Naciones Unidas, 1 jun (PL) Al menos seis mil 417 personas perdieron la vida y casi 16 mil resultaron heridas desde abril de 2014 por el conflicto en el sureste de Ucrania, según un informe divulgado hoy por Naciones Unidas.
En su décimo reporte sobre la situación humanitaria en el país europeo, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU advierte que pese a la relativa calma imperante, la crisis sigue impactando de manera particular a la población civil.
Entre las víctimas fatales están 626 mujeres y niñas, pero todos los datos sobre bajas son estimados conservadores, dada la situación en el terreno, precisa.
De acuerdo con la Oficina del Alto Comisionado, que desplegó el año pasado expertos en territorio ucraniano, continúan allí las violaciones de los derechos humanos, la violencia, los abusos y la impunidad.
Alrededor de cinco millones de personas viven en áreas afectadas por el conflicto, que estalló a principios de 2014 y escaló en los meses siguientes hasta convertirse en una crisis mundial, caracterizada por encarnizados combates y un enfrentamiento político y diplomático entre Rusia y occidente.
El conflicto comenzó con el golpe de Estado aupado por potencias occidentales contra Víctor Yanukóvich, en febrero del año pasado, y se enraizó con la llegada al poder de fuerzas con una marcada postura radical y anti-rusa, lo cual derivó en sublevaciones populares en regiones como Donetsk y Luhansk.
Los rebeldes federalistas del Donbass y el Gobierno de Petro Poroshenko llegaron en Minsk a un acuerdo de cese de hostilidades hace tres meses, gracias a la mediación de Rusia, Alemania y Francia.
Desde entonces, los bombardeos indiscriminados contra áreas densamente pobladas han disminuido de manera notable, aunque no se han detenido, lamenta en su reporte la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Las tropas de Kiev lanzaron sistemáticos ataques artilleros en su castigo a los insurgentes de Donetsk y Luhansk, declaradas repúblicas independientes, y durante su ofensiva para detenerlos, acciones en las que los civiles llevaron la peor parte.
Pese a la adopción el 12 de febrero último de un paquete de medidas para detener los choques armados en el sureste ucraniano, el Gobierno y los rebeldes aún combaten, y la población vive con miedo, y es víctima de minas y proyectiles sin explotar en las zonas de conflicto, insiste la ONU.
Según el órgano especializado en el tema de los derechos humanos, la calma impera en lugares otrora tensos, como Luhansk, pero otros sufren el impacto de la violencia.
Desde el 11 de abril, la vecindad del aeropuerto de Donetsk y el disputado pueblo de Shyrokyne viven episodios de enfrentamientos, que incluyen el uso de armas pesadas, detalla en su décimo informe, documentos con frecuencia criticados por Rusia, al denunciar su parcialidad.
Occidente acusa a Moscú de armar a los rebeldes, y bajo ese argumento impuso sanciones económicas a la potencia euroasiática.
Por su parte, Rusia enmarca el conflicto ucraniano desde sus orígenes, el golpe de Estado, en un intento de Estados Unidos y sus principales aliados en la región de cercarla, expandiendo el dominio y las amenazas militares de la OTAN hacia sus fronteras.
2015-06-01 14:01:10