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Francia pondrá fin a pruebas gratuitas de COVID-19 para impulsar vacunación

diariodominicano.com

   PARÍS, 11 ago (Xinhua) -- Francia dejará de ofrecer pruebas gratuitas de coronavirus para mediados de octubre, una acción encaminada a promover la vacunación y a evitar medidas drásticas para frenar la propagación de variantes más contagiosas, anunció hoy el portavoz del Gobierno, Gabriel Attal.
   Las pruebas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y de antígenos ya no estarán disponibles de forma gratuita, excepto para los pacientes con una receta médica. "La realización de pruebas no protege", enfatizó Attal. "Las constantes pruebas no evitan que las personas vayan al hospital o se contagien".
   "Para mediados de octubre, todos habrán tenido tiempo para organizarse y asumir su propia responsabilidad", añadió.
   De acuerdo con cifras del Gobierno, hasta el 10 de agosto, Francia había aplicado 45 millones de primeras dosis de vacunas contra la COVID-19, lo que representa el 67,2 por ciento de la población total, y más de la mitad de los 67 millones de habitantes habían recibido ambas dosis.
   El Gobierno francés busca aplicar 50 millones de primeras dosis y vacunar por completo a 35 millones de personas para fines de agosto. También espera lograr la inmunidad de rebaño, cuando el 90 por ciento de las personas elegibles han sido vacunadas, para este otoño.
   Después de una reunión virtual del consejo de defensa sobre la situación de la epidemia, el presidente Emmanuel Macron también decidió suministrar dosis de refuerzo a los ancianos y a las personas más vulnerables a partir de septiembre.
   Otras medidas para detener la propagación de la variante Delta del coronavirus incluyen el "pase de salud" obligatorio en centros comerciales cuya superficie supere los 20.000 metros cuadrados en departamentos en los que la tasa de incidencia sea de más de 200 por cada 100.000 habitantes.
   Por otra parte, la situación en los territorios de ultramar de Francia es "dramática". En Guadalupe se acabaron las camas de cuidados intensivos y se ordenó un estricto confinamiento, mientras que en Martinica, las playas y negocios no esenciales han permanecidos cerrados durante tres semanas y se ha solicitado a los turistas abandonar la isla.