En los campos de la República Dominicana, con mucha frecuencia, los hombres y mujeres que tienen sentido de la prudencia, dicen que en las personas sabias hay una característica que la diferencia de los seres irracionales, es lo que denominan como el sentido común.
Es un comportamiento que debe de ser consustancial a la humanidad, es decir, una cualidad que no tiene que indicarla ningún texto legal o norma de convivencia. Es la que nos permite comprender la lógica de las realidades cotidianas.
En los campos dominicanos se la denomina sentido común. Es lo que explica la dimensión de la sabiduría de los campesinos criollos, la cual en ocasiones impresiona a los extraños.
Monseñor Fernando Arturo de Meriño, dejó como parte de su legado el aprecio por la sabiduría campesina. En una oportunidad dijo: «cualquier campesino dominicano da para obispo y a cualquier pueblita le hace un flú».
En las discusiones públicas a veces se pierde de vista el sentido común, y por eso se escuchan ideas tan extrañas o ilógicas, como es la de considerar que los males y deficiencias que sufre la sociedad, se pueden solucionar con la simple creación de nuevas resoluciones y leyes.
Lo cierto es que en la República Dominicana muchos males y dificultades se superarán a partir del instante en que se confiera valor al sentido común y la colectividad nacional se acoja siempre a la ley, y nadie ignore la Constitución de la República.
Hacer lo contrario, es perder tiempo. ¿De qué vale que pensemos en nuevas normas y leyes si no se aplican las que tenemos?
2012-07-18 21:53:22