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Cursó sus estudios en el Colegio Belén, en la Habana. De niño sintió vocación religiosa e ingresó el Seminario en 1941 y se ordenó sacerdote en 1954.
Por HTN SANTO DOMINGO, el 3 de Mayo de 1988, falleció en Santo Domingo, el Padre Fernando de Arango Álvarez. Había nacido el 20 de febrero de 1924 en la Habana, Cuba.
Cursó sus estudios en el Colegio Belén, en la Habana. De niño sintió vocación religiosa e ingresó el Seminario en 1941 y se ordenó sacerdote en 1954.
Sus restos fueron inhumados en el Cementerio de los Padres Jesuitas en la Casa Manresa.
De su vida el periodista y gremialista José Gómez Cerda dijo que durante algún tiempo se desempeñó como asesor de la Juventud Obrera Católica (JOC) cubana, especialmente en los últimos años de la dictadura de Fulgencio Batista y los primeros años del Gobierno de Fidel Castro, donde la JOC jugó un importante papel en defensa de los derechos de los jóvenes trabajadores y del pueblo cubano en general.
EL PADRE FERNANDO ARANGO
Por José Gómez Cerda
Fernando de Arango Álvarez nació el 20 de febrero de 1924 en la Habana-Cuba, y murió el 3 de mayo de 1988, en Santo Domingo, está enterrado en el Cementerio de los Padres Jesuitas en la Casa Manresa. Cursó sus estudios en el Colegio Belén, desde muy pequeño sintió vocación religiosa, ingresó el Seminario en 1941 y se ordenó sacerdote en 1954.
Durante algún tiempo de desempeñó como asesor de la Juventud Obrera Católica (JOC) cubana, especialmente en los últimos años de la dictadura de Fulgencio Batista y los primeros años del Gobierno de Fidel Castro, donde la JOC jugó un importante papel en defensa de los derechos de los jóvenes trabajadores y del pueblo cubano en general.
Lo conocí en La Habana, cuando procedente de Costa Rica, en mi condición de exiliado de la dictadura de Trujillo estuve en esa ciudad.
El padre Fernando de Arango fue expulsado de Cuba junto a otros 125 religiosos, tanto sacerdotes, como monjas, entre ellos el Obispo Monseñor Eduardo Boza Masvidal, fueron deportados a España, Arango se traslado a Venezuela y a mediados del año 1962 se radicó a nuestro país.
Arango se unió a otros jesuitas que estaban trabajando en el área social, entre ellos hay que recordar con especial veneración al padre Manuel González Quevedo, y algunos más jóvenes para esa época como los padres Francisco Guzmán, José Arnaiz, Benavides, José Llorente; más tarde llegaron el Padre José Luis Alemán, Arnaldo Bazán, Juan Montalvo, y otros, quienes realizaron una labor de identificación con la clase de trabajadora dominicana, tanto en el campo como en la ciudad, especialmente en el área de la formación, acción, promoción y organización.