(Esta mundanidad que sufrimos todos,
y que nos acorrala sin clemencia;
es retoño del mal espíritu,
descendiente de la maldad)
Todos los días, al romper la aurora,
me hago el propósito de entender,
que la vida es para vivirla, amando,
que el camino es para compartirlo,
despojado de todo poder mundano,
pues sólo así se puede llegar a Dios.
Amarle es darse, donarse y quererse,
perdonarse y rehacerse, reavivarse
y reproducirse en el verso que soy,
por el que me crezco y me levanto,
hasta trascender el alma con el alba.
En esta virtud está nuestro pedestal,
junto al querer que es nuestro sustento;
no pongamos límites al horizonte,
abracémonos a la Cruz que nos une,
que todo por sí mismo es comunión,
sujeción hacia sí, respeto hacia todos.
Por eso, líbranos Señor, de todo mal,
haznos más corazón que cuerpo,
exímenos de este ruin brío terrenal,
permítenos volver a ti y descansar,
ya que sólo en ti, se yace en armonía,
y únicamente por ti, se yergue el bien.
Víctor Corcoba Herrero
corcoba@telefonica.net
16 de febrero de 2019.-
2019-02-16 22:08:15