Luis Encarnación Pimentelencar-medios@hotmail.com
El ministro Lisandro Macarrulla, que proviene del influyente sector empresarial, no podía ser santo de la devoción de los “compañeros” del PRM ahora en el poder, desde que llegó por lo alto como jefe de gabinete del proyecto presidencial de Luis Abinader. Y de seguro que entre los equivocados que piensan que los cargos – todos- deben ser “para gente del Partido” (¿) se habrían propuesto “tirarle al cuello”, a la primera oportunidad que se les presentase, con el fin de sacarlo de circulación y quitárselo del lado al jefe del Estado.
Además de por el cargo en sí, por el que algunos aspirantes al mismo quedaron “amargados”, también porque el hombre – que se inclina por un bajo perfil – es realmente mano derecha del presidente, con el que maneja políticas de Estado y decisiones de importancia capital, que quisieran manejar algunos de los que gratuitamente le adversan a lo interno.
Y, sin reparar en daño personal ni en costo político a un gobierno que ha ofertado una línea de transparencia, ven en la investigación judicial que hay abierta que una empresa familiar del funcionario palaciego trabajo en una área de la Nueva Victoria en la gestión del exprocurador Jean Alain y, aun sabiendo que cualquier duda sobre limpieza o falencia contractual la despeja una simple auditoria forense de la Cámara de Cuentas, creen una oportunidad para abrirle fuego mediático al ministro de la Presidencia. Resulta que ya las “alturas” habían dispuesto dar una” ojeada” al caso, para estar seguros de que no hubiera “contagio” y para estar preparados ante eventuales francotiradores, de fuera y de adentro. De ahí la respuesta de la titular de Ética Pública, doña Milagros Ortiz, al mortero del disgustado Alburquerque:” Hace cuatro meses hice lo que ahora me sugiere que haga”. Lo de la trama, referida por el propio Lisandro al salir al frente y mostrarse dispuesto a que “lo registren”, es en partida doble: del PRM-PLD.
Los primeros, culpan a Lisandro de su rezago, por el poder y espacio que concentra. Del laboratorio morado, en cambio, sale la idea de tocar o picarle cerca al propio presidente Abinader, vía Macarrulla, con miras a restarle fuerza a la lucha anticorrupción y a su discurso de transparencia desde el Gobierno que encabeza .
Está claro, se busca que desde el poder se baje la guardia o cese la campaña que ya tiene en prisión o señalados en acciones escandalosas a parientes y varios colaboradores del expresidente Danilo Medina. Y hasta un “hamburgués” puesto en las redes, con “condimentos “alusivos a casos destapados por el Ministerio Publico, prueban la campaña montada.