Tony Gutiérrez
Patricia fue un ser que se autoconstruyó como una mujer hecha a base de besos y ternura. No me imagino a Patricia sin esa exquisita sonrisa que siempre adornaba su boca. Y si la veíamos bailando, retozando con el viento al ritmo de la música: entonces había que buscarnos en la estrella más lejana.
Ella se sumergía en lo más profundo de nuestras almas. Patricia danzaba dentro de nuestros corazones. Y, al final de ese viaje cósmico, siempre asomaban las lágrimas del deleite espiritual en nuestras mejillas. Justo donde penetran brillantes los haces de luz en nuestras ojos.
Eso era Patricia: Un trazo de luz que coqueteaba con el viento y las música. A veces no sabíamos si Patricia era la música o si era el viento.
Y ahí, precisamente, quedará su alma dentro de la mía. Como un tatuaje invisible. Su corazón también de bailarina quedará dentro del mío, como una hermosa matrioska rusa hecha de amor y pura poesía.
Ahora vuelas,
amada musa,
Dentro de nuestras almas atormentada
Pero felices por haberte conocido
Y de haber disfrutado este viaje hermoso
Llamado vida.
Ahora vuelas
Como la hermosa mariposa
de una eterna primavera.
