En República Dominicana, tenemos una comunidad de marianos. En la historia dominicana la virgen de La Altagracia, «Madre Protectora del pueblo dominicano», ha tenido una presencia permanente, porque en los días difíciles, y siempre, es un soporte espiritual. Los ejemplos se remontan a los días de la colonización.
Una versión histórica da cuenta de que el 21 de enero de 1691, las tropas españolas al mando del Gobernador Francisco Segura Sandoval derrotaron a fuerzas francesas en la batalla de Sabana Real de la Limonada y atribuyeron el triunfo a que en medio de temores encontraron en su fe en la Virgen, las fuerzas necesarias para enfrentar y vencer a los franceses y cumplir la petición de los cibaeños para vengar el incendio de Santiago.
A María de la Alta Gracia le ofrecieron que si salían vivos de la batalla, harían que se conociese esa advocación mariana. Por ello, cambiaron la fecha que se dedicaba a la virgen que era el domingo 15 de agosto de 1691 por el día 21 de enero de 1691, para agradecer la victoria de ese día en la Batalla Sabana Real.
De acuerdo con la versión que publica en su obra «Historia de Santo Domingo», el historiador Antonio Del Monte y Tejada, la victoria de los españoles fue lo que motivó que el día la Virgen de La Altagracia se celebre el día 21 de enero de cada año.
Del Monte y Tejada publicó un documento certificado por uno de los jefes que mandaron en la batalla de Sabana Real de la Limonada, el teniente coronel D. José Félix Robles y Losada, en el cual da constancia de que la batalla se tuvo en Sabana Real el 21 de enero de 1691.
Esa versión, también es citada por el historiador José Gabriel García, y como Del Monte y Tejada indica que por la victoria de los españoles frente a los franceses el 21 de enero 1691, se dedica ese día a la Virgen de la Altagracia.
Otra versión da cuenta de que una niña le dijo a su padre que veía a la virgen y le pidió a su padre que cuando viajara le llevara la imagen de la virgen. El padre hizo el esfuerzo para complacer a su hija, pero no la encontró. Cuando pensaba no iba a poder satisfacer el deseo de la niña, fue escuchado por un anciano que estaba en el lugar, quien acercándose le dijo, «pues, aquí tiene usted su encargo, esta es la Virgen de la Altagracia. Llévela a su hija, que esta imagen de la Virgen será siempre la señal definitiva de la protección de María a los habitantes de esta isla». Y entregándosela en un lienzo enrollado, el anciano desapareció.
Las versiones históricas son múltiples, algunas coincidentes, pero lo más importante es que la lección que nos queda es que Nuestra Señora de la Altagracia, es un medio de unidad y una fuente de fortaleza para el pueblo dominicano.
Ojalá en este día su espíritu nos ilumine para continuar adelante hasta alcanzar las transformaciones que requiere la República Dominicana, para ser una sociedad cohesionada que supere las desigualdades sociales que constiuyen las barreras que frenan el desarrollo humano.
2015-01-21 10:14:57