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Eduardo Brito falleció solo y olvidado en el manicomio de Nigua

 Por Héctor Tineo Nolasco

Diariodominicano.com

   NIGUA, San Cristóbal, el 5 de enero de 1946, falleció en el manicomio de Nigua, San Cristóbal, el barítono Eduardo (Eleuterio) Brito, quien fue el primer artista dominicano que puso más en alto el nombre de la República Dominicana en el exterior.

    Eduardo Brito, el mejor barítono dominicano de todos los tiempos, murió solo y olvidado en una celda del manicomio de Nigua.

   Hay una anécdota que da cuenta de que cuando uno de los empleados descubrió sin vida el cuerpo de Eduardo Brito, exclamó: “ya murió ese locazo”.

    Eduardo Brito enfermó de la mente a consecuencia de sufrir de una  sífilis que arruinó su vida. Con frecuencia hacía crisis en el manicomio.

    En 1946, en la República Dominicana no había capacidad médica para enfrentar una enfermedad como la que sufría el artista.

    Eduardo Brito, había nacido en Nava, Puerto Plata, el 21 de febrero de 1905. Fue declarado con el nombre de Elauterio Aragonés, hijo natural de Liboria Aragonés, quien lo procreó con el agricultor Julián Alvarez, según se precisa en su certificado de bautizo.

    Su nacimiento se produjo en Nava, sección Blanco, en el municipio de Luperón.

Una precisión de la madre de Eduardo Brito

    Algunos biógrafos han sostenido que el apellido Brito lo tomó de su padre Julián Alvarez Brito y otros afirman que fue de su madre Liboria Aragonés Brito.

    El 13 de junio de 1960, la madre de Eduardo Brito, señora Liboria Aragonés, a la edad de 85 años, en una participación que tuvo en el programa “Reina por un día”, que presentaban a través de Rahintel el locutor Homero León Díaz y Maldonado Iglesias, la dama afirmó que “su nombre era Gloria Aragonés viuda Féliz, cariñosamente llamada Liboria”, y que el nombre original de su hijo era Eleuterio y que el padre se llamó Julián Brito.

     La vida de Eduardo Brito saltó a la fama a partir del año 1927 cuando pasó a ser un protegido del maestro Julio Alberto Hernández.

   En el mismo año 1927, fue el artista estelar de un banquete ofrecido en la Capital al doctor José Dolores Alfonseca, lo que le permitió lograr la atención de la prensa de la ciudad Santo Domingo.

    Al reseñar la actuación del barítono Eduardo Brito Listín Diario publicó:

    “Ignorábamos que existiese en Santo Domingo un cantante de sus condiciones. Ha sido una verdadera revelación”.

   Eduardo Brito tuvo la oportunidad de vivir momentos de gloria. Recibió el reconocimiento de medios de comunicación de América y Europa.

   Durante un período de más de 10 años se presentó en los centros de mayor prestigio en Nueva York, Madrid,  Barcelona y La Habana, entre otros.

    El 3 de noviembre de 1928 contrajo matrimonio con la vedette Rosa Elena Bobadilla.

    Al reseñar la muerte de Eduardo Brito, el periódico La Nación del 8 de enero 1946 anotó:

  “La parca inexorable acaba de tronchar la vida de uno de sus más genuinos representantes: Eduardo Brito.

   “El querido compatriota que ha muerto se encontraba paseando nuestra música por los escenarios de las capitales más populares del mundo desde el misterioso Amazonas hasta el legendario y poético Rin, acaba de desaparecer para siempre.

   “Su muerte inesperada ha llenado de consternación a millares de hogares, no solamente en esta su patria nativa, sino en todos aquellos países donde el artista convivió.

    “Y es que además de admirable, actor y exquisito cantante, cuya voz alcanzó los aplausos más nutridos de las multitudes, Eduardo Brito fue el amigo que siempre estuvo para todos una palmada de afecto y una sonrisa de sinceridad.

    ¡Descansas en paz, querido compatriota! Que los que ayer llenos de entusiasmo  y orgullo te aplaudimos con fervor, hoy lleno de tristeza te dedicamos una lágrima fraterna de dolor, como un holocausto a tu venerado recuerdo y a tu sinceridad bien reconocida.

  “Y mientras tu duerme en el mundo de los justos, aquí en esta Quisqueya amada llenaremos de crespón las rosas que dejaste perfumadas en la intimidad de tus recuerdos”.