Por: Daniel Regalado R
13 de octubre 2021.- No sé porque razón, al leer la carta de Gonzalo Castillo, en la cual anunciaba su renuncia a una eventual precandidatura a la presidencia por el PLD, me recordó a un libro del Dr. Victor Frankl.
En dicho libro, el psiquiatra Frankl, víctima de los campos de concentración nazi, analiza al hombre en la búsqueda de sentido.
En particular, la carta me recordó a los episodios vividos por muchos de los que dirigían los campos de concentración, para sobrevivir luego de la segunda guerra mundial, se vieron obligados a esconderse, a cambiar sus nombres y a irse lo más lejos posible. Al sur. De esta forma, luego de haber causado mucho daño y muerte a miles de personas; estos se evitaban las posibles consecuencias de sus actos. Muchos fueron perseguidos, marcados y asesinados, otros simplemente murieron de vejez.
Sin embargo, en el citado libro, el Dr. Frankl aseguraba, que muchas de esas personas eran individuos normales, que no necesariamente eran nazis, sino que eran elegidos dentro de los prisioneros por demostrar tener ciertas cualidades optimas para realizar dicho trabajo. Incluso, muchos de ellos, luego de cambiar de identidad y relocalisarse después de la guerra, fueron descritos como personas muy buenas por quienes los frecuentaron en su nueva vida.
Esto último, es lo que me lleva al caso de Gonzalo Castillo, El Penco de Danilo. Un empresario forzado a jugar un rol que nunca deseó y que hoy, lejos del poder y con más poder (al menos económico) que aquel que lo obligó, se sintió en la libertad de decir: Yo no vuelvo a J con eso.
La primera señal que se observa en su carta es La fecha 8 de octubre 2021. Dos días después del aniversario del fraude orquestado en contra de Leonel Fernández dentro del PLD. Acontecimiento, que fue muy socializado en las redes y los medios, 2 días antes de la redacción de dicha carta. Esto, podría ser un mensaje no solo para Danilo Medina, sino también para Leonel Fernández, pero en general, para el resto de la sociedad, es una prueba irrefutable de que el 6 de octubre del 2019, se armó un muñeco, cuyo objetivo principal fue, evitar la candidatura de Leonel Fernández y el elegido no tenía vocación política.
Esta carta, les parezca o no, es una rebelión contra Danilo Medina, pues, este último es un político imposibilitado a aspirar nuevamente a la presidencia, el cual, había señalado a Gonzalo Castillo, como su sucesor para dicho puesto. Con esta carta (redactada a destiempo) Gonzalo dice a Danilo: Conmigo no cuentes, pero lo peor es que a la vez su carta, motiva a los únicos 3 precandidatos del PLD: Abel, Margarita y Francisco. 3 precandidatos, que nunca podrían ser controlados por Danilo Medina.
Otro mensaje interesante, es para el gobierno del PRM y es, aún más fácil de identificar: Yo no voy a aspirar, así que déjenme tranquilo.
Pues,es bien cierto, que en la República Dominicana, tratar de ensuciar la moral de los políticos con posibilidades de aspirar, es la práctica común y de eso Gonzalo y su grupo, conocen bastante.
Total, en algo que siempre fue sincero Gonzalo es que dijo en innumerables ocasiones: Yo soy un empresario. Y como empresario creado por el PLD, hijo de un peluquero que sin haber creado ninguna tecnología, ni aplicación, logró en menos años que Bill Gates o Marc Zuckerberg, tener una de las flotillas de aviones más grande del América Latina y empresas que lo convirtieron en el más adinerado de su partido; estoy seguro que su carta es para él, un intento de conservar sus riquezas y alejarse de ese mundo tan complicado que es, la política.
Solo nos queda decir: Miriam, confiamos en ti
