La Habana, 25 feb (PL) Las acciones subversivas de Estados Unidos contra ciertos gobiernos tienen lugar con una estrecha coordinación entre las Fuerzas de Operaciones Especiales (FOE) subordinadas al Pentágono y la comunidad de inteligencia, señalan documentos oficiales norteamericanos.
Las directivas del Departamento de Defensa en este sentido se basan en la Estrategia de Seguridad Nacional y la Estrategia Militar Nacional, entre otros instrumentos rectores de la política de Washington en cuanto a sus intereses globales como potencia.
Pero el tema también lo aborda la Circular de Entrenamiento TC-18-01 de las FOE, publicada en noviembre de 2010, bajo el título «La Guerra no Convencional».
El texto, de unas 180 páginas, establece que el apoyo de la administración estadounidense a un movimiento subversivo puede manifestarse de forma directa o indirecta, en dependencia de las circunstancias del conflicto.
«En ocasiones no es deseado el apoyo abierto a un movimiento de resistencia, y en estos casos el gobierno norteamericano puede ofrecer la ayuda mediante un socio de una coalición o un tercer país», destaca el documento que intenta normar estas acciones.
En cambio, en los escenarios de guerra «resulta menos controvertida la visibilidad de la asistencia de Washington, que puede incluir apoyo logístico, entrenamiento y la presencia de asesores en áreas controladas por los insurgentes…»
Sin embargo, la TC-18-01 admite que también esto puede realizarse desde un país fronterizo», con el apoyo de otras agencias federales, que incluyen por supuesto a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y otras entidades de espionaje.
Esto último es lo que hacen precisamente en Siria, pues desde bases en la vecina Turquía y en Jordania no solo preparan a los elementos subversivos, sino que facilitan la entrega de armas y pertrechos de todo tipo, a la vez que recogen información sobre el desarrollo de la
contienda.
Funcionarios estadounidenses y extranjeros vinculados a los servicios de espionaje reconocieron al diario The Washington Post su incapacidad para establecer una presencia física dentro de Siria, en
contraste con el papel de los espías que estaban en Egipto y Libia durante las revueltas.
En ese sentido, las operaciones dependen de sus contrapartes en Jordania, Turquía y otros aliados regionales.
Medios de prensa estadounidenses revelaron en septiembre de 2013 que el Pentágono aprobó un plan mediante el cual las FOE «por primera vez» estarían en contacto directo con las bandas antigubernamentales sirias para adiestrarlas en el uso de armas ligeras, misiones de mando, control
e inteligencia.
Estas actividades dieron continuidad a medidas iniciadas desde hace varios años para subvertir el orden y socavar el prestigio de Assad.
Así lo reveló un cable del Departamento de Estado de diciembre de 2006, -publicado por el sitio digital Wikileaks en 2013- que señala la necesidad de apoyar a sectores extremistas en la oposición siria e influir en el círculo más cercano a Assad.
Un artículo publicado este martes por The New York Times señala que la Casa Blanca explora nuevas opciones en sus intentos por derrocar al gobierno sirio, que incluyen la posibilidad de realizar ataques cibernéticos contra infraestructuras vitales en el país árabe.
La vocera del Consejo de Seguridad Nacional, Caitlin Hayden, confirmó al rotativo las deliberaciones sobre el tema, pero se negó a revelar detalles de lo discutido, aunque reconoció que en 2012 el presidente Barack Obama firmó «una directiva presidencial» que autoriza esas operaciones.
Para algunos expertos y medios de prensa norteamericanos, la visita de Obama a Arabia Saudita en marzo próximo será una oportunidad para que ambas partes coordinen sus acciones contra el gobierno de Damasco, tras el fracaso de las negociaciones de paz en Ginebra, Suiza.
El jefe de la Casa Blanca pretende dejar sentadas las bases para eventuales acciones de fuerza contra la nación del Levante, que contarían como hasta ahora con el apoyo de los aliados incondicionales de Washington en la región.
Estas y otras actividades de Estados Unidos muestran que en el caso sirio se aplica lo señalado en la TC-18-01, aunque la realidad en el terreno supera los supuestos límites que el Pentágono pretende establecer en este documento rector de las operaciones de sus unidades élites en el exterior.
2014-02-25 19:21:34