Por Héctor Tineo Nolasco
En la persecución el régimen involucró a miembros del Ejército Nacional y a agentes de la Policía Nacional.
SANTO DOMINGO, el 3 de octubre de 1937, los servicios de inteligencia de la dictadura del Generalísimo Rafael Leónidas Trujillo Molina, continuaron la matanza de haitianos y haitianas que eran localizados en el territorio de la República Dominicana.
En la persecución el régimen involucró a miembros del Ejército Nacional y a agentes de la Policía Nacional.
El historiador estadounidense Robert Crasswellert, resalta la versión de que: «Con el objeto de probar la alegación de nacionalidad dominicana que algunos aterrados haitianos clamaban poseer, se adoptó una extraña y lapidaria pauta. A cada uno de aquellos se le pedía que pronunciara la palabra peregil, y todos lo que decían pelegil eran condenados como haitianos y liquidados sin más».
La matanza de los haitianos fue autorizada por el dictador Trujillo la noche del día 2 de octubre de 1937, en momentos que se encontraba en Montecristi, en la residencia de la señora Isabel Mayer.
Trujillo ordenó la matanza de los haitianos luego que recibió la información de que sus agentes secretos en Haití, habían sido asesinados en la vecina República.
La matanza de haitianos se llevó a cabo durante 36 horas a partir de la noche del día 2 de octubre de 1937.
Acerca del número de haitianos y haitianas que fueron ejecutados hay versiones encontradas. Una da cuenta de que murieron de 5 mil a 25 mil extranjeros, pero el Gobierno haitiano publicó la cifra de 12 mil, pero luego Trujillo dijo que fueron 18 mil.
Otra versión indica que el número de muertos fue de 15 mil a 20 mil
