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Explosión en Cuajimalca fue como un terremoto, afirman testigos

México, 30 ene (PL) La explosión en el hospital mexicano materno infantil de Cuajimalca estremeció la zona a un kilómetro a la redonda, afirmaron hoy vecinos sobre la tragedia que provocó hasta el momento tres muertos y más de 70 heridos.

A un kilómetro de distancia se escuchó un estruendo, cimbró todo como si fuera un temblor y tronaron los vidrios de las ventanas. Empezó a oler a humo y después se escucharon las sirenas, relató Germán Ramírez, quien vive a un costado de la carretera México-Toluca en Contadero.

Poco después de las 07:00 hora local, tras la explosión de una pipa de gas en el nosocomio, todo en el pueblo fue confusión entre sus habitantes. Algunos optaron por refugiarse en sus casas, otros acudieron a ayudar en las primeras labores de rescate.

Llegamos y la gente estaba asustada, llorando y a gritos pidiendo auxilio entre nubes de polvo, era como un pedacito del sismo de 1985, apuntó Manuel, quien junto con unos amigos apoyaron en la remoción de escombros.

Uno de los primeros en llegar fue Emiliano Lara, cuyo domicilio se encuentra a escasos 100 metros, a espaldas del hospital, quien contó que primero escuchó el correr del personal de rescate y emergencias y después sobrevino la explosión.

Todo voló, el techo del hospital se elevó entre 10 y 15 metros. Sólo alcancé a abrazar a mi hija y nos pertrechamos detrás del zaguán. No hubo fuego, sólo un flamazo grande, después una tolvanera que cubrió el inmueble. Todo quedó reducido a escombros, sólo una parte de la estructura de acero quedó en pie, refirió.

Según su testimonio, las casas aledañas sufrieron daños menores, y entre los inmuebles más afectados está un jardín de niños, que a esa hora estaba vacío. Tenía todos los cristales rotos y las ventanas se curvaron hacia adentro, apuntó.

Él y otros vecinos ingresaron a las zona de incubadoras y entre los escombros hicieron los primeros rescates. Sacamos a una enfermera que logró ponerse de pie; después a otra persona que tenía la cabeza atorada en una mesa, y cuatro bebés, todos con vida.

A Adriana Ortega la explosión la sorprendió a medio despertar. Salimos descalzos después de oír el estruendo. Yo vivo casi enfrente, a un lado del «kínder». Nos pidieron que cerráramos los tanques de gas y que saliéramos de la casa, por temor a otra explosión. Mi casa es de madera y se quedaron las tablas chuecas. No nos han permitido regresar.

Desde las 09:00 hora local, la ayuda de los vecinos fue desplazada por los distintos cuerpos de rescate y emergencia. Esto provocó molestias entre los voluntarios civiles, entre ellos Miguel Mendoza, quien llegó al sitio del siniestro sin más herramientas que las manos.

La destrucción fue total. Yo y mis hermanos logramos entrar y rescatamos a nueve personas, entre ellas algunos bebés de la zona de cuneros. Fue impactante; es algo que no se puede olvidar, sobre todo el llanto de los bebés, expresó al diario La Jornada.

Yatziri Contreras, una de las enfermeras del hospital, quien terminó su turno la noche del miércoles, precisó que en el área de incubadoras había ocho bebés, uno de ellos grave y entubado, y los demás sólo en observación.

El hospital estaba repleto; había 24 madres con bebés, y la sala de urgencias estaba medio llena con 15 personas, refirió, al señalar que junto con otros compañeros llegaron a ofrecer su ayuda, pero se les informó que no era necesario y que sería hasta el martes cuando les notificarían dónde sería reubicado el personal médico y las enfermeras.

2015-01-30 15:39:42