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Recordemos a Eugenio María de Hostos

diariodominicano.com

Por: Eleanor Grimaldi Silié

Educadora y escritora.

Santo Domingo, R. D., 11 de enero, 2022.- Para hablar de Hostos, hemos de inclinarnos y pensar en su vida: sus ideales, conocimientos, antillanismo, ejemplo ético y virtudes, pero sobre todo su hidalguía como hombre de bien, y sus luchas, atrincherado por los avatares de la vida, pero nunca rendido ante la historia.

Nació en Mayagüez, ciudad ubicada al Oeste de Puerto Rico el 11 de enero del año 1839.

 Siendo muy niña conocí la iglesia donde lo bautizaron con 3 meses de edad, en la Parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria. Ubicada cerca de la Plaza Central de Mayagüez.

Esta ciudad siempre me recordó al Santiago de los Caballeros de mediados del siglo XX. En Mayagüez en los años 60 se vivía una vida pueblerina, circulaban pocos vehículos, las calles eran estrechas, algunas casas de dos pisos, hechas de tablas de madera, Se combinaba la arquitectura colonial inglesa, con pocas edificaciones religiosas que eran de arquitectura colonial española. La gente era sencilla; de noche ya casi no circulaban por las calles, poco movimiento económico en la ciudad, y en las afueras una tranquilidad asombrosa.

Era a mis ojos, una ciudad semi urbana. Famosa porque allí se cosechan los mangos más sabrosos.

Allí nació Hostos, quien tuvo el privilegio de estudiar Derecho en la Universidad Central de Bilbao. Viajó por Madrid, Nueva York, Lima, Perú; Valparaíso,Chile; Uruguay, Buenos Aires, República Dominicana, Venezuela, Saint Tomas. Y en marzo de 1879 inicia su labor cívica y educativa. Permaneció  9 años en suelo dominicano.

Se inició en el magisterio cuando estaba en Venezuela y allí dirigía un colegio en Caracas, pero estuvo por un tiempo muy breve. Allí decidió separarse de la docencia porque sus ideas chocaban con las del director de esa escuela.

Su labor pedagógica verdaderamente la inicia en 1879. Y Camila Henríquez la divide en: 1ro. Su labor en Santo Domingo de 1879 a 1888, 2do. Su trabajo en Chile de 1889 a 1898, 3ero. La continuación de su obra en la República Dominicana desde 1900 hasta su muerte en 1903 donde reposan sus restos mortales en el Panteón de la Patria.

En Chile estuvo cuando salió de la República Dominicana a raíz de sus desavenencias con el dictador Ulises Hereaux. En este país logró que se iniciaran las carreras de Medicina y Jurisprudencia para la mujer.

Llegó por primera vez a la República Dominicana a Puerto Plata el 30 de mayo de 1875, con el triunfo político del sector liberal del gobierno de los Restauradores.  Diez meses después de su llegada se dedica por entero a actividades educativas en tierras dominicanas.

Como dice don Emilio Rodríguez Demorizi: “La llegada de Hostos a Puerto Plata fue un acontecimiento. Allí estaba precisamente el Dr. Ramón Emeterio Betances, el ilustre médico y apasionado revolucionario, junto al invicto General Gregorio Luperón, en quien los próceres puertorriqueños veían su Máximo Gómez. Allí había también patriotas que tuvieron heroica participación en el Grito de Lares (…) Hostos, se capta las simpatías de todos, y no descansa de las fatigas del viaje: Asume la redacción de Las Dos Antillas, -creado en esos días, el jueves 3 de abril de 1875… Dedicado exclusivamente a la defensa y propaganda de los intereses políticos de Cuba y Puerto Rico”.

Mientras tanto Hostos se iniciaba en las faenas de la educación a las que luego se consagra. Ideaba ya el Plan de Escuelas Normales para la República que más tarde sería su mayor empresa de civilizador, y fundaba el 5 de marzo de 1876 la Sociedad-escuela La Educadora, la cual tenía por objeto “popularizar las ideas del derecho individual y público, el conocimiento de las constituciones dominicana, norteamericana, latino-americanas, y los principios económico-sociales, en resumen, educar al pueblo”.

En el año 1880 se inicia el libro de inscripciones de la Escuela Normal de Santo Domingo, fundada por Hostos.

En 1880 esta escuela inicia sus labores y dice Hostos con ese motivo: “La instalación de la Escuela Normal se hizo como se hacen las cosas de conciencia: sin ruido ni discursos. Se abrieron las puertas y se empezó a trabajar. Eso fue todo. Estaban presentes dos padres de familia, y esa fue toda la concurrencia”.

 “La Escuela Normal es una verdadera fuente de moral y de progreso”. Y en verdad así lo fue.

Del Discurso pronunciado por Hostos en la investidura de los primeros maestros normales recogí este fragmento:

“Era indispensable formar un ejército de maestros que, en toda la Republica militara contra la ignorancia, contra la superstición, contra el cretinismo, contra la barbarie…Ni el amor a la verdad, ni aun el amor a la justicia, bastan para que un sistema de educación obtenga del hombre lo que ha de hacer del hombre, si a la par de esos dos santos amores no devuelve la noción del derecho y del deber: la noción del derecho para hacerle conocer y practicar la libertad; la del deber para extender prácticamente los principios naturales de la moral desde el ciudadano hasta la patria, desde la patria obtenida hasta la pensada, desde los hermanos en la patria hasta los hermanos en la humanidad”.

El 3 de noviembre, Salomé Ureña de Henríquez funda bajo la orientación de Hostos, el Instituto de Señoritas, dedicado a la educación de las mujeres.

Los maestros que impartían docencia eran los hermanos Francisco y Federico Henríquez y Carvajal, Carlos Alberto Zafra, Emilio Prud Homme y Salome Ureña.

En abril de 1887, se graduaron las primeras maestras normales entre las que se encontraban: Luisa Ozema Pellerano, Leonor M. Feltz, Mercedes Laura Aguiar, Ana Josefa Puello, Altagracia Henríquez Perdomo y Catalina Pou, alumnas del Instituto de Señoritas.

En Santo Domingo después de fundar las escuelas normales, Por sus desavenencias con el régimen del general Ulises Heureaux, Eugenio María de Hostos se vio precisado a abandonar el país y dirigirse a Chile donde permaneció más de una década ejerciendo el magisterio y realizando grandes aportes a la educación de aquel país.

Dice Camila Henríquez para referirse a esta desavenencia: “el carácter moral, cívico y patriótico de la enseñanza de Hostos, no podía armonizar con los principios de este gobierno “que como sabemos era de corte dictatorial.

En 1990, después del asesinato del dictador, Hostos regresa a Republica Dominicana. El gobierno provisional del presidente Juan Isidro Jiménez le encargó a Hostos la tarea de reformular la enseñanza normalista y de formular un Ante Proyecto de Nueva Ley General de Enseñanza Pública.

Hostos se propuso difundir la enseñanza primaria y técnica. Redactó y presentó al Congreso su Proyecto de Ley General de Enseñanza Pública.

La ley eliminaba el derecho al Seminario a dar otra instrucción que no fuera la necesaria para su enseñanza especial, como a las instituciones privadas el de emitir títulos de maestro. Y los que quisieran obtener esos títulos debían presentarlos a examen en la Escuela Normal. Esto provocó que los religiosos se levantaran opuestos y realizaran una campaña de oposición impidiendo que esto se aprobara.

Uno de sus logros fue que la educación teológica, quedó sustituida por programas y métodos laicos y científicos en toda la enseñanza oficial. Su enseñanza era la cara opuesta de la enseñanza tradicional católica.

Por eso, algunos sectores tradicionalistas de la sociedad dominicana y los defensores de la enseñanza religiosa de entonces se opusieron a estas ideas y obstaculizaron La Ley General de Enseñanza Pública formulada por Hostos.

En el Ante Proyecto de Nueva Ley General de Enseñanza Pública formulado por Hostos le quitaba al Seminario Conciliar todo derecho de impartir enseñanza pública con la excepción de aquella que tuviera que ver con la formación sacerdotal.

El laicismo en el plano educativo es educar sin que intervenga necesariamente el tema de la religión. Y el término Laico que fue introducido por Eugenio María de Hostos, adoptaba como fundamento esencial a la ciencia como su forma de enseñar. Y en una sociedad laica las personas tienen el derecho de elegir sus ideas religiosas, pero no como un deber impuesto.

A pesar de esto, las ideas religiosas y del catolicismo pesan mucho en nuestra sociedad y entre la clase política, y esto lo hemos visto siempre.

La escuela de Hostos logró formar hombres de bien en el saber y la virtud. Después de 20 años de su muerte sus discípulos continuaron su tarea.

Ideas pedagógicas.

Según Hostos, el fin de la educación era formar hombres en toda la excelsa plenitud de la naturaleza con el propósito de desarrollar las facultades del educando y de hacerlo apto para los ideales de justicia y para los valores de bien y de verdad.  Sostenía que la escuela era una actividad viviente de la sociedad.

Hostos fue un hombre de acción, de fe, de integridad, rebelde contra la maldad y los intereses creados, y de mentalidad avanzada.

Su pedagogía tuvo una tendencia muy avanzada durante el siglo XIX.

Creemos que su obra pedagógica abarca también sus trabajos e ideas sobre la moral social, ya que una pedagogía al margen de la moral social, no sería efectiva.

Su obra pedagógica y los libros que legó a la posteridad son una serie de conferencias sobre la enseñanza científica de la mujer, la reforma de la enseñanza del Derecho, Los resultados de la escuela normal.

El Kindergarten, que es un estudio de la escuela froebeliana, quedó en proceso de preparación, igual que otras obras inéditas sobre Polémicas pedagógicas, Ciencia de la Pedagogía que se publicó en forma de apuntes tomados por un normalista en la Revista Educación de Santo Domingo e Historia de la Pedagogía, también inédita.

La Pedagogía está integrada por lecciones que Hostos dictó en Santo Domingo en los años 1885 y 1886, tomadas de oído por sus discípulos. La primera parte es un estudio sobre el método de enseñanza racional. Esta explica que la enseñanza no debe basarse en conceptos empíricos ni sobre procedimientos rutinarios, que no se debe abusar de la memorización y que se debe usar la intuición y el razonamiento inductivo. En esta primera parte el autor define la pedagogía como ciencia que se ocupa de las leyes naturales del entendimiento humano aplicadas al desarrollo de cada entendimiento individual.

Los capítulos tratan sobre los principios de la enseñanza, las condiciones naturales de la razón, el orden intelectual, el método, y en qué se fundamenta, y la importancia del estudio de la historia de la pedagogía para comprender la evolución de la enseñanza y los modos particulares de aplicar los métodos que han empleado los pedagogos de todos los tiempos.

La segunda parte de la Pedagogía es sobre el proceso histórico de la educación desde los tiempos del antiguo Egipto y de China hasta finales del siglo XIX.

Otro capítulo trata La América Española y se detiene de manera inconclusa en el capítulo: Santo Domingo.

Hostos se cree que hizo intentos de construir una historia de la Pedagogía en Hispanoamérica, pero que no tuvo tiempo de hacerlo.

Hablaba que era necesario emplear un sistema que en nuestra América se conocía poco; ese sistema no era otro que aquel sobre el cual se funda hoy “la construcción multiforme de la pedagogía: la educación según la naturaleza”. Decía que del contacto de la razón humana con la naturaleza surgirá la verdad como fruto espontáneo. La educación natural la considera bajo tres aspectos fundamentales:

El primero se refiere al método y a los procedimientos y las formas de la enseñanza general. Y hablaba de que la educación se inicia en la cuna. Y decía que todo nuevo conocimiento debe descansar en uno anterior.

Era importante que el maestro ayudara al niño en el desarrollo propio que miraba como un proceso que va del interior al exterior. Exigía que no se forzara la mente de los alumnos, y que se respetara la edad mental.

También decía que la transmisión de conocimientos se le dejara al entendimiento, para que el niño tuviera la oportunidad de buscar la verdad.

Sus planteamientos se apoyaron en los de Petalozzi, Froebel, Rousseau y  de otros educadores.

Trató la actividad del alumno y decía que: “Todo lo que el niño observe con la vista debe hacerlo con la mano”. Argumentando que la enseñanza debe tener dos bases: utilidad práctica y desenvolvimiento teórico.

El segundo aspecto de su pedagogía se refiere a los conocimientos, se refería a lo que queremos transmitir.

E insistía en que se debía poner al alumno en contacto con la verdad científica. “Si al educar es esencial despertar la inteligencia, enseñar a pensar y a interpretar la naturaleza de la cual formamos parte, a la educación científica mas que a la literaria hay que recurrir para lograrlo”.

También hizo su enfoque sobre los planes de estudio y decía: “La base fundamental de un verdadero plan de estudios está en una clasificación de los conocimientos humanos. Esto se fundamentaba en que todos los conocimientos corresponden a hechos cosmológicos, antropológicos y sociológicos”.

Y decía que la historia nos revela que las matemáticas fueron la primera disciplina que se organizó desde la antigüedad, la física, la química, la biología y al fin la sociología, que completa la serie de las seis ciencias fundamentales del sistema comtiano. Augusto Comte agregó la Moral.

El tercer aspecto para Hostos, se refería a la función natural de la educación en la sociedad. Aspiraba a que la escuela cooperara con la sociedad, que en la escuela se debía “preparar la disciplina de la vida”.

Habló de la necesidad de bibliotecas, del ahorro escolar, de los gremios magisteriales y que se multiplicaran las escuelas primarias y secundarias.

Trato también la educación de la mujer: “La educación femenina debía tender a formar la mujer completa. Debía dar a la mujer además del desarrollo de la razón, la plena conciencia de sus derechos y de sus deberes, como fundamento de la familia y de la sociedad, como miembro de la patria y de la humanidad.

Y cuando se refería a la mujer como educadora decía: Ese era su gran puesto natural, pues la naturaleza ha hecho de ella la institutriz insustituible de la infancia. Para él, “la maestra es el porvenir”.

También aludía a la educación tanto física como intelectual, la enseñanza de la música, del trabajo manual, el aprendizaje de las lenguas extranjeras y la educación moral como fin supremo de la educación.

No obstante, en el siglo XIX ni en el XX y aun ni en el XXI, le atribuimos la importancia vital que tiene la ciencia en los programas de estudio, ni menos se invierten recursos necesarios para fortalecer las prácticas de laboratorio y la investigación en el área de las ciencias. Considera a la ciencia como la única educadora de las facultades racionales.

Trabajó en otros aspectos como en La Historia de la Educación, con un método mixto narrativo-critico, estudió la evolución de las ideas pedagógicas mostrando como a medida que la ciencia ha avanzado, ha sido posible ahondar en el espíritu humano y descubrir su funcionamiento, la enseñanza se ha ido adaptando a las funciones naturales, y caminando hacia la psicología.

Diversos educadores han utilizado sus métodos pedagógicos y otros han realizado comentarios profundos sobre su obra educativa.

En nuestro país, un grupo de educadores continuaron sus ideales educativos y poniendo en práctica sus ideas pedagógicas.

La Dra. Ivelisse Prats una hostosiana a carta cabal, ha expresado sobre la educación en Hostos: “Modernizó nuestra educación, partiendo de sus conocimientos y relaciones con los mas avanzados pensadores pedagogos europeos: Comenio, Petalozzi, Froebel y Comte, por supuesto, adaptándolos a la situación y a la idiosincrasia dominicana. Con ello dio identidad propia a nuestra educación todavía colonialista.

Sistematizó la importancia de la formación de maestros, otro aspecto importante para el país, creando la Escuela Normal, Con una visión innovadora al integrar la teoría con la practica de los futuros docentes.

Otro aspecto importante que doña Ivelisse resalta: “la articulación de la educación escolar con la comunidad”.

(…) Asume la educación como herramienta en la construcción de un patriotismo que abarca en su visión bolivariana, todos los países del continente y por último la alusión a la Moral Social, que es el aporte considerado como mas “digno de exaltar y de emular en Hostos”.

Hostos y la educación moral.

Hostos argumentaba que el fin supremo de la educación era conducir a la moral mas alta y al patriotismo verdadero. Estas ideas las sustentaba diciendo: “La moral no se funda más que en el reconocimiento del deber por la razón, y la virtud no es ni mas ni menos que el cumplimiento de un deber en cada uno de los conflictos que sobrevienen de continuo”.

Pero lo esencial en ese sentido para él, era inculcar los principios de moral y de patriotismo de modo que fueran no como una ciencia aprendida sino como una parte integrante del espíritu. Trató el sueño patriótico como un complemento para la vida social del ser humano.

 Sabemos que, a partir de unas décadas a esta parte, hemos visto como todas esas ideas se han ido deteriorando, y otras cayendo al olvido.

Y si no lo creemos, veamos como andan las sociedades del mundo y de América, donde por problemas éticos, son apresados líderes, presidentes y personalidades que pudieran ser un ejemplo para los pueblos.

Sus ideas filosóficas.

Hostos cuando estudiaba en España dice: Era de actualidad en aquel país la doctrina filosófica del pensador Alemán Carl Friedrich Krause: su sistema que aspiraba a armonizar un subjetivismo derivado de Kant y de Fichte, al concepto objetivo y social del idealismo de Hegel, fue la filosofía oficial española durante una parte de la segunda mitad del siglo XIX y ejerció influencia en la enseñanza. El adalid del Krausismo ,p. Julio Sanz del Rio, profesor de la Universidad Central, formó bajo su influjo a dos generaciones, y entre sus alumnos se contaron Salmerón, Moret y otros que fueron amigos de Hostos.

Camila Henríquez para referirse a esto dice:

“Al mismo tiempo que en el de las leyes, Hostos profundizó en el estudio de las ciencias y de la filosofía. De todos los sistemas en boga recibió influencia: pero no seria exacto clasificarlo dentro de uno de ellos. Poderoso espíritu filosófico, no sé  si exclusivamente. Aunque no llegó a exponer en escrito alguno su doctrina completa, sus obras, principalmente la Moral, la Sociología y varios discursos y estudios críticos, permiten construirla en parte: es una concepción racionalista y armonista con frases de idealismo y de finalismo ético inspirado en Kant y con el apoyo de una fe profunda en la ciencia y en el método moderno.

Su vida al calor del colonialismo-Ideas de Antillanismo.

La vida de Hostos transcurre en medio de recuerdos que deja el colonialismo con sus secuelas: establecimientos de burocracias extranjeras, depredación de los recursos naturales, segregación de los nativos y destrucción cultural.

Hostos sentía una gran preocupación por las Antillas, pero no solo por el sistema colonial en sí, sino también por las influencias que dejaba y porque ese predominio de la iglesia sobre la enseñanza era motivo de preocupación por parte de Hostos. Y en relación a estas influencias hablaba del precio de la paz a cambio de la Sumisión. Hostos decía: “La sociedad se moría de miedo de pensar:” Toda la libertad en las ideas eran un “delito“ para las tierras antillanas.

Tanto Puerto Rico como Cuba en la segunda mitad del siglo XIX decidieron lanzarse en contra de la dominación y combatir por lograr la independencia.

Eugenio María de Hostos y Martí, fueron los hombres que ocuparon un primer lugar por el rescate de las Antillas.

Cuando Hostos publica su obra: La Peregrinación de Bayoán, este libro saca a la luz la desilusión que sentía: “Aquí me tienes Madrid. Vengo a pedirte lo que tú no das: te he sacrificado mi adolescencia […] llegué aquí lleno de esperanzas […] las mataste […] trocaste mi ansia en desaliento […].”1

Este libro fue también el comienzo de su triste labor de previsor “solitario” señalando la posibilidad y la necesidad de una unión de los pueblos ibéricos de ambos mundos, lo cual era una voz que clama en el desierto.

Y declaraba que el lazo que podía unir a España con América, era la Federación, en la cual Hostos veía una unión que debía estar más en las ideas, en el espíritu, en las relaciones políticas.  Al final, esta obra fue ocultada para que no circulara en Cuba ni Puerto en Rico.

Bibliografía.

  1. Bosch, Juan. Hostos El Sembrador. Editora Alfa & Omega. Santo Domingo, 1979.
  2. De la Rosa, Jesús.

Articulo. “De Eugenio María de Hostos en Adelante”.

    Periódico Hoy, 22 de julio del 2005

  • Guerrero, José. Mejía, Milcíades. Eugenio María de Hostos. Miembro Ad- Honorem Academia de Ciencias de la Republica Dominicana. Santo Domingo, 2016.
  • Henríquez, Camila. Las ideas Pedagógicas de Hostos.

Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos, Santo Domingo, R.D. 1994.

  • Rodríguez Demorizi, Emilio. Salomé Ureña y el Instituto de Señoritas. Impresora Dominicana. Ciudad Trujillo.1960.
  • Rodríguez Demorizi, Emilio. Hostos en Santo Domingo. Vol I. y Vol II. Sociedad Dominicana de Bibliófilos. Editora Amigo del Hogar. Año 2000.

       Enlace; https://www.google.com.do/?gfe_rd=cr&ei=PlzdV6CsCJLAqAWO_JTQDg