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Togarma Rodríguez, presidenta de BRA Dominican.
DISCURSO TOGARMA RODRIGUEZ
CONFERENCIA BRA 2020
23 de octubre de 2020
DISCURSO TOGARMA RODRIGUEZ
Luego de escuchar las magníficas exposiciones que me han precedido, solo no queda
enfatizar sobre la necesidad de promover una política responsable de igualdad de
género durante el delicado y urgente proceso de rescatar, estabilizar y relanzar la
economía local post la pandemia COVID-19. Ciertamente, nos urge rescatar la
economía, palabra que de tanto usarla hemos perdido su significado original y que en
este momento propongo retomar.
La palabra economía antes que significar un sistema de producción, distribución,
comercio y consumo de bienes y servicios de una sociedad o de un país, representó el
gobierno de la casa, pues para para los griego, Oikos, que significa casa, familia y
nomos ley, hacía referencia a la idea de cómo administrar la casa, la familia.
Si, la casa, la familia, la estructura fundacional de la sociedad occidental, la base de la
economía, que una vez fue la unidad de producción de bienes y que hoy suponemos
sea una de producción de afecto y protección para todos los miembros que integran la
casa. Sin embargo hoy por hoy, es el lugar donde más violencia se genera, violencia
que se ha visto desbordada durante la cuarentena del COVID 19.
Según datos revelados por el reciente estudio realizado por el PACAM, durante la
pandemia, específicamente entre los meses de marzo y agosto de este año, el 100%
de las mujeres entrevistadas manifestaron haber sufrido violencia psicológica, el 74%
violencia física y el 56% violencia sexual; un 68% expresó también ser objeto de
violencia económico-patrimonial. Seis de cada diez aseguraron haber sido amenazadas
de muerte por sus parejas. Sin embargo, en un 72% de los casos no denunciaron a los
agresores. Al momento del estudio una tercera parte de estas mujeres laboraba, en
tanto que el 26% estaban desempleadas y solo el 22% contaba con negocio propio.
Como resultado de este estudio se observa que durante el periodo de pandemia se han
agudizado las desigualdades ya existentes, evidenciando las deficiencias de nuestro
sistema social, político y económico. Tal como expresa Phumzile Mlambo-Ngcuka
(Directora Ejecutiva de ONU-Mujeres), la pandemia «ha provocado una crisis que
trasciende lo sanitario y cuestiona aspectos fundamentales del modo en que hemos
organizado las estructuras sociales y económicas. Las mujeres ganan menos, ahorran
menos, tienen empleos menos seguros, y tienen más probabilidades de estar
trabajando en la economía informal y, en consecuencia, de tener un nivel inferior de
protección social.
Y es que esta pandemia que nos arropa, ha dejado al descubierto el verdadero sistema
económico que nos rige. Un sistema económico que reproduce elementos patriarcales que
hacen de la mujer un objeto sobre el cual se ejerce la violencia, cuando la economía, en
tanto que ley reguladora de nuestras casas, debería estar permeada por criterios de
justicia y equidad, constituir una fuente generadora de igualdad entre los géneros que
habitan la casa, haciendo que las mujeres y los hombres compartan de forma igualitaria
la distribución del poder y oportunidades de acceso a los medios de producción para
desarrollar el proyecto de vida que cada quien tiene a bien valorar, tal como propone
Amartya Sen, desde su enfoque de las capacidades. Este enfoque nos plantea que la
calidad de vida y el bienestar constituyen la expresión de la verdadera libertad y no
así los fríos indicadores macroeconómicos.
Desde esta perspectiva, el empoderamiento como proceso de adquisición de poder,
persigue alcanzar la capacidad de ser, de expresarse, de tomar decisiones sobre
nuestras propias vidas, por esto, mientras se siga denegando a las mujeres su voz en
las decisiones que afectan a sus vidas, no podremos hablar de estado de garantías de
derechos, pues la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres son vitales
para la realización plena de los derechos humanos en el seno de la comunidad
nacional. La igualdad entre los géneros no solo es un derecho humano fundamental,
sino que es uno de los fundamentos esenciales del desarrollo.
En ese sentido, el desarrollo no debe medirse con otro indicador que no sea el
aumento de las libertades de los ciudadanos y ciudadanas, entendida como la
construcción de entornos en los cuales se exprese la libertad individual de poder
desplegar las capacidades y las más preciadas aspiraciones de los seres humanos, a
lo que hemos apostado desde BRA desde ya hace un tiempo.
En el marco de su «Iniciativa Empoderamiento de las Mujeres,» contenida en su plan
estratégico (2018-2023), BRA involucra a mujeres y niñas de las zonas rurales del país
en la búsqueda de promover el equilibrio económico en un segmento de la población
extremadamente vulnerable. La experiencia de BRA en este campo de trabajo se
remonta al 2009 cuando colaboró con la Agencia de los Estados Unidos para el
Desarrollo Internacional (USAID) y del Departamento de Agricultura de los Estados
Unidos (USDA) para desarrollar programas agropecuarios, cooperativas de
empoderamiento de las mujeres que beneficiaron a más de 35 mil personas en las
regiones rurales y fronterizas de República Dominicana y Haití.
En programa integral que desarrolla BRA en la actualidad, abraca una 5 mil mujeres a
quienes ofrece no solo ofrece capacitación y microcréditos, sino que también ofrece
acceso a la salud materno-infantil, nutrición, agua potable, atención primaria y de VIH,
medicamentos, multivitaminas y educación sanitaria preventiva abarcando a la familia.
En los bateyes y otras comunidades de la provincia de Monte Plata y el Municipio de
Guerra, por ejemplo, se ha alcanzado a más de 680 mujeres de manera directa,
beneficiando a igual número de familias a través de actividades de capacitación técnica
vocacional para la crianza de animales, producciones agrícolas de distintos rubros,
elaboración de productos de belleza y de limpieza del hogar, estrategias de mercado,
manejo y optimización de los recursos, diseño de pequeños proyectos y elaboración de
pequeños presupuestos, emprendurismo y empoderamiento, entre otros. De igual
forma, se han capacitado y entrenando a mujeres y niñas través de charlas y talleres
en distintos temas de prevención de enfermedades y promoción de la salud, nutrición,
prevención de VIH/ITS/TB, manejo de agua y alimentos, higiene, saneamiento y
atención ante desastres naturales y salud ambiental en general.
En estas actividades se involucran en las distintas actividades los niños y los hombres,
participando de manera activa en las actividades, haciendo énfasis en las buenas
prácticas de convivencia, crianza positiva, entre otros temas que apoyan el
fortalecimiento de las familias.
Se ha beneficiado a más de 620 mujeres con un plan de microcrédito, entregando
materiales y productos en especie para emprender o fortalecer pequeños proyectos en
sus comunidades. Dentro de los proyectos ejecutados por las mujeres están las
producciones agrícolas, crianza de animales, pequeños negocios como colmados,
ventorrillos, frituras, salones de belleza, venta de ropas, entre otros, beneficiando a
más de 2,790 personas, contribuyendo así al desarrollo de la economía de las familias
y las comunidades.
En inicios del año 2020 nos planteamos un nuevo año de proyectos para el
fortalecimiento de la iniciativa Empoderamiento de las Mujeres. Las metas, objetivos y
actividades a realizar se hicieron en base a las necesidades de cada familia, tomando
en cuenta también las necesidades de las comunidades; sin embargo, a mediados del
mes de marzo bajo los efectos de la pandemia que ha causado gran alteración en las
actividades cotidianas de la gente, la crisis sanitaria, el gran impacto en las personas,
las familias y las comunidades repercutiendo de manera directa en la economía y el
desarrollo. Esta pandemia, como en muchos otros ámbitos en todo el mundo, ha
sugerido cambios en los enfoques y los lineamiento y estrategias de los programas;
requiriendo de más flexibilidad y una mayor demanda de apoyo a las familias y de las
comunidades afectadas. BRA a través de sus programas sociales, ha venido en auxilio
de las familias y constituye un alivio en estos tiempos de crisis.
Para contrarrestar los efectos negativos a los proyectos en ejecución, en BRA hemos
elaborado un plan de contingencia que consiste en un mecanismo de rescate
promoviendo la renegociación de los recursos a los proyectos que fueron severamente
afectados por los estragos que ha causado la llega del COVID-19 en el país. Para la
ejecución de todas estas intervenciones ha contado con el apoyo y la alianza
estratégica de distintas entidades internacionales y locales; con las cuales se han
aunado esfuerzos que contribuyen a mejorar la calidad de vida de la gente.
A estas iniciativas se suma la propuesta de un sistema regional de recuperación
económica para mitigar los efectos del COVID-19, presentada por nuestro CEO, Ulrick
Gaillard a los principales medios de comunicación del país, el pasado mes de abril. En
esa ocasión el Dr. Gaillard enfatizó sobre los efectos de la recesión económica
acentuada por la pandemia sobre las mujeres y las niñas, en especial las de la zona
rural, ya que muchas dejarán de trabajar o de ir a la escuela para cuidar a los enfermos
en casa. Otras usarán los ahorros de su vida o los ingresos de su micro-empresa para
cubrir gastos urgentes derivados de la pandemia. Sin una inclusión, a no muy largo
plazo, millones de ellas se quedarían desprotegidas y se sumergirán aún más en las
relaciones abusivas y la pobreza.
Enfrentar esta amenaza, requiere aunar los esfuerzos de entidades pública y privadas,
en una estrategia bien diseñada, con acciones bien definidas y medibles donde todos
los miembros de los sectores estén igualmente involucrados. De hecho, nuestras
autoridades, ya han anunciado que el gobierno dominicano trabaja en una estrategia
post covid, para un plan de reactivación con miras a la estabilización, reconversión y
aceleramiento del sistema productivo nacional y así lograr un crecimiento de la
economía más allá de las proyecciones actuales. Se enumeraron medidas financieras,
fiscales, monetarias, sanitarias, las mismas que han y seguirán generando desigualdad
y tragedia si no se va más allá de proteger el consumo de las familias y la liquidez de
las empresas, elementos básicos de una sociedad de consumo marcada por la
impronta neoliberal, que dejan fuera elementos del desarrollo humano y que por demás
reproducen las estructuras patriarcales generadoras de inequidad y violencia. Si
queremos echar a nadar nuestra economía, deberá ser arrimando hombros de igual a
igual, empoderando a la mujer, transformando las estructuras de subordinación y las
instituciones que refuerzan y perpetúan la dominación masculina.
Bajo estas circunstancias, promover una política responsable de igualdad de género
durante el delicado y urgente proceso de rescatar, estabilizar y relanzar la economía
local post la pandemia COVID-19, requiere abandonar los intereses hegemónicos
masculinos, incluyendo el enfoque de género, es decir incorporando la perspectiva de
la mujer a la hora de elaborar las políticas fiscales y los procesos de gestión financiera
y presupuestaria, empoderando a la mujer, en resumen, como diría Hilde Hardeman,
Jefa del Servicio de Instrumentos de Política Exterior (FPI) de la Comisión Europea:
Ahora, nuestros esfuerzos deben centrarse en situar a las mujeres en el núcleo de la
recuperación.
Gracias a todos y a todas por asistir.
2020-10-23 13:32:21