Efemerides, Portada

El discurso anticorrupción del Padre Meriño no agradó al presidente Buenaventura Báez

El sacerdote Fernando Arturo de Meriño proclamó, valiéndose de la expresión de un orador americano: “Tan fácil es pasar del destierro al solio, como del solio a la barra del senado”.

 

 

Santo Domingo, RD, el 8 de diciembre de 1865, el día del retorno de Buenaventura Báez a la Presidencia de la República, en el acto de juramentación, el Presidente del Congreso Nacional, el sacerdote Fernando Arturo De Meriño, le advirtió al recién juramentado, que debía servir al país y enfrentar los males que afectan a la República Dominicana.

Proclamó valiéndose de la expresión de un orador americano: “Tan fácil es pasar del destierro al solio, como del solio a la barra del senado”. A su juicio, con el acto de juramentación la Nación quiso que “de hoy en adelante es la ley la que tendrá el supremo dominio, y desde el más encumbrado ciudadano hasta el último, todos estarán sometidos a su imperio”.   El sacerdote  De Meriño llamó la atención del Presidente Buenaventura Báez de que  gobernar un país,  “es servir sus intereses con rectitud y fidelidad; hacer que la ley impere igualmente sobre todos los ciudadanos, no disimulando jamás la impunidad del crimen, ni consintiendo el ultraje de la virtud, infundir un respeto profundo a la propiedad, afianzando el amor al trabajo con todas las garantías posibles;  favorecer la difusión de las ciencias para que el pueblo se ilustre, y conociendo sus deberes y derechos, no dé cabida a las perniciosas influencias de los enemigos del orden y la prosperidad…”.      De Meriño, también lanzó fuertes críticas a los tránsfugas de la política. Sostuvo que sólo aspiran a medrar, estimulados por una sed hipócrita de innoble ambición. A seguidas afirmó que sólo el interés de servir a la patria podía levantarla del estado de postración en que se encontraba el día 8 de diciembre de 1865 cuando tomó posesión el presidente Buenaventura Báez.