(archivo) Federico Velásquez
Por Héctor Tineo Nolasco
Diariodominicano.com
SANTO DOMINGO, el 8 de febrero de 1907, fue firmada en la ciudad Santo Domingo, la Convención Domínico-Americana, en virtud de la cual Estados Unidos pasaría a administrar las aduanas de la República Dominicana.
El convenio desató un movimiento de protesta porque se consideraba antipatriótico, pero los negociadores dominicanos Emiliano Tejera y Federico Velásquez, sostuvieron que era la única solución posible ante las continuas demandas de los acreedores europeos y frente a la insistencia de Estados Unidos para que el Gobierno dominicano pusiera en orden sus finanzas.
Al asumir el control de las aduanas, Estados Unidos se comprometió a pagar con los ingresos a los acreedores externos e internos. La Convención Dominico-Americana fue ratificada por el Congreso dominicano el 3 de mayo de 1907.
En virtud de ese convenio, la República Dominicana se comprometió a entregar el control y la administración de las aduanas al Gobierno de los Estados Unidos hasta tanto el país pagara la deuda a los acreedores estadounidenses.
La Convención Dominico-Americana también obligaba al Gobierno dominicano a no modificar su tarifa aduanera ni a aumentar su deuda pública sin el consentimiento previo del Presidente de los Estados Unidos.
El acuerdo que ratificó el Congreso dominicano el día 3 de Mayo de 1907, también dispuso que para el pago de la deuda, el 50 por ciento de los ingresos aduanales se depositarían en un banco de Nueva York, y un 5 por ciento se destinaría para el pago de los empleados de la Receptoría, y el restante 45 por ciento se entregaría al Gobierno dominicano para los gastos administrativos.
En el artículo 2 de la Convención Domínico-Americana, se estableció que para el cumplimiento de los deberes del Receptor General de Aduanas, que nombraría el Presidente de los Estados Unidos, su Gobierno le daría al funcionario y a sus auxiliares toda la protección que considerara necesaria cuando el Gobierno dominicano se encontrare imposibilitado para prestarla.
La Convención Dominico-Americana, que ratificó el Congreso dominicano, el 3 de Mayo de 1907, le permitió al Gobierno de Estados Unidos tener un control de la vida financiera de la República Dominicana y el derecho a intervenir en los asuntos políticos dominicanos cuando entendiera que el funcionamiento de la Receptoría General de Aduanas y el cobro de sus intereses estuvieran en peligro.