales del tabaco que a la guerra, en un momento decide soltar los fusiles y tomando los machetes que usaban para sus faenas diarias arremeten a los haitianos en un cuerpo a cuerpo.
Valerio entabló batalla. Al ver que los dominicanos aflojaban, retrocedían con miedo, se lanzó contra el enemigo machete en mano. Luchaba como un verdadero demonio. Arengaba la tropa: ¡Al machete! ¡Al machete! ¡Carajo! ¡Viva la República! ¡Vencer o morir!
La “Carga de los Andulleros” pasó a la historia como una muestra del valor y la decisión del dominicano de ser libres del yugo haitiano, y fue determinante en el resultado de la Batalla del 30 de Marzo.
El andullo
El andullo es un proceso que se inicia secando las hojas del tabaco. Luego son apretadas fuertemente con soga y cubiertas con una yagua, para luego dejarlas colgadas por varios días mientras se les remoja, hasta convertirlas en una “pasta compacta”. Después el tabaco se vende en porciones pequeñas, usadas en pipa de barro llamada «cachimbo» o en cigarros.
De esta forma, hay un gran dinamismo económico en todo el proceso de preparación del terreno, siembra, cosecha, industrialización y comercialización del tabaco.
Ya para esa época, 1844, el tabaco de Santo Domingo gozaba de gran popularidad en Europa, Estados Unidos y otros puntos del mundo. El tabaco dominicano es de gran calidad, compitiendo en los mercados internacionales con el habano (cigarro) cubano.
Fuente: para la elaboración de esta crónica se usaron datos del Archivo General de la Nación (AGN) y de un escrito del doctor Humberto Salazar.
Cronistas haitianos
El programa de radio del AGN realizó dos entrevistas al historiador y general retirado José Miguel Soto Jiménez, en que este mostró datos recopilados sobre los registros que iban haciendo los cronistas haitianos que acompañaban a sus tropas. Jiménez explica que los dos ejércitos haitianos que entraron por el Sur y el del lado Norte tenían narradores, algunos de los cuales eran también oficiales de las tropas haitianas.
Expresó que esos cronistas iban haciendo un levantamiento sobre el comportamiento sociológico del pueblo dominicano en la guerra y los errores que cometen los invasores haitianos.
Estos historiadores hablan sobre la actuación del general Pedro Santana, Antonio Duvergé, José María Inbert, Fernando Valerio y demás combatientes dominicanos.