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Rosa Duarte: en su Bicentenario. Mujer excepcional


Rosa Duarte: en su Bicentenario. Mujer excepcional.

Eleanor Grimaldi Silié.

Rosa Protomártir Duarte, Procede de una familia de clase media con gran arraigo en la sociedad dominicana. Nació el 28 de junio de 1820, en Santo Domingo, y fue bautizada en la Catedral.

El próximo día 28 de junio, se cumple el Bicentenario de Su Nacimiento. El cual nos ha tomado en medio de una Pandemia y una campaña política.

Su familia vivió en una ciudad muy pequeña donde no había más de 15,000 habitantes y pocas viviendas. Época de pobreza material, política e intelectual, lo cual impedía que surgieran pensamientos avanzados que albergaran ideas de independencia. Su padre Juan José Duarte era español, comerciante. Su madre Manuela Díez dominicana, de la Villa de Santa Cruz de El Seybo. En 1843 al enviuda y a petición de su hijo, puso los bienes de su familia al servicio de la Patria. Calificada por algunos historiadores: «Dama de altas prendas morales y de virtudes acrisoladas…»

Su padre se cree llegó a la parte Este de la Isla, después de la firma del Tratado de Basilea en 1795. Y luego que las tropas de Toussaint ocuparon la parte Este en 1801, salió con su familia hacia Puerto Rico. Y allí nació Vicente Celestino, hermano que acompañó a Duarte en varias misiones.

Eleanor Grimaldi

Según algunos documentos Don Juan José Duarte, había estado involucrado en los inicios de la ocupación de 1822, en labores pro independencia, pero que no se pudieron materializar.

El matrimonio de los Duarte Díez procreó once hijos, varios de los cuales fallecieron muy jóvenes. Aunque algunos documentos históricos no precisan cuántos hijos fueron, la mayoría coincide en el número de once. Otros dicen que 12 pero no hay rastros escritos sobre este último número.

Existen algunos antecedentes para analizar la incursión de esta familia en la vida política nacional. Recordemos que en la parte Este de la Isla hoy República Dominicana, en 1808, se derrotó el dominio francés y se volvió al dominio español, y que, en 1821, se declaró la Independencia Efímera.

Acontecimiento que inició la chispa para encender los aprestos de la Independencia. Y aunque se derrocó el dominio español puso a la parte Este, bajo la protección de la Gran Colombia, manteniendo la esclavitud. No obstante, los aprestos por parte de algunos dominicanos que realizaron llamamientos a los gobernantes haitianos. Y el interés de Boyer de unificar la isla bajo un solo gobierno, en medio de una crisis económica y social, dio como resultado el largo proceso de 22 años de Ocupación, la cual sirve de escenario para convertir al Patricio, en un gran líder.

Dos de sus hermanos desempeñaron un papel protagónico en la vida de Juan Pablo Duarte y a su vez en la vida política en los aprestos hacia la independencia. Vicente Celestino, y Rosa.

Vicente Celestino participa activamente en las labores de febrero y fue uno de los seis miembros de la comisión dominicana que concertó con los delegados de Desgrotte, la honrosa Capitulación que puso término a la ocupación haitiana el 28 de febrero de 1844.

Además, acompañó a Duarte en algunas misiones políticas.

Rosa Duarte desempeña un papel primordial en el proceso de colaboración activa con la Sociedad Secreta La Trinitaria. Firme luchadora por el ideal independentista y una protectora del legado histórico de su familia. Hermana predilecta de Juan Pablo en quien él confiaba.

Vivió ella en una sociedad donde el accionar de las mujeres era limitado, conservador. En el núcleo familiar solo acataba normas religiosas cristianas y los valores hispánicos culturales. La población era escasa, y la mujer solo se dedicaba a casarse, realizar labores domésticas y educar hijos. Sabemos que fue una acción arriesgada y atrevida, la de que una mujer se dedicara a labores políticas y organizativas para contribuir a derrocar un gobierno de la índole que fuere.

Convirtió en balas planchas de plomo que obtuvo del almacén de su padre Juan José Duarte y aportó su apoyo a actividades de la Sociedad La Filantrópica, participando junto a sus hermanas y amigas en obras teatrales que presentaban en el edificio de la Cárcel Vieja, situado al lado del Palacio de Borgellá, frente al Parque Colón, desde donde creaban conciencia sobre la causa de la Independencia. Y la opresión por la que atravesó la población.

Las representaciones se hacían para levantar el espíritu público y servían para obtener recursos con los cuales podían comprar municiones y cubrir los gastos que se relacionaron con los emisarios que enviarían a desempeñar misiones y a motivar a la población para favorecer las labores de independencia en diversas partes del país.

Un año después de la declaración de la independencia, en 1845, Rosa tuvo que marcharse a Venezuela, luego de que fuera condenada al destierro y deportada junto a su madre y sus hermanos: Filomena, Manuel Amáralos y Francisca. Abandonaron el suelo dominicano para irse a Venezuela. Allí se reúne Duarte con su familia y fija su residencia en Caracas. La luchadora al salir al exilio, dejó a su prometido Tomás de la Concha, destacado febrerista, quien fuera fusilado en 1855 junto al prócer Antonio Duvergé.

Vivieron sin comodidades, y nunca regresaron al país, a excepción del mayor, Vicente Celestino; y el propio Juan Pablo Duarte, quien intentó regresar y sabemos que luego se alejó a la tierra de Bolívar hasta su muerte por razones históricas conocidas. Allí algunos se dedicaron a actividades comerciales.

Desde el exilio, Rosa Duarte se mantenía animando a los patriotas que constantemente visitaban su casa en Caracas, estimulándoles a seguir en el empeño de liberar definitivamente al país. Desde allí, junto a su hermana Francisca, confeccionaron una bandera dominicana en seda, la cual enviaron al Ayuntamiento de la Ciudad de Santo Domingo.

Por el relato de Rosa Duarte se conoce cómo comenzó su hermano Juan Pablo a gestar las ideas que lo condujeron a crear La Trinitaria y a la liberación de su patria de la dominación haitiana.

En sus escritos dice: «Dios me ha conservado la facultad de pensar y recordar y también me ha concedido el sagrado derecho de protestar contra los traidores a la Patria». Ella aportó a la historiografía nacional el conocido diario, que recoge valiosos testimonios sobre el proceso independentista y la vida de su hermano.

Describe los aportes que hizo al desarrollo cultural y político de los jóvenes de su época. En sus apuntes indica que Juan Pablo actuaba con un espíritu patriótico y a todos los jóvenes que acudían a sus clases «los enseñaba con gusto sin hacer distinción de clases ni colores, lo que le atraía una popularidad incontrastable».

Los apuntes constituyen una fuente importante para conocer la etapa de lucha de los trinitarios y las dificultades que enfrentaron. Fueron publicados por el Instituto Duartiano en el año 1970.

Y son un aporte de incalculable valor para nuestro país, y considerados por Don Emilio Rodríguez Demorizi como el «Nuevo Testamento» de nuestra historia, ya que a través de sus escritos, se han podido conocer los detalles de aquellos años de conspiración y de trabajo por la liberación de la Patria.

El historiador Vetilio Alfau Durán al destacar la calidad moral de Rosa Duarte, en «Mujeres de la Independencia», dice: «Mujer extraordinaria por la generosidad de su espíritu, por su amor a la patria y por su devoción a la causa santa que encarnó su hermano, el mármol la reclama. Debe vivir en él como vive palpitante en el agradecido corazón del pueblo por cuya felicidad hizo las más bellas ofrendas».P ORTADAVIVIR

Aunque en 1883 el estado dominicano ofreció facilidades para el retorno de la familia Duarte. Rosa Duarte intentó regresar, pero Manuel que era menor que ella, con trastornos mentales, no quiso regresar, y ella por solidaridad, se quedó en Caracas para cuidarle.

En una carta dirigida a Don Emiliano Tejera en 1885, las hermanas de Duarte le manifiestan su deseo de regresar y en un párrafo de la carta dicen: «Vayamos a morir donde se meció mi cuna, en donde únicamente se encuentra el verdadero reposo, la verdadera felicidad».

En otra misiva al mismo Tejera, pero de 1888, lamentan «la deplorable situación que está atravesando el país», reconocen que «en particular somos nosotros (los culpables), que en lugar de andar errantes debíamos haber vuelto a morir al pie de nuestra bandera».

Pobre y envejecida, la solidaria hermana del prócer Juan Pablo Duarte murió en Caracas, Venezuela, el 26 de octubre del 1888 luego de padecer un doloroso exilio.

En el año 2018, fue declarada «Heroína Nacional » por la Cámara de Diputados de la República Dominicana; ella merece un cenotafio que cumpla, de manera simbólica su deseo de retornar a la patria que ayudó a liberar.

En el 2020 Aniversario del nacimiento de Rosa Duarte Díez, queda en manos del actual Gobierno construir un Cenotafio que sirva para mantener viva la memoria de una importante mujer que ofrendó gran parte de su vida junto a su hermano, por la causa de la liberación nacional. Y que a través de las escuelas dominicanas, se le rinda el merecido tributo a su memoria. ¡Loor a ti Rosa Duarte!

De la autora

Eleanor Grimaldi Silié.

Escritora y educadora.

2020-06-14 20:01:42