Conoce aspectos únicos y curiosos de Vietnam, uno de los cinco países comunistas que quedan en el mundo
Por BBC Mundo
Bill Hayton fue corresponsal de la BBC en Vietnam hasta que las autoridades supieron que estaba informando sobre la disidencia del país y tuvo que abandonar el país. Ahora, mira hacia atrás y reflexiona sobre aspectos únicos y curiosos de uno de los cinco países comunistas que quedan en el mundo.
Es imposible decir «Yo te amo» en vietnamita
Y no es porque los vietnamitas no sean apasionados. Lo que pasa es que en el vietnamita coloquial no hay una palabra para «Yo» ni «Tú».
La gente se habla entre sí de acuerdo con sus edades: «anh» para hermano mayor, «chi» para hermana mayor, «em» para un hermano más joven y así.
Por esa razón los vietnamitas le preguntan a las personas que acaban de conocer cuál es su edad, para poder usar el pronombre apropiado y tratarlas con el respectivo respeto.
Una declaración típica de amor podría ser: «Hermano mayor ama a hermana menor». Si la mujer es más vieja sería: «Hermana mayor ama a hermano menor». Pero cabe mencionar que las mujeres prefieren que se les llame «em», independientemente de su edad.
Hay más de 40 pronombres diferentes que describen las relaciones entre individuos y grupos de distintas edades y posiciones sociales. La mayoría suena mucho mejor en vietnamita que en otros idiomas.
El vestido tradicional viene de París
Las imágenes de mujeres vietnamitas con sus melenas negras y sus hermosos vestidos de seda que se mueven con el viento cuando montan bicicleta están impresas en millones de postales y pintadas en cuadros que se han vendido por décadas.
El traje, el ao dai es la vestimenta de rigor para mujeres en las ocasiones formales o si trabajan en hoteles.
El origen del vestido se remonta a los trajes que usaban las mujeres en el siglo XVIII, pero su versión moderna tiene sus raíces en la moda parisina de los años 20, época en que Vietnam formaba parte de la Indochina francesa.
Nguyen Cat Tuong, un diseñador que estudió moda francesa en la Escuela de Bellas Artes de Indochina en Hanoi, reformuló el estilo en 1925 con la idea de modernizar la imagen y el rol de las vietnamitas.
Se promovió como un traje nacional y se volvió muy popular en los años 50 y 60 en el sur del país, donde ha sido más común que en el norte.
En ocasiones fue criticado y calificado de decadente por los comunistas. Las mujeres no lo solían llevar durante el periodo de la postguerra, pero ahora la moda parece estar de regreso.
Uno de cada seis es vigilante
Vietnam no es el Estado policía que solía ser hace pocos años atrás, pero eso no significa que nadie te está vigilando.
Hay varios servicios de seguridad muy atentos a cualquier señal de subversión. Además del ejército y la policía, hay paramilitares, milicias rurales y, en la ciudad, guardianes vecinales que mantienen un ojo puesto en lo que hacen los demás.
Todas esas formaciones le reportan al Ministerio de Defensa Nacional o al Ministerio de Seguridad Pública.
El profesor Carl Thayer, de la Academia de las Fuerzas de Defensa Australianas, es considerado una autoridad en el estudio de las Fuerzas Armadas vietnamitas.
Thayer estima que el tamaño total de las fuerzas de seguridad de la nación asiática es de al menos 6.7 millones de personas.
Tomando en cuenta que la población activa en términos laborales es de alrededor 43 millones de personas, se puede deducir que una de cada seis personas trabaja tiempo completo o medio tiempo para alguno de los cuerpos de seguridad.
El padre de la revolución no lo fue
«El tío Ho» fue el rostro conocido de la revolución vietnamita y su foto todavía adorna afiches, billetes y mucho más en Vietnam. Pero una investigación reciente revela que Ho Chi Minh (cuyo nombre real era Nguyen Sinh Cung) no estaba realmente al mando de la (comunista) República Democrática de Vietnam durante los años 60, en el clímax del conflicto con Estados Unidos.
Durante la década de 1910, Ho trabajó como un inmigrante en Francia y en Inglaterra, donde, entre otros oficios, lavó platos en el Hotel Carlton de Londres. Posteriormente, se volvió comunista y viajó a Rusia y China.
Luchó contra los japoneses en la Segunda Guerra Mundial y contra Francia antes de convertirse en presidente.
Para Estados Unidos era el hombre malo de la guerra.
Pero por mucho tiempo se ha debatido si realmente era un político de línea dura.
De acuerdo con la investigación más reciente, el poder real lo ejercía el secretario general del Partido Comunista, Le Duan, calificado como un brutal y nada carismático estalinista.
Le Duan utilizó su control sobre los servicios secretos para mantener a raya a otros líderes y vencer a quienes se oponían a su estrategia de lucha sin cuartel contra la República de Vietnam, en el sur del país.
La victoria en 1975 dejó a Le Duan a cargo, pero con consecuencias terribles. La revancha y el mal manejo de la economía dejó al país aislado y empobrecido.
Su muerte en 1986 allanó el camino para abrir las puertas del país.
Masacre a escala industrial
En 1946, en vísperas de la guerra contra Francia, el líder del Vietnam comunista Ho Chi Minh hizo una advertencia en París: «Pueden matar a 10 de mis hombres por cada uno de su bando que yo mate, pero incluso así ustedes perderán y yo ganaré».
Al final tuvo razón en lo que respecta a vencer a los franceses. Sin embargo, después de que los europeos se fueron y que llegaron las tropas de Estados Unidos, se calcula que la tasa de vietnamitas muertos a manos de los estadounidenses fue de 50 a 1.
Se estima que el número de agentes militares estadounidenses muertos en Indochina entre 1955 y 1975 fue de 58,220, aunque 1,629 son todavía considerados como desaparecidos.
Nadie sabe con certeza cuántos vietnamitas murieron.
Una estimación publicada en el British Medical Journal en 2008, que se basó en una encuesta estadística, indica que tres millones de vietnamitas murieron en esos 20 años de guerra.
Las cifras oficiales vietnamitas apuntan a que tres millones de personas murieron, dos millones de ellas eran civiles. Esa cifra refleja la batalla entre la determinación de los vietnamitas comunistas por triunfar y las tácticas despiadadas y el armamento de escala industrial que Estados Unidos desplegó.
Las islas turísticas que fueron gulags
«El encanto escondido» es un slogan vietnamita que busca seducir a turistas. A muchos habitantes locales no les gusta, pero aún así parece apelar al ánimo aventurero y las ganas de descubrir lo desconocido de los extranjeros que visitan el país.
Entre esos descubrimientos están las hermosas islas de Phu Quoc y Con Dao.
Pero entre las palmeras y las playas paradisíacas hay historias muy dolorosas.
Con Dao fue usado por los franceses para encarcelar a prisioneros políticos y rebeldes por casi un siglo, a partir de los 1860.
La isla era famosa por sus «jaulas de tigre», unos huecos en la tierra que medían 4 pies x 9 pies. En cada uno se introducían hasta cinco prisioneros encadenados.
Se mantuvo como una prisión en el sur de Vietnam. Se cree que alrededor de 20,000 personas murieron allí.
En Phu Quoc también se construyó una prisión francesa, que después se convirtió en una cárcel vietnamita. El lugar era con frecuencia supervisado por interrogadores estadounidenses.
Después de la guerra, en la isla se instalaron campamentos en donde los oponentes del Partido Comunista eran enviados para ser «reeducados».
El aislamiento de ambas islas funcionaba perfectamente para ejercer la represión. Ahora son los sitios ideales para un escape relajante.
El enemigo de Vietnam siempre ha sido China
Aunque la guerra finalizó hace cerca de 40 años, la mayoría de los extranjeros todavía asocian Vietnam con su conflicto con EE.UU. Pero los vietnamitas han peleado en guerras contra China por mucho más tiempo.
Aunque hay muchas similitudes entre la cultura china y vietnamita, los vietnamitas modernos se definen más o menos como opositores a China.
Cada ciudad tiene calles, estatuas y edificios que llevan el nombre de héroes (reales y míticos) que pelearon contra el vecino del norte.
Entre ellos están: Hai Ba Trung, las dos hermanas Trung que lideraron una rebelión en el año 40; Ngo Quyen, a quien los vietnamitas reconocen como el líder de la independencia en la batalla de 938; Ly Thuong Kiet, que peleó contra el Sung en 1076; Tran Hung Dao, quien derrotó a los mongoles en 1284; Le Loi o Le Thai To, que derrotó el Ming en 1428 y Nguyen Hue y Quang Trung, quienes vencieron el Qing en 1789.
La mayoría de estas historias son mitos anacrónicos, pues muchos de estos conflictos se dieron entre gobernantes regionales, rebeldes, señores de la guerra, discípulos y advenedizos, quienes no habrían entendido los significados de la palabra «Vietnam» o incluso «China», ya que ambas son creaciones modernas.
En esos días, las tensiones por disputas territoriales de China y otras partes del Mar de la China Meridional, ricas en recursos naturales, eran constantes.
No todas las reliquias de guerra lo son
La imagen de un tanque comunista traspasando las puertas del palacio presidencial en Saigón y estacionándose en el césped es emblemática.
Pero ¿cuál tanque fue ese?
Los museos tanto en Saigón como en Hanoi tienen exhibidos el tanque número 843. Ambos lugares aseguran que su tanque fue el primero en atravesar las puertas del palacio.
Sin embargo, las fotos del 30 de abril de 1975 indican que el tanque 843 no fue el primero que atravesó las compuertas.
Se cree que el tanque 843 se llevó la gloria porque fue el que se usó en una representación que se montó para las cámaras cinematográficas después de que el histórico acontecimiento sucediera.
Las reliquias de la guerra como esa todavía son muy importantes para el Partido Comunista, cuya legitimidad depende, en parte, de su rol en «liberar» al país.
Si amas a alguien, quema sus posesiones
En las creencias religiosas vietnamitas, la muerte no significa el final. La muerte es el paso a la otra vida, en la que las cosas son iguales a las del mundo.
El muerto necesita las comodidades de su hogar tanto como las necesitan los vivos. Pero ¿cómo obtienen teléfonos celulares, lavadoras y ropa nueva?
Es simple, sus familiares compran efigies hechas de papel de los objetos y las queman. A través del humo que emanan, los objetos son transferidos a la otra vida.
El gobierno vietnamita estima que, el año pasado, la gente gastó alrededor de $20 millones en objetos de papel para quemar.
La mitad comparte un apellido
De Hanoi a Hollywood, decenas de millones de vietnamitas comparten un apellido: Nguyen.
El primer ministro es Nguyen Tan Dung; hay un actor vietnamita y estadounidense llamado Dustin Nguyen y Nguyen está en la lista de los apellidos más comunes en Estados Unidos, Australia y varios países europeos.
La pronunciación es terriblemente difícil para extranjeros por la combinación de «ng», se trata de dos vocales con un tono nada familiar.
El nombre probablemente tiene raíces chinas. Por varios siglos, miles de familias escogieron -o fueron forzadas- a cambiar sus nombres a Nguyen como un signo de lealtad a los sucesivos gobernantes vietnamitas.
Como resultado no todos los Nguyen son los mismos. Algunos podrían ser hijos de antiguos emperadores, otros pudieron haber sido hijos de rebeldes.
Muy pocos pueden leer su idioma histórico
Hasta principios del siglo XX, el vietnamita era usualmente escrito con caracteres al estilo chino, conocidos como Chu Nom. Pero desde el siglo XVI, el lenguaje también se escribía en escritura occidental, gracias a misionarios cristianos de Portugal y, posteriormente, el jesuita francés Alexandre de Rhodes.
Los misionarios simplemente estaban buscando una forma más fácil de predicar el Evangelio, pero en el siglo XX los nacionalistas vietnamitas se dieron cuenta de que la escritura también facilitaba la difusión de sus propias ideas.
La escritura en latín era mucho más sencilla que los caracteres de la lengua antigua.
Hoy en día, el Chu Nom está casi muerto. Los únicos lugares donde se ve es en las inscripciones que hay en los templos budistas.
Muy pocos vietnamitas son capaces de leer lo que dicen dichas inscripciones o los documentos históricos del país, como la pieza mejor conocida de la literatura vietnamita antigua, la «Historia de Kieu».
Un grupo de expertos trata de mantener vivo su conocimiento, pero está desesperadamente preocupado por la posibilidad de que la lengua se extinga.
Bill Hayton fue el reportero de la BBC en Hanoi entre 2006 y 2007 y su libro: «Vietnam: rising dragon» fue publicado en 2010. No ha regresado a Vietnam desde 2007.
2013-09-10 04:41:43