Editorial

El padre Alemán

El padre Alemán

La muerte del sacerdote y economista José Luis Alemán constituye una gran pérdida para la sociedad dominicana, a la que sirvió ejemplarmente con dos de los valores de la que está urgida: vocación de servicio comunitario e integridad tanto en los juicios como en la actuación personal.



En apoyo siempre incansable y entusiasta a la labor pastoral de los jesuitas, orden a la que pertenecía, había sufrido la fractura de sus piernas en Gurabo al caerse en la iglesia de ese municipio, donde ayudaba en el Centro Belarminio.



A lo largo de su existencia hizo suyo el credo humanístico de la Compañía de Jesús, que en su principal postulado reza: “Somos seguidores de Cristo en vida comunitaria consagrada a Él para el servicio de la fe y la promoción de la justicia social”.



Como académico se distinguió por su capacidad en el campo de la economía y la formación que ofreció a varias generaciones de profesionales que se han destacado en su ejercicio y que siempre admiraron al profesor, al amigo y al hombre de bien que era el padre Alemán.



Su muerte es particularmente sensible para la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), en cuyas aulas estuvo toda una vida dedicado a la enseñanza y a fomentar la comprensión del desarrollo desde una óptica esencialmente humana.



De carácter apacible pero de recia personalidad, el padre Alemán se había ganado una sólida reputación al exponer con claridad y defender sus teorías y opiniones, las cuales partían de un conocimiento que se actualizaba constantemente.



Esta condición de acucioso investigador le permitió desarrollar una amplia labor de formación de recursos humanos con el nivel requerido para un desempeño con calidad y capacidad, a fin de comprender los problemas propios de la economía en el mundo actual.



Al igual que la Compañía de Jesús, una organización que ha vivido entre la alabanza y la crítica, siempre en la polémica, el padre Alemán no estuvo exento de intentos de descalificación por sus juicios honestos y muy certeros.



Con la nobleza de ánimo que le caracterizaba, respondía a sus contados inquisidores con un arma invencible: las ideas argumentadas en el conocimiento y la razón.

El Caribe26122007

2007-12-27 02:47:43