Editorial, Portada

Monseñor Agripino Núñez Collado

La muerte física de Monseñor Agripino Núñez Collado, es una pérdida sensible para República Dominicana. Enseñó a no temer al diálogo con todas las partes de un conflicto, ni a las posiciones encontradas de los actores. Nos enseñó que la fuerza del diálogo abre las vías para alcanzar soluciones en las peores circunstancias.

Sus aportes de mediador lo legitimaron como la personalidad necesaria para buscar soluciones en situaciones de crisis políticas y sociales que cada cierto tiempo se suscitaron en República Dominicana.

Los actores políticos de más años lo tienen presente por su capacidad para estimular acuerdos entre partes en conflicto. Recordemos la crisis de 1978, cuando sorpresivamente a las 11 de la noche del 16 de mayo, se cortó la transmisión de resultados que daba la Junta Central Electoral (JCE).

En su relato de los hechos Monseñor Núñez Collado contó que a las 11 de la noche la tendencia era que el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) sería el ganador de los comicios. Era evidente se había producido una especie de golpe de Estado pues se desató una persecución contra los dirigentes del PRD, incluido su candidato presidencial, virtual ganador de los comicios, Antonio Guzmán Fernández.

Tras la solución de la crisis se fortaleció la imagen de mediador que logró en los distintos sectores del país. Vale recordar sus aportes de mediador en situaciones crisis que se produjeron en los días de escasez e inflación de los años 80s, las realidades de 1982, 1986, 1990 y 1994.

Su rol fue muy importante para que las partes: Gobierno, Trabajadores y Empresarios lograran un acuerdo para hacer posible la reforma del Código Trujillo de Trabajo. De este acontecimiento contó que el presidente Balaguer nombró una comisión para que revisara el hasta entonces Código Trujillo, «Esa comisión, integrada por los doctores Rafael Alburquerque, Milton Ray Guevara y Lupo Hernández Rueda, preparó un anteproyecto de ley del Código de Trabajo, que luego de muchas peripecias fue aprobado por el Congreso Nacional y promulgado el 29 de mayo de 1992. Uno de los últimos esfuerzos para lograr su aprobación se realizó en el Diálogo Tripartito».

En ocasiones en el país se pierde mucho tiempo para encontrar soluciones porque no se entiende el valor del diálogo. Monseñor Agripino Núñez Collado enseñó que al lugar de un diálogo nadie debe llegar con ideas preconcebidas. Las posiciones de las partes son las que conducen a los acuerdos compartidos por todos los actores. Su vida de niño campesino de un hogar humilde, en La Galeta, municipio Sabana Iglesia, de la provincia Santiago, de sacerdote y educador, le permitieron comprender la fragilidad de la condición humana.

Recordemos el tiempo que pasó el país sin lograr una reforma del Código Trujillo de Trabajo. El diálogo tripartito lo hizo posible. En sus memorias nos recordó: “Este mecanismo de conciliación surgió en 1985, a raíz de un encuentro celebrado en Jarabacoa, con la presencia de representantes del Gobierno, sindicalistas y empresarios”.

Nos enseñó que un diálogo sólo da buenos frutos cuando los protagonistas son capaces de escucharse con respeto y abandonar toda forma de exclusión.

Ha terminado la vida física de Monseñor Agripino Núñez Collado. Queda vivo su legado para las generaciones presentes y las que vendrán.

Le decimos adiós con respeto.

Editorial de Diariodominicano.com, 23 de enero de 2022.

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