Por Fausto Triana
Pretoria, 28 ago (PL) Omnipresente, ineludible, la figura de Nelson Mandela marca el antes y el después de Sudáfrica a más de 20 años del fin del apartheid, pero el país se mueve hoy en la dicotomía de seguir el camino actual o cambiar el rumbo.
Como si muchos esperaran una señal del primer presidente negro de la Nación arcoiris (1994-1999) mientras se debaten acuciantes problemas sociales, políticos y económicos a pocos meses de las elecciones generales.
Pese a sus detractores, el Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés) conserva su favoritismo para imponerse en los comicios y a todas luces, el actual mandatario, Jacob Zuma, será reelecto.
Primer productor mundial de platino, cuarto de diamantes y quinto de oro, con grandes recursos minerales, una naturaleza colosal y notable desarrollo industrial, agrícola y de transporte, Sudáfrica se resiente, sin embargo, de otros problemas.
Mandela fue un factor clave en los intentos de reconciliación y saneamiento de las heridas del pasado, pero como reiteró recientemente a Prensa Latina el padre Michael Lapsley, «todavía la purificación de la sociedad no se ha logrado».
El padre Michael, quien perdió sus dos manos por una carta-bomba enviada por los ultraderechistas del apartheid, recordó asimismo que Sudáfrica es probablemente el país con más inequidades en el universo.
Las tensiones raciales no han cesado y el mejor reparto de las riquezas tampoco se consiguió a la escala que necesita una población de más de 50 millones de habitantes.
Mientras Madiba, quien cumplió 95 años hospitalizado el 18 de julio último, no parece destinado a nuevos aportes. Ya con los que hizo, parecen más que suficientes.
El Premio Nobel de la Paz, ingresado el 8 de junio pasado por otro agravamiento de sus problemas pulmonares, continua en estado «crítico pero estable», según reiteró desde Kuala Lumpur el jefe de Estado Jacob Zuma.
Mandela está todavía en el hospital recibiendo tratamiento al hablar sobre la evolución del ex estadista en un discurso luego de recoger un premio concedido al hombre que pasó 27 años de su vida encarcelado, mayormente en Robben Island.
Al tiempo que le deseamos una buena salud a Madiba, también queremos celebrar su legado y aprender de él, con el fin de construir un mundo mejor, dijo Zuma en la capital de Malasia al recibir el Premio a Toda una Vida por la Paz Global.
Por momentos, su salud se vuelve inestable, admitió el sábado una fuente gubernamental, aunque destacó la «gran capacidad de recuperación» del luchador contra el apartheid.
Tal vez por el símbolo y también en virtud de su resistencia a las infrahumanas condiciones carcelarias durante casi tres décadas, Mandela es más que nunca venerado mientras permanece en un hospital de Pretoria.
Cada semana tienen lugar actos o iniciativas que buscan homenajear al ex presidente. Sin embargo, la sociedad parece batallar por nuevos espacios políticos mientras la personalidad de Tata, como también lo llaman, queda en el símbolo.
2013-08-28 19:11:11