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Por Eleanor Grimaldi Silié
La historia dominicana es rica en episodios: victorias, intrigas, pasiones, gestas heroicas y algunos flagelos. Es imposible recoger en pocas líneas la labor educativa de Juan Pablo Duarte en favor de la Independencia
Hoy el país le rinde un mensaje de recordación.
Aquí solo ofrecemos algunas pinceladas relacionadas con su labor educativa.
¿Por qué hablo de magisterio?.
Su magisterio.
Del latín magisterĭum, magisterio es el cargo o profesión de un maestro y la enseñanza que éste ejerce con sus alumnos.
El magisterio es la actividad general de aquella persona que tiene por ocupación o profesión la enseñanza de sus alumnos, y la transmisión de conocimientos y experiencias.
Si analizamos el perfil de un educador que ejerce un magisterio y lo comparamos con lo que realizó Duarte, vemos como sus conocimientos, habilidades, destrezas en lo personal e intelectual, las puso al servicio de la causa libertadora.
Partiendo de estas definiciones, podemos decir que Duarte sí ejerció un magisterio, que, aunque no se relacionaba con la educación primaria ni secundaria, sí lo llevó a cabo, a base de su compromiso, y lo consideramos como el maestro e ideólogo primordial de la independencia nacional.
Hoy conmemoramos el nacimiento de quien nació un 26 de enero del año 1813, en la época histórica conocida como La España Boba, que transcurrió desde agosto de 1809 hasta diciembre de 1821. Fue bautizado el día 4 de febrero de 1813. Sus padres Don Juan José Duarte español de Vejer, lugar de la frontera y doña Manuela Diez Jiménez, dominicana nativa del Seibo. Su familia era de clase media, con un gran arraigo en la sociedad dominicana de la época.
Fue iniciado en las primeras letras por su madre y por una señora de apellido Montilla.
De la escuela de párvulos de la señora Montilla pasó a la escuela primaria de varones y luego inició estudios con el profesor Manuel Aybar.
Duarte fue un hombre con vocación educadora y patriótica; encarnó la capacidad de liderazgo necesaria en momentos en que sus ideas de libertad y patriotismo, lograron obtener la colaboración de ciudadanos que se integraron a la causa de la independencia.
No abarcaremos el proceso que vivió durante las luchas de independencia, sino solo aquellos aspectos que considero acompañaron a Duarte en los inicios de la materialización de su ideal y su vocación de maestro.
Desde jovencito, supo cultivar su intelecto, el cual fue más enriquecido con sus viajes a Europa y Estados Unidos.
Un hombre que creyó en él, en sus compañeros y sobre todo en su Patria. Podemos decir que fue un hombre inspirado.
Desde muy joven se sintió atraído por enseñar y más aun después de haber progresado tanto en sus conocimientos a través de sus viajes.
Y esa vocación de enseñar, la unió a sus ideales patrios y por eso, conformar la Trinitaria, fue su primera gran acción educadora: organización que siguió el modelo de otras sociedades secretas como la de los carbonarios, porque él sabía que solo a través de una organización de carácter clandestino, podía lograr asumir la difícil tarea de contribuir a independizar la Patria.
La Carbonaria, era una sociedad secreta revolucionaria que actuó en Italia, Francia y España, a principios del siglo XIX. Fundada en Italia cerca de 1810 y tenían una ideología basada en principios libertarios y que se hacía notar por un marcado anticlericalismo. Su nombre de Carbonaria, le viene, porque se congregaron en cabañas de carboneros, de donde tomaron su nombre.
En una expresión de Duarte a su amigo José María Serra, al decidirse a luchar por la independencia, le dijo: ¡No más vergüenza!, si los españoles tienen su monarquía española y Francia la suya francesa; si hasta los haitianos han constituido la República Haitiana, ¿Por qué han de estar los dominicanos sometidos?. Dejaba claro que, si los demás países eran libres, porqué los dominicanos no podían aspirar a la libertad? Y también traducía en esta frase, la aspiración de contribuir a conformar una República libre y soberana.
Ahí esta la clave de su inspiradora tarea que lo lleva al proceso de educar a los participantes del movimiento pro independencia.
El 16 de julio de 1838, después de algunos preparativos, en la casa de doña Josefa Antonia Pérez de la Paz (Chepita), frente a la iglesia del Carmen, fundó junto a sus amigos la Sociedad Secreta La Trinitaria. Con esta fundación se inician los preparativos del proyecto liberador.
Esta sociedad integrada por grupos de tres en tres, los cuales debían buscar dos cada uno, quedó iniciada por sus primeros miembros: Juan Pablo Duarte, Pedro Alejandrino Pina, Juan Isidro Pérez, Felipe Alfau, José María Serra, Jacinto de la Concha, Juan Nepomuceno Ravelo, Félix María Ruiz y Benito González.
Firmaron y sellaron su juramento que iniciaba con estas palabras: “En el nombre de la Santísima, Augustísima e indivisible Trinidad de Dios Omnipotente… y al final dice: Así lo prometo ante Dios y el mundo, Si tal hago, Dios me proteja; y de no, me lo tome en cuenta, y mis consocios me castiguen el perjurio y la traición si los vendo”.
Sus ideas patrias y cristianas estaban evidenciadas en el juramento y en su accionar.
José María Serra para referirse al momento en que se realizó la fundación de La Trinitaria afirmó: “Comenzaba en este momento a salir la procesión. ¡Felíz augurio! Nuestra sociedad se instalaba entre música, profusión de cohetes, repiques de campanas y esa alegría característica de nuestro pueblo que da vida aún a las mismas cosas inanimadas”.
En su vocación de enseñar para conquistar a un mayor número de adeptos fundó además La Filantrópica y La Dramática. Era una manera de realizar actos culturales en la primera, que funcionó en la calle Pedro Alejandrino Pina hoy 19 de marzo. Luego en 1840 fundaron La Dramática, en la cual casi todos participaron representando obras como actores. Igual sus hermanas, sobre todo Rosa Duarte, quien fue una gran colaboradora de su obra pro independencia. Y a través de sus apuntes, hemos conocido la vida y labor patriótica de su hermano. También mujeres febreristas y valientes, realizaron labores propias de un momento en que la clandestinidad se imponía.
Su obra educativa maestra lo fue La Trinitaria y luego las sociedades La Dramática y La Filantrópica. Fue una estrategia muy importante de preparar al pueblo políticamente y también infiltrar ideas de libertad para crear conciencia de la necesidad de continuar el proyecto independizador. Sobre todo, en un momento en que existía una gran represión por parte del gobierno haitiano.
Duarte que conocía desde Europa, la importancia de los dramas en la concienciación política, hizo lo mismo con La Filantrópica, la cual se fundó luego de disuelta la Trinitaria. pero no obstante ya disuelta los jóvenes seguían con la idea de continuar luchando y lo hicieron a través del teatro, que fue un medio utilizado para mantener las ideas de separación.
Para impartir sus clases utilizó el patio del almacén de su padre en La Atarazana, donde enseñó además a sus compañeros de lucha, el manejo de las armas y la práctica de la esgrima. A esto le llamo: magisterio comprometido con la Patria.
Las clases fueron siempre muy aprovechadas. Discutían sobre Derechos humanos, las sociedades, las elecciones, el poder y otros temas de interés.
En la Masonería dominicana también llegó a obtener el grado de maestro.
Este grado se relaciona con el coronamiento de la iniciación masónica. Se consideran como propios del mismo «los estudios filosóficos y teológicos más elevados, y muy especialmente la inmortalidad del alma».
Los masones procuran “formar personas con un perfil muy determinado, moralmente superiores, que ayuden a la consecución de los propósitos de la organización. También se oponen al fanatismo religioso y a las dictaduras o gobiernos extremistas.
De su formación hogareña, de su base política y de su formación masónica, creo se derivan las cualidades del Patricio Juan Pablo Duarte.
Su labor de maestro abarcó los sectores influyentes en la vida dominicana en ese momento, como lo fueron la clase media urbana y los hateros, a los cuales logró conciliar en un momento estratégico para lograr la independencia.
Próximo a finalizar el año 1843, Duarte siendo reconocido como el líder principal y maestro de estos movimientos. Recibió una carta memorable en la que Vicente Celestino, su hermano, y Francisco del Rosario Sánchez le piden auxilios militares “Así sea a costa de una estrella del cielo”. Se le solicita a Duarte que suministre “dinero, fusiles, cartuchos, pólvora, plomo, lanzas y utensilios de guerra”.
El entusiasmo de sus compañeros tenía un obstáculo y era la de carecer de armas y dinero. (sabemos que en toda acción o empresa de esta naturaleza los recursos son de fundamentales).
En la carta, que dirige a su familia el 4 de febrero, hay un dato relevante, y es que Duarte le dice a su madre: “una vez independizada la Patria, puedo hacerme cargo del almacén. Y a más, heredero del ilimitado crédito de nuestro padre, nuestros negocios mejorarán y no tendremos que arrepentirnos de habernos mostrado dignos hijos de nuestra Patria”.
El nivel de compromiso mostrado por Duarte en esta carta nos dice que estaba dispuesto a sacrificarlo todo.
La imposibilidad de adquirir recursos suficientes para comprar armas y municiones necesarias en el proceso para apoyar la revolución, fue aprovechado por los conservadores para ejercer el control de la situación política.
Los Trinitarios frente a la actitud de los conservadores, apresuraron las gestiones para producir la proclamación de la Independencia. Se reunieron en la Puerta de la Misericordia y allí el 27 de febrero Mella disparó al aire su Trabuco en una acción conocida como: “El trabucazo”. Desde allí pasaron a la Puerta del Conde, a esperar la reacción de los militares haitianos. Y proclamaron el Nacimiento de la República Dominicana enarbolándose por primera vez la Bandera Nacional, ideada por Juan Pablo Duarte. Iniciándose el fin del predominio haitiano.
Tan pronto llegó a territorio haitiano la noticia de que se proclamó la Independencia, y de que ondeaba una bandera que no era la haitiana, el gobierno vecino, se puso en acción.
Además, se enteraron de los planes que acordaron los conservadores afrancesados que se reunían con el Cónsul francés Saint Denys con la finalidad de concertar un tratado con Francia en el cual se planteaba “Conceder a perpetuidad la Bahía de Samaná” y la entrega de recursos humanos y materiales en caso de que Haití intentara dirigir fuerzas militares contra el territorio dominicano.
Este pacto se trataba de un nuevo plan que fue conocido con anterioridad como “Plan Levasseur”. A través de este plan se hacía un “Pacto de Amistad y Alianza” con el Gobierno Francés y otros aspectos de índole político.
Haití consideró este pacto como una amenaza, porque no querían pensar que Francia dirigiera tropas desde la Parte Este contra su Territorio, ni tampoco estaban en disposición de negar la teoría de “Indivisibilidad de la Isla”, que se había enarbolado desde la época de Toussaint. El presidente de Haití, Charles Riviére Hérard, se dispuso a iniciar una escalada para “restablecer el orden”.
Con esta finalidad preparó un ejército de 30,000 hombres armados de una artillería de obuses y piezas de grueso calibre. Y ordenó que desde el día 4 de marzo de 1844 se emprendiera la salida de este ejército hacia la parte Este. Y el día 8 bloqueó los puertos marítimos dominicanos.
A partir de ese momento empiezan las reacciones del Gobierno dominicano ante esta amenaza y la junta de dirigida por Tomás Bobadilla, envió una proclama al presidente haitiano en estos términos: “Estamos resueltos a dar al mundo entero el espectáculo de un pueblo que se sacrificaría en la defensa de sus derechos y que reducirá a cenizas y escombros si sus opresores que se vanaglorian de libres y civilizados, quisieran imponer condiciones aún más duras que la muerte”. Esto significó que los dominicanos estaban dispuestos a morir en defensa de la Patria.
El 11 de marzo de 1844, la Junta de Gobierno llamó a los dominicanos a defender la independencia y a no dar “oídos a los que cobardemente piensan intimidaros”.
El 13 de marzo de ese año, el presidente haitiano, dirigió una proclama al pueblo y al ejército en la que expresó que se presentará a Santo Domingo como “misionero de paz y de verdad” y que, si no escuchan, empleará la fuerza.
Estas frases no tenían credibilidad para los dominicanos. Nadie podía imaginar que eso era cierto y menos que actuaba como mensajero de paz y de verdad.
En 1845 la madre de Duarte fue expulsada de su tierra y acompañada de cuatro de sus hijos, abandonando el suelo dominicano para irse a Venezuela. Allí se reúne Duarte con su familia y fija su residencia en Caracas.
Vivieron sin comodidades, y nunca regresaron al país, a excepción del mayor, Vicente Celestino; y el propio Juan Pablo Duarte, quien regresó en medio del proceso de la guerra restauradora, con la finalidad de ponerse a la orden y frente a la lucha. Pero esto no fue posible, debido a las ambiciones de los políticos dominicanos. Él se alejó a la tierra de Bolívar hasta su muerte. allí algunos de sus familiares se dedicaron a actividades comerciales.
Su familia sufrió la traición y el exilio durante largos años. La situación de incertidumbre y vejaciones, contribuyeron a que algunos de los Duarte se afectaran con enfermedades mentales.
En Caracas, enfermó y después de su muerte, el 15 de julio de 1876, sus hermanos se quedaron sin su apoyo económico. “De manera que, aunque no eran pobres de solemnidad”, como afirma la antropóloga e historiadora Cecilia Ayala, los Duarte Díez atravesaban quizás su peor momento económico en el año 1883.
Al leer y analizar los acontecimientos y documentos históricos, no existe dudas sobre la paternidad de Duarte, para ser llamado además de Padre de la Patria, El ideólogo que comprometió su vida, los bienes de su familia y aportó su legado educativo para salvar la patria y convertirla en una nación libre.
Y si bien es cierto que se quedó en Venezuela, lo hizo convencido de que no quería ser: “manzana de discordia” entre los políticos dominicanos. Un mal del que todavía hoy padece la Patria. Los responsables de las discordias son algunos políticos, que, inspirados por ambiciones personalistas, no emulan el ejemplo y el sacrificio del primer educador de la política dominicana: Juan Pablo Duarte.
¡Valoremos el legado que hemos heredado de Duarte!
Eleanor Grimaldi Silié.
Escritora y educadora.