Cultura, Portada

El plagio

Manuel Matos Moquete

Manuel Matos Moquete

El plagio es común en República Dominicana. Cuenta con caras y doctas asesorías nacionales e internacionales. El Estado es el principal plagiario. Eso se advierte en las leyes y las iniciativas supuestamente innovadoras, como se descubrió recientemente en la “Marca País”.

Es una práctica “normal” entre profesores y estudiantes en las escuelas y las universidades. Ahí es aceptado y promovido, a pesar de los programas anti-plagios. El copipega es una institución.. El plagio no solo abunda en lo público. En lo privado campea sin límites, en las empresas y las artes: la literatura, la música, la pintura… Entre los escritores, ni se diga. La influencia y la imitación no son suficientes. Versos, fraseos, imágenes, personajes y situaciones son simplemente copias de autores conocidos.


Quien hoy se atreva a aplicar sin cortapisas el rasero de la propiedad intelectual en el país tendrá que cargar con la culpa del derrumbamiento de no pocos altares.

El plagio es hoy “poderoso caballero”, como diría Francisco de Quevedo. No es don Dinero; es la amenaza que en el mundo corroe los cimientos de milenios de búsquedas y esfuerzos hacia «el arribo de la luz”, tomando la expresión de Miguel Alfonseca. No es que no nos aprovechemos de los conocimientos y las artes acumulados durante siglos. Es que seamos honestos y responsables, y, simplemente, nombremos o citemos, como acabo de hacerlo. Es que no usemos como nuestra, la propiedad de la autoría de otros, robándoles lo que es suyo a los genuinos autores ; y sacando los consiguiente réditos de la fraudulenta operación