Editorial

Honremos a Juan Pablo Duarte

«Vivir sin patria es lo mismo que vivir sin Honor».

Honremos al patricio Juan Pablo Duarte, con ocasión del 202 aniversario de su nacimiento. Exaltemos su legado. Duarte nació en la ciudad de Santo Domingo el 26 de enero de 1813.

En diciembre de 1821 se produjo la proclamación de la Independencia del licenciado José Núñez, cuyo proyecto fracasó por falta de apoyo externo e interno. Y en 1822, en su niñez, vio la división de los habitantes de Santo Domingo, que posibilitó la ocupación haitiana, la cual se prolongó hasta el 27 de febrero de 1844, cuando fue proclamada la República Dominicana.

Juan Pablo Duarte conoció la desgracia que constituye la ausencia de los valores comunes que unen a un pueblo. Por ello, se empeñó en buscar el interés nacional como realidad que nos aglutine en torno a un objetivo común: la Patria.

Ante la nueva situación que vivió el Santo Domingo Español con la ocupación haitiana, su familia lo envió a estudiar al exterior. Estuvo en Estados Unidos y Europa.

«Los enemigos de la Patria, por consiguiente nuestros, están muy acordes en estas ideas: destruir la Nacionalidad aunque para ello sea preciso aniquilar a la nación entera».

Allí conoció la lucha por la libertad, pero no se quedó para no estar lejos. Retornó para enseñar los conocimientos adquiridos a los jóvenes de su generación. Luego les propuso a sus amigos la creación de una organización política para fundar la República Dominicana, como una nación libre y soberana.

El 16 de julio de 1838, con un grupo de amigos fundó la Trinitaria, la entidad política que hizo posible la unidad de todos los dominicanos y dominicanas que apoyaron el proyecto patriótico.

«No he dejado ni dejaré de trabajar a favor de nuestra santa causa haciendo por ella, como siempre, más de lo que puedo; y si no he hecho hasta ahora todo lo que debo y he querido, quiero y querré hacer siempre en su obsequio, es porque nunca falta quien desbarate con los pies lo que yo hago con las manos».

Cuando fue descubierto, el Gobierno haitiano puso precio a la cabeza del líder independentista, pero eso no fue óbice para que siguiera la lucha.

No vaciló a la hora de asumir riesgos y, sobre todo, por su confianza en lo dominicano. Con orgullo enarboló que se pronunció dominicano cuando esa palabra estaba proscrita. El sacrificio por la Patria lo calificó como un honor. Cuando éramos una aldea colonia de España, Duarte decidió crear un proyecto político que tendría como fin la proclamación de la República Dominicana.

Escuchó voces desalentadoras, pero siguió adelante. Con sus compañeros trinitarios luchó en condiciones difíciles, pero con educación, salud, valor y perseverancia, echaron del territorio nacional a los haitianos que lo ocupaban desde 1822.

«La Nación dominicana es libre e independiente y no es ni puede ser jamás integrante de ninguna otra Potencia, ni el patrimonio de familia ni persona alguna propia ni mucho menos extraña».

Duarte y sus compañeros ofrendaron lo poco que tenían con el objetivo de construir una Nación libre y soberana, basada en un régimen democrático, en el que la justicia sea lo primero.

En consecuencia, el día de Duarte es propicio para retomar el pensamiento duartiano. Es la mejor manera de honrar al Patricio.

Su ejemplo nos enseña a no temer en las circunstancias difíciles y a verlas como obstáculos a vencer, porque siempre habrá una salida. Su ejemplo nos enseña a no ser pesimistas ante las adversidades. En el año 1843 tuvo que salir al exilio, pero desde Curazao se mantuvo entregado a la causa patriótica. Su padre Juan José Duarte, murió cuando él se encontraba en Curazao, pero el hecho en lugar de desanimarlo, lo estimuló a seguir adelante para retornar a honrar los restos de su progenitor.

«Por desesperada que sea la causa de mi Patria, siempre será la causa del honor y siempre estaré dispuesto a honrar su enseña con mi sangre».

Desde Curazao ordenó a su familia vender los bienes que recibió en heredad para ponerlo a la disposición de la causa de la independencia. El objetivo se logró el 27 de febrero de 1844, con la proclamación de la República Dominicana.

De 1844 al presente, imponiéndose a las dificultades el país ha logrado avanzar en distintos sectores de la vida nacional, y entre los logros está la Constitución de 2010 que se fundamenta en el respeto de la dignidad de la persona. Y tenemos pendiente en la agenda nacional producir transformaciones que permitan vencer la desigualdad social que limita el desarrollo dominicano.

Para completar la obra de Juan Pablo Duarte, es necesario garantizar al pueblo dominicano los derechos fundamentales y superar la desigualdad. Cuando lo logremos honraremos al padre fundador de la República.

«Nuestra Patria ha de ser libre e independiente de toda Potencia extranjera o se hunde la isla».

2015-01-26 01:07:43