Por: Mariluz Fermin
La República Dominicana está dominada por egos, donde cada quien asume el destino del país a partir de su misión mesiánica. Todos quieren una coalición alrededor de su figura , algo que se da en los grandes partidos y los pequeños reproducen esa actitud en sumo grado.
La bellaquería es una de las principales armas de los poderes que son o pretenden ser absolutos, diría Maquiavelo que «es una de las cualidades que adornan a quien controla el poder, pero debe practicarse con fina destreza, en la sombra y escondiendo las manos que las urden y hacen».
De cara a las venideras elecciones, hay que elevar el nivel de la discusión entre los actores políticos y dejar fuera los insultos vanales, las ofensas sin sentido, las promesas que no se van a cumplir y la intolerancia, porque es de bien saber que la política es una guerra, que hasta con las armas en las manos, se rechaza la suciedad y los golpes bajos. Aún se esta a tiempo de lograr un adecentamiento del lenguaje político ,o solo con los principales dirigentes, sino con el mensaje que se le envia a las bases.
La violencia que ocurre en un torneo electoral, puede estar cimentada en la forma en que se discuten los problemas que nos atañe a todos y cuando de manera iracunda, se da con el puño, lo que conlleva de forma difícil lograr desarrollar un proceso de esa naturaleza en paz y con hermandad.
En nuestro país, la carga es más difícil, por la sencilla razón de que la ideología salió volando. ya que los partidos van al ruedo de las discusiones, sin un programa de gobierno elaborado, sin una sustentación sobre el desarrollo nacional, y dan la impresión de que sobre la marcha van construyendo su discurso.
Por desgracia, de promesas se mantienen los hombres y las mujeres y casi siempre nadie tiene espera que, ese mensaje de redención dicho por un buscador de votos, pueda resolver su situación, más no es así, los que participan en los comicios solo tienen importancia ese día, en un ambiente de la política, donde la improvisación es el principal enemigo, y donde también resulta clave el uso del tiempo y que ademá los partidos entienden que las campañas deben ser permanentes.
Los partidos políticos de hoy no tienen ni la fuerza, ni la voluntad necesarias para llevar a cabo un gran encuentro nacional por el desarrollo del país, solo buscan beneficios que pueden ser personales y alejados del bien com esperando ver llegar la hora en que s renazca con las esperanzas, sin embargo, es necesario que se dé un gran encuentro de unidad nacional. donde allí se pueda buscar soluciones a los males nacionales, ya que los problemas del país no pueden ser solucionados en forma aislada ni por un líder ni por un partido. tiene que haber una voluntad general para hacer frente a la crisis.
A todo esto agregar la reelección presidencial vuelve a dominar el debate de República Dominicana, pese a que la Constitución prohíbe al presidente Danilo Medina repostularse, y existe un contexto regional adverso que, esta vez, deja amargas experiencias a los mandatarios latinoamericanos que en los últimos años se aventuraron en esta empresa.
En el país todos los presidentes, desde 1970, han optado por la reelección presidencial o sus seguidores intentaron persuadirlos por ese derrotero, desatando crisis que de manera intermitente impactan el sistema democrático, colocándolo al borde del colapso, o provocando el estallido de divisiones y graves conflictos internos en los partidos políticos.
Así ocurrió en el llamado período de los 12 años, cuando el presidente Joaquín Balaguer planteó la reelección indefinida en 1970, 1974 y 1978, en medio del uso indiscriminado de los recursos del Estado y el despliegue, para reprimir a la oposición, de fuerzas militares, policiales, y parapoliciales que el propio mandatario llegó a llamar «fuerzas incontrolables» , Balaguer fue finalmente derrotado por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en 1978, la crisis que estalló por la resistencia a entregar el poder fue de tanta dimensión que atrajo la directa atención del presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter. Entonces la democracia tomó su curso a pesar del «fallo histórico», el «juntazo» y el «gazetazo».
Se considera que los sectores que así piensan reducen el complejo escenario nacional e internacional al enfrentamiento Danilo-Leonel, a las malas artes políticas, al hombre del maletín en los pasillos del Congreso, al opulento uso y abuso de los recursos del Estado, a la cerveza «jumbo», al pica pollo y a los 300 o 500 pesos como garantías de los votos populares requeridos en cada caso,entre estos mencionados ambiciosos peledeistas, no existe, La Relación.-
La autora es vicepresidenta de la seccional del PRM reside en Nueva York.
2019-04-06 08:46:25