Internacional

Siria plantea preguntas sobre el papel de EE.UU. en el mundo


Mark Mardell

BBC

Sábado, 7 de septiembre de 2013

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Obama y Putin

El presidente Barack Obama está preparándose para persuadir a su Congreso por un voto que ha dicho es vital para la credibilidad de Estados Unidos.

También es un momento crítico para la percepción que tiene el país de sí mismo como un poder en el mundo. Sin embargo, en los detalles del debate sobre Siria, las cuestiones más importantes y el tema de fondo se encuentran en peligro.

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En esencia, se trata de si el mundo necesita un superpolicía. Y si EE.UU. debe simplemente asumir ese papel.

Obama, al igual que el primer ministro de Reino Unido, David Cameron, así como el expresidente de EE.UU. George W. Bush y el expremier británico Tony Blair, tiene dos argumentos principales para intervenir en Medio Oriente. Se superponen y se entrelazan, pero son distintos.

El primero es el interés nacional. Obama dice que Siria no representa una amenaza inmediata para EE.UU., pero que su decisión de utilizar armas químicas amenaza a sus aliados y bases en la región.

Con menor insistencia, su gobierno ha sugerido que estas armas podrían caer en manos de terroristas que podrían usarlas contra el país.

Las turbias «razones morales»

Es bastante obvio: cuanto más grande es la potencia mundial, más pueden ser perjudicados sus intereses vitales por algo que sucede muy lejos. Si todo el Medio Oriente está en alboroto, es muy poco lo que esto puede afectar a, por ejemplo, Paraguay o Letonia.

El argumento a favor de los intereses nacionales es bastante claro. Pero el deseo de intervenir por lo que podríamos llamar «razones morales», es, sin embargo, un argumento más turbio y gris.

Obama, e incluso con más fuerza el secretario de Estado, John Kerry, han dicho que el mundo no puede mantenerse al margen y ser testigo de tanto sufrimiento. Especialmente cuando se viola el derecho internacional.

«En esencia, se trata de si el mundo necesita un superpolicía. Y si EE.UU. debe simplemente asumir ese papel»

Es evidente que se trata de políticos de alto nivel en EE.UU., Francia y Reino Unido los que están interesados en este argumento del intervencionismo de Occidente. No Rusia, ni mucho menos China.

En un reciente viaje a Pekín, me convencí de que esto es bastante auténtico. A académicos y ciudadanos de a pie les resulta incomprensible que Estados Unidos quiera imponer sus valores al resto del mundo.

China repite con fuerza que quiere la desnuclearización de su aliado Corea del Norte. Pero se resiste a forzar la situación.

Sin embargo, no son sólo los que viven en el país comunista y el antiguo imperio comunista los que defienden este punto de vista.

Apenas se oyen voces para exigir la intervención militar en países como India o Brasil, en Nigeria o Japón.

Soberanía

Países muy cerca de vivir crisis como las del Medio Oriente pueden pensar en pedir ayuda, pero al final reconocen que ellos mismos pueden resolver sus propios asuntos.

Un policía del mundo podría tener más autoridad moral si no fuera una de las antiguas potencias imperiales o Estados Unidos, que aunque no es técnicamente el orgulloso poseedor de un imperio, ha dejado una huella más grande que cualquier otro país del planeta.

Inspectores

El presunto uso de armas químicas en Siria cambió el juego diplomático en Washington.

Una vez le dije a Tony Blair que la guerra en Irak podría haber sido más creíble si la invasión la hubiese pedido Suecia. Pero su respuesta fue muy obvia: «Bueno, no hubiesen podido llevarla a cabo, ¿o sí?».

Lo cual me hace preguntarme sobre el viejo dicho, «Para un martillo, cada problema es un clavo». En este caso , usted tiene que preguntarse por qué el martillo se forjó en primer lugar.

Los británicos desarrollaron su ejército para defender un imperio global. EE.UU. desarrolló su poderío militar para intervenir en Europa y luego para desafiar a la Unión Soviética.

Pero la culminación del objetivo original no ha eliminado el instinto para intervenir.

Imperialismo y petróleo

Tal vez la palabra «imperialismo» te hace pensar en los argumentos de «que todo tiene que ver con el petróleo» o el dominio de zonas petroleras.

Sin embargo, los imperialistas victorianos realmente creían que traían la civilización y el cristianismo. El orden y el imperio de la ley a aquellas naciones que no podían llegar a esos niveles de «civilización».

«Detener el horror de las armas químicas no es lo mismo que imponer la democracia a punta de pistola»

En todo caso, la creencia de Estados Unidos en su propia misión es más universal y no se rige por el racismo. Pero hay un insistente deseo en ese país de construir un mundo a su propia imagen y semejanza.

Por supuesto, detener el horror de las armas químicas no es lo mismo que imponer la democracia a punta de pistola.

Pero nos planteamos la misma pregunta de quién tiene la autoridad para tomar la decisión de qué leyes se han violado y quién debe imponer el castigo.

La ONU está destinada a ser el organismo que ordena a policías globales a entrar en acción. Pero EE.UU. dice que el Consejo de Seguridad no sirve debido al poder de veto de Rusia.

Actuar solo

Mientras la posición rusa parece cínica, la postura de EE.UU. es como la de un fiscal que dice que el sistema judicial no funciona porque no consiguió una condena.

O incluso como que si el primer ministro británico David Cameron dijera que el Parlamento no sirve porque votó negativamente contra una acción militar contra Siria.

El presidente Obama entiende cómo luce ante el resto del mundo si su país actúa solo militarmente.

Es por eso que fue tan reacio a tomar la iniciativa frente a Libia, porque ha sido sumamente lento a la hora de desarrollar una estrategia ante Siria.

Sin embargo, Obama ha decidido ahora que incluso si nadie más (aparte de Francia) está dispuesto a actuar militarmente, al menos cree que Estados Unidos es el que debe hacerlo. Pocos en el país o en el extranjero parecen estar de acuerdo con él, pero no plantean una alternativa.

2013-09-07 15:38:32