Por Raúl Menchaca
LA HABANA, 27 nov (Xinhua) — El fallecido ex presidente cubano Fidel Castro, quien murió en La Habana el viernes a los 90 años, fue uno de los principales adversarios políticos de Estados Unidos.
«Cuando termine esta guerra, yo comenzaré una guerra mucho más grande y larga por mi cuenta: la guerra en que yo combatiré contra ellos (Estados Unidos). Me doy cuenta de que ese será mi verdadero destino», escribió Castro en plena Sierra Maestra, el 5 de junio de 1958, a Celia Sánchez, una de las mujeres claves de la revolución.
Unos meses después, a partir de enero de 1959, Castro instauró una sociedad socialista a apenas 150 kilómetros de las costas estadounidenses, y enfrentó a las administraciones encabezadas por Dwight Eisenhower, John F. Kennedy, Lyndon Johnson, Richard Nixon, Gerald Ford, Jimmy Carter, Ronald Reagan, George Bush, Bill Clinton y George W. Bush.
La hostilidad comenzó cuando la revolución en el poder aprobó una reforma agraria a la que Washington respondió con varias medidas, entre ellas la suspensión de la compra de azúcar a la isla y la ruptura de relaciones diplomáticas con el cierre, el 3 de enero de 1961, de la embajada de Estados Unidos en La Habana.
La isla, que dependía casi de manera única del mercado azucarero norteamericano, reaccionó con la nacionalización de las propiedades estadounidenses, lo que exacerbó la hostilidad de la administración Eisenhower.
Unos meses después, con el demócrata Kennedy en el poder, Castro encabezó la resistencia a una invasión militar, organizada y armada en abril de 1961 por Estados Unidos, pero derrotada en apenas 72 horas en Playa Girón, también conocida como Bahía de Cochinos, en el sur de la occidental provincia de Matanzas.
En febrero de 1962, Kennedy instauró el bloqueo total contra Cuba, y en octubre de ese año estalló la Crisis de los misiles o de Octubre, que puso al mundo al borde de una guerra nuclear por un posible choque entre Estados Unidos y la Unión Soviética tras la instalación en la isla de cohetes soviéticos con ojivas nucleares.
La decisión del entonces líder soviético, Nikita Kruschov, de retirar los misiles luego de las amenazas expresadas por Kennedy fue considerada siempre por Castro como una afrenta por haber sido tomada al margen del gobierno cubano.
El diferendo con Washington se agudizó en noviembre de 1966, cuando la administración Johnson envió al Congreso la aún vigente Ley de Ajuste cubano, una legislación que otorga beneficios especiales a los cubanos que llegan a territorio estadounidense, aunque sea de manera ilegal.
Durante el gobierno del republicano Nixon, que se extendió de 1969 al 1974, las relaciones entre ambos países no sufrieron cambios sustanciales, aunque se incrementaron las acciones terroristas contra la isla, como los secuestros de pescadores.
La llegada al poder de Ford, en 1974, significó un intento de atenuación de las diferencias, al permitirse los primeros viajes a la isla de empresarios estadounidenses pero, al mismo tiempo, aumentaron los ataques terroristas contra embajadas y oficinas de Cuba en el exterior.
En esa etapa, el 6 de octubre de 1977, ocurrió el atentado en Barbados contra un avión cubano de pasajeros, que dejó 73 muertos.
Al instalarse en la Casa Blanca el demócrata Carter, en 1977, se inició un período de distensión en el que se abrieron las respectivas Oficinas de intereses en Washington y La Habana, comenzaron las visitas de cubanos emigrados a la isla y se suscribieron acuerdos de límites marítimo-económicos.
La administración Reagan revirtió buena parte de lo alcanzado antes, con un sensible aumento de la hostilidad que permitió la creación de la Fundación Nacional Cubano-Americana, la principal agrupación del exilio anticastrista.
También se constituyeron Radio y TV Martí, emisoras del gobierno estadounidense destinadas a transmitir hacia Cuba, y se incluyó a la isla en la Lista de países patrocinadores del terrorismo.
No obstante, ambos gobiernos firmaron en 1984 un primer acuerdo migratorio mediante el cual Washington se comprometió a otorgar hasta 20.000 visas anuales a cubanos que deseaban emigrara hacia Estados Unidos.
La desintegración de la Unión Soviética y la desaparición del campo socialista europeo parecieron ser la oportunidad de oro para la administración del republicano, George Bush, quien endureció el bloqueo entre 1989 y 1993.
En esa etapa la Casa Blanca prohibió comerciar con Cuba a subsidiarias estadounidenses en terceros países y favoreció la adopción de la injerencista Ley Torricelli.
El demócrata Clinton sancionó en 1996 la Ley Helms-Burton, que puso en manos del Congreso el levantamiento del bloqueo a la isla, algo que hasta ese momento era facultad presidencial, y permitió demandar en los tribunales a quienes hacen negocios en Cuba con propiedades nacionalizadas a estadounidenses.
Entre 2001 y 2008, la administración de George W. Bush reforzó la hostilidad hacia Cuba, al reforzar el bloqueo y aumentar el financiamiento a grupos anticastristas, además de limitar los viajes y el envío de remesas a la isla.
Durante esa administración, en julio de 2006, Castro sufrió una grave crisis de salud que lo puso al borde de la muerte y lo obligó a abandonar el poder en manos de su hermano más pequeño y actual mandatario, Raúl.
Desde entonces, el líder histórico se retiró a su casa, aunque se mantuvo políticamente activo desde el 29 de marzo de 2007, cuando publicó el primer artículo en lo que sería su columna «Reflexiones del compañero Fidel», que hoy suma más de 400 textos sobre temas de actualidad internacional o históricos.
Muchos de esos artículos estuvieron destinados a continuar la lucha contra el imperialismo y a criticar con acidez la política exterior de Estados Unidos.
No obstante, no se puede negar que antes el líder cubano siempre estuvo dispuesto a recibir a ciudadanos estadounidenses destacados, entre ellos académicos, políticos, filósofos o artistas de Hollywood.
Además, hizo varios viajes a Estados Unidos, e incluso en una oportunidad estrechó la mano a Bill Clinton, cuando ambos se cruzaron de manera inesperada en la sede de Naciones Unidas.
También, durante su vida de gobernante, recibió en La Habana a personalidades tan dispares como el ex presidente Carter, los cineastas Oliver Stone, Robert Redford y Steven Spielberg o la escritora norteamericana Alice Walker.
2016-11-27 12:10:04