De Sonia Silvestre podemos decir que fue una artista exquisita que cantó a la vida y a la esperanza. Cantó al amor y a la solidaridad. Que fue una mujer abnegada y altruista. Que nació y se hizo adulta en circunstancias difíciles para la República Dominicana.
Sonia Silvestre fue una de las voces de la generación que luchó por la conquista del respeto de los derechos humanos y un país de inclusión social. Los riesgos los asumió como parte del compromiso social. Como ha dicho el ministro de Cultura José Antonio Rodríguez: «además de una exquisita cantante, fue una mujer de elevada sensibilidad social, solidaria y patriota, «por lo que es merecedora de una despedida especial por parte del pueblo dominicano». Ciertamente se ha apagado la voz física de una artista de cualidades extraordinarias, pero sobre todo Sonia Silvestre: «noble y digna mujer, ejemplo de dominicanidad, excelente amiga, gran patriota, buena compañera y de un elevado sentido de solidaridad».
El preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que en los años juveniles de la generación de Sonia molestaba a los sustentantes de la intolerancia, se lo aprendió para mantener viva la aspiración de una sociedad que sea capaz de respetar todas las ideas aun cuando no las compartas.
Sonia creía, como dice el preámbulo: la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana; y que la aspiración más elevada del hombre es, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias. También aprendió a comprender que es esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión.
Sus conocimientos e inteligencia le enseñaron a valorar los logros institucionales del país. Ella fue de una generación que luchó contra la opresión y por una sociedad cohesionada por la inclusión social.
Su formación y su sensibilidad la convirtieron en un artista que pudo contribuir al proceso de avance democrático que demandaba el país en los días de la intolerancia.
Su práctica de vida y las canciones que nos deja como parte de su legado, la mantendrán viva en la memoria nacional. La recordaremos como la artista extraordinaria, solidaria y patriota.
Nuestras condolencias a la familia de Sonia en las personas de su esposo José Betancourt, y sus hijos Andrés y Eloísa Estela Betancourt Silvestre.
Toca al pueblo dominicano despedir a Sonia con los honores que merece un ser especial, una parte del alma nacional.
El pueblo dominicano se debe unir al homenaje.
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2014-04-20 08:56:04