Dominicana Hoy

Texto del discurso del Presidente Medina ante la Asamblea Nacional

Señoras y señores,

Pueblo dominicano,

Por segunda vez en poco más de seis meses, tengo el privilegio de dirigirme a ustedes desde este honorable Congreso de la República.

En esta ocasión, lo hago para cumplir con el mandato constitucional de rendir cuentas a la nación sobre la gestión del pasado año, 2016.

No quiero dejar pasar este solemne momento sin dedicar unos instantes a honrar la memoria de aquellos que permitieron que estemos hoy aquí, erigidos como un solo pueblo, independiente, soberano y libre de toda potencia extranjera y orgullosos de pertenecer a una misma identidad.

Desde esta tribuna que tengo el honor de ocupar hoy, quiero hacer llegar un sentido homenaje a los Padres de la Patria.

Quiero expresar mi más profundo agradecimiento a todos los que pusieron en riesgo sus vidas para levantarse el 27 de febrero de 1844, y hacer realidad el nacimiento de nuestra Nación.

Cada uno de ellos tenía una misma semilla en su corazón: la idea de una nación libre, fuerte, justa y capaz de hacer felices a todos sus hijos e hijas.

Esa semilla de nación, sólo logró crecer a lo largo de los años y convertirse en el país que ahora somos, porque contó con lo más importante: el suelo fértil de la solidaridad, la lealtad y la unión.

Esa semilla es regada y abonada con la energía imparable de todo un pueblo, decidido a escribir su propia Historia.

Dominicanos y dominicanas,

Todas las grandes gestas de nuestra Patria solo han sido posibles gracias a esa unión y a ese entusiasmo. Gracias a la suma de esfuerzos, a esa grandeza que nos impulsa a dar lo mejor de nosotros, con el convencimiento de que existe un bien mayor.

Han sido posibles gracias a manos curtidas y solidarias, capaces de dar hasta su último aliento por el futuro de otros.

Han sido posibles gracias a los ojos del amor y la hermandad, que nos permiten mirar más allá de las diferencias y ver todas las pequeñas y grandes cosas que nos unen.

Hoy, celebramos nuevamente el principio de nuestra historia común. Una historia que tiene ya 173 años, pero que está tan viva como el primer día y que se reescribe en cada uno de nosotros.

Y hoy, como cada año, renovamos nuestro compromiso con esa Historia, con esa identidad, con ese sentimiento que habita y crece en todos nuestros corazones y que se llama República Dominicana.

La ocasión es propicia, por tanto, para pensar en el papel que cada uno de nosotros quiere tener en las páginas de la Historia.

Es propicia la ocasión para la reflexión y para la acción. Para la crítica y la autocrítica.

Pero sobre todo, es propicia para honrar la verdad y la honestidad; los mejores valores que identificaron a nuestros padres fundadores.

Señoras y señores,

Soy perfectamente consciente de que existe un clamor popular por conocer, en profundidad, lo sucedido en el denominado Caso Odebrecht en nuestro país.

Hay un clamor por conocer la verdad y por castigar a los culpables. Sé también que el pueblo dominicano desea escuchar mi posición sobre este asunto.

Pues bien, desde ahora mismo les adelanto que al final de mi intervención me referiré a este asunto que ha levantado la justa indignación de tanta gente.

Sin embargo, antes de llegar a ese punto, debo hacer lo que me exige nuestra constitución y usar esta tribuna para rendirle cuentas al Congreso y al país sobre los avances alcanzados en el último año y además lo que nos proponemos hacen en los años siguientes.

Eso es lo que me propongo hacer a continuación.

Señoras y señores,

Cuando el pasado 16 de agosto asumí la Presidencia de la República, lo hice con la clara intención de profundizar y ampliar nuestro modelo de crecimiento con derechos sociales.

Este es un modelo que empezamos a poner en marcha en el 2012 y por el que los dominicanos votaron masivamente el pasado mes de mayo.

Tras cuatro años de transformaciones, nuestro pueblo apostó nuevamente por nosotros y por nuestra capacidad de seguir «haciendo lo que nunca se ha hecho»

Es importante, recordar, sin embargo, que todo lo que la República Dominicana conquistó en los pasados 4 años, no es casual.

Nada de esto lo hemos conseguido por arte de magia.

Lo hemos logrado con esfuerzo y, sobre todo, gracias a un clima de cooperación y de confianza que une a todos, que cuenta con todos y que nos hace parte de un proyecto compartido: el proyecto de seguir haciendo Patria.

Así, en el 2016, mientras el mundo nos mostraba ejemplos de países que han optado por la crispación, el enfrentamiento o la defensa de intereses particulares, los dominicanos optamos por permanecer unidos, por trabajar juntos y por extender la solidaridad al conjunto de la vida social.

Y ahora, si me lo permiten, detengámonos por un momento para ver los frutos que obtuvo el país de ese clima de confianza y cooperación.

El año pasado nuestra economía creció un 6.6%. Esto nos coloca a la cabeza de toda América.

Somos, cabría decirlo, el contraejemplo positivo en estos tiempos de inestabilidad y polarización.

Así, mientras las grandes economías de la región padecen elevadas subidas de precios y devaluaciones, la República Dominicana disfruta de una inflación por debajo de la meta y de una envidiable estabilidad cambiaria.

Esto lo sabemos los dominicanos, lo saben los inversores y lo certifican las principales calificadoras de riesgo, como Moody?s, Fitch y Standard & Poors, entre otras, que resaltan nuestro crecimiento económico y elogian los avances en materia de consolidación fiscal que ha realizado este Gobierno.

Igualmente, la CEPAL, el FMI y el BID coinciden en que para este 2017 continuaremos en esta senda de crecimiento.

Este escenario de expansión se refleja en la Balanza de Pagos, que cerró el año con un déficit de -1.5% del PIB, el menor de la última década.

Los tipos de cambios, a su vez, se mantuvieron estables, con una depreciación nominal acumulada de 2.5% respecto al 2015, cerrando el año con una tasa de RD$ 46.71/US$, por debajo del nivel contemplado en la política monetaria para el año pasado.

En cuanto al Sistema Financiero, al cierre del 2016 en términos anualizados, los activos totales crecieron en 12%, presentando una morosidad en su cartera de crédito de 1.6%, con una cobertura de riesgo de 174.5%.

Y en este punto es importante señalar un dato que muestra como la responsabilidad que este gobierno tiene a la hora de gastar tiene efectos positivos sobre el conjunto de la economía.

Porque reducir el déficit del sector público nos permite reducir la demanda de crédito del sistema bancario.

Fíjense que mientras el crédito al sector privado ha aumentado un 71% entre agosto del 2012 y noviembre del 2016, el del sector público a penas creció en 10%.

Por tanto, el hecho de que el Estado esté absorbiendo menos crédito ha permitido a las empresas privadas y a los hogares tener acceso a una mayor disponibilidad de préstamos.

Esto es algo realmente beneficioso para una economía que está en expansión. Porque acceder al crédito permite participar ventajosamente en el crecimiento y, a la vez, sostenerlo en el tiempo.

Si pasamos revista a los diferentes sectores, constatamos igualmente que nuestra economía está, efectivamente, en plena expansión.

La Minería creció un 26.5%.

Intermediación Financiera (11.0%)

Agropecuaria (9.6%)

Hoteles, Bares y Restaurantes (6.4%)

Comercio (5.9%)

Transporte y Almacenamiento (5.3%)

Enseñanza (5.2%)

Manufactura Local (4.8%).

Construcción (8.8%)

Y Otros Servicios (6.8%)

Por su parte, el turismo, un sector que resulta crucial para el conjunto de la economía, nos trae nuevamente razones para el optimismo. En el 2016 llegaron al país 6 millones de turistas, casi 400 mil más que en el 2015.

Eso ha permitido que los ingresos por concepto de turismo, que es nuestro principal generador de divisas, crecieran casi un 10% el año pasado, alcanzando una cifra de US$6,721.5 millones.

La perspectiva del sector para el 2017 es seguir creciendo, por lo que serán inauguradas 6,000 nuevas habitaciones hoteleras, lo que representará unos 10,000 nuevos puestos de trabajo.

Este ha sido también un año de gran expansión para el sector de Zonas Francas.

?En el transcurso del 2016 el CNZFE ha aprobado 52 empresas y 8 parques de zonas francas, que representan 17 mil nuevos empleos directos y una generación en divisas de US$62.6 millones.?

Sin embargo, debemos buscar nuevas formar para apoyar a nuestros sectores productivos. Y una de estas estrategias es lograr que las exportaciones y la atracción de inversiones estén estratégicamente vinculadas a una visión de desarrollo nacional.

Estoy convencido del gran potencial que tiene el sector de zonas francas de exportaciones para crecer y continuar desarrollándose, tanto en áreas productivas existentes, así como en el desarrollo de nuevos negocios que nos permitan seguir incrementando los niveles de empleos, así como el valor agregado y los niveles de sofisticación de la oferta exportable de nuestro país. Reconocemos las oportunidades que tenemos para atraer nuevas inversiones en manufacturas para exportación, como resultado de la salida de Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico (TPP).

En nuestra gestión gubernamental, estamos comprometidos a continuar trabajando junto con las zonas francas y de este modo aprovechar las oportunidades que presenta el nuevo entorno internacional.

En el 2016 nuestras exportaciones crecieron un 3.5% destacándose la minería y la agropecuaria, mientras que la Inversión Extranjera Directa creció un 16.7%.

Para que estas exportaciones e inversiones creen más puestos de trabajo, más seguros y mejor remunerados es necesario potenciar la colaboración entre empresas e instituciones.

Para eso, estamos mejorando y ampliando los servicios que el Estado ofrece a las empresas exportadoras, sean pequeñas, medianas o grandes.

Porque exportar productos cada vez más variados y atraer inversiones cada vez más productivas es una vía estratégica para producir valor y crear empleos de calidad.

Ese empleo de calidad que necesitamos abrir a cientos de miles para alcanzar a ser realmente una sociedad de clases medias.

Y si hablamos de empleo, las cifras también nos dan motivos para el optimismo; porque en el último año hemos seguido creando puestos de trabajo en todos los sectores.

Además, por cuarto año consecutivo, no solo hemos alcanzado la meta de crear 100,000 nuevos empleos, sino que la hemos superado en casi un 30%.

¡148,532 empleos en 12 meses!

¡Esa es la cifra de creación de empleo del 2016!

Y, sin embargo, es mucho más que una cifra.

Porque cada uno de esos 148,532 empleos es la demostración de como estamos poniendo la economía al servicio de la gente y creando oportunidades para todos.

Tanto en el campo como en la ciudad. Tanto para la joven que busca su primer empleo tras salir de la universidad, como para el padre de familia que necesitaba reintegrarse al mercado laboral.

Estos son los frutos de ese cooperación, de ese clima de paz que hemos construido.

A esto es a lo que me refiero cuando hablo de apostar por un país donde todo dominicano y dominicana pueda llegar tan lejos como lleguen sus aspiraciones y esfuerzos.

Señoras y señores,

Como les decía, no solo hemos superado la meta de empleos en el último año. En nuestros primeros cuatro años de gobierno se crearon 480,930 nuevos empleos; un 20.2% más de los que nos propusimos como menta.

Y tienen mi total compromiso de que haremos todo lo posible para continuar superándonos. La meta para el 2020 son 400,000 empleos más, pero buscaremos la forma de llegar más allá.

No tengo ninguna duda de que lo lograremos, como también sé que no basta con crear empleo, sino que también es necesario que este empleo sea de calidad y que sea digno.

Por eso, desde que llegamos al gobierno hemos prestado especial atención a la otra gran preocupación de los dominicanos: los salarios.

Creo firmemente que el crecimiento de un país no puede sostenerse sobre salarios de miseria. Siempre lo he defendido y he hecho todo lo posible para que, de forma responsable con las finanzas públicas, comenzáramos a cambiar esa realidad.

Y lo hicimos, claro empezando por aquello que es nuestra responsabilidad directa, es decir, el sector público.

Así, aunque el gobierno dispone de recursos limitados, hemos hecho un esfuerzo sin precedentes para elevar los salarios de 3 sectores que, por el impacto social de su labor, merecen que sus condiciones de trabajo, y de vida, sean dignificadas.

Me refiero a todos aquellos hombres y mujeres que tienen la importantísima misión de dar educación, salud y seguridad a nuestra gente. Es decir, los maestros, los trabajadores de la salud y los miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.

Recordemos que, tras la aprobación del 4% del PIB para la educación, 92 mil maestros y maestras han recibido cuatro aumentos de salario consecutivos. Aumentos que representan una mejora en sus ingresos de 66% para los docentes de básica y hasta del 74% para los docentes de media.

El último aumento se hizo efectivo en enero del 2016 y, además, incluyó a 14,076 pensionados y jubilados que devengaban un salario menor a los RD$ 20,000 por mes.

Así, después de llevar a cabo esta dignificación histórica del profesorado, en el 2016, centramos nuestra atención en el sector salud.

Aquí, tras un diálogo con los gremios, aprobamos incrementos salariales de 35% para enfermeras; un 39% a los psicólogos; 34% a los odontólogos; un 30% a los farmacéuticos; entre un 27% a 34% a los empleados de los laboratorios y un 25% al salario base de los médicos.

Establecimos igualmente que sus pensiones se otorgarán con el 100% del salario, e irán acompañadas del seguro de salud.

Y como en el caso de la educación, este año estaremos impulsando la formación y capacitación intensiva del personal de salud.

Es importante resaltar que, en ambos casos, nuestro objetivo no fue únicamente elevar sus ingresos, sino también mejorar con ese aumento los servicios que prestamos a toda la población.

Por eso incluimos sistemas de incentivos al buen desempeño. Es decir, estamos premiando a todos aquellos que se esfuerzan en dar un buen servicio al resto de ciudadanos.

Hablo de incentivos como el 15% otorgado a los médicos por buen desempeño, un 15% adicional por recertificación, un 10% a los de atención primaria y 10% a los que sirven en zonas alejadas o con menor personal.

Y finalmente, tras dignificar las condiciones de maestros y personal de salud, en este 2017 ha llegado el momento de atender a los miembros de la Policía y las Fuerzas Armadas.

Les informaré el detalle de estas medidas más adelante, pero pueden estar seguros de que se trata del mayor conjunto de beneficios aprobado en nuestra historia reciente para mejorar, no solo su salario, sino también su vida y la de más de 90,000 familias.

Porque tenemos la obligación de cuidar del bienestar de los que nos protegen, y porque debemos atraer al servicio a jóvenes motivados y mantener a valiosos miembros en activo.

Por supuesto, nuestra voluntad sería mejorar las condiciones a todos los empleados, pero la responsabilidad no nos permite ir más allá de las posibilidades del tesoro público.

Por tal razón, cada año estaremos mejorando los salarios de los diferentes sectores que componen la administración pública hasta llegar a su totalidad.

Paralelamente, permítanme señalar que si queremos seguir avanzando como país, los empleadores privados también deben hacer su parte en este ámbito.

Insisto no podemos, realmente, poner en marcha un círculo virtuoso de consumo y empleo en un país donde millones de personas viven con salarios por debajo de los diez mil pesos mensuales.

Por eso, estamos decididos a llevar la dignificación salarial a todos los sectores. Y para lograrlo ya estamos llevando a cabo negociaciones con los sectores productivos, para cerrar definitivamente ese ciclo de bajos salarios, baja productividad y bajo consumo, que finalmente también repercute de manera negativa en los propios empleadores.

Aprovecho, por tanto, esta oportunidad para pedirles su compromiso y su visión a largo plazo. Para que, así, podamos seguir avanzando hacia un nuevo modelo de país, en el que todos salgan ganando.

Señoras y señores,

Desde el 2012 nuestro objetivo número uno ha sido luchar contra la pobreza y elevar las condiciones de vida de la gente.

Desde entonces, ?1 millón 72 mil 400 dominicanos han dejado atrás la pobreza y ?480,692 personas han superado la pobreza extrema.??

En concreto, en el 2015 la tasa de pobreza y pobreza extrema se colocó por primera vez por debajo de los niveles existentes antes de la crisis financiera del 2003; y durante el 2016 continuó disminuyendo, con lo que podemos proclamar que, por fin, hemos sanado la herida social abierta por aquel terrible año 2003.

Y de nuevo, permítanme decirles: eso no fue magia.

Esta conquista la hemos logrado tanto facilitando las condiciones de empleo y el desarrollo económico, como llevando a cabo políticas sociales específicas para apoyar a los sectores de menos recursos.

Como parte de este esfuerzo, en el 2016 cumplimos la meta de incorporar a 200,000 familias a la Tarjeta Solidaridad, de forma que hoy 816,109 familias son beneficiarias.

Además 355,072 familias recibieron el Incentivo a la Asistencia Escolar y el Bono Escolar Estudiando Progreso y otras 900,000 recibieron Bono Gas Hogar.

Sin embargo, a pesar de estos avances, somos conscientes de que persisten niveles inaceptables de pobreza y desigualdad.

Es por eso que nos hemos comprometido a reducir a la mitad la pobreza extrema y lograr que en el 2020 al menos 360 mil personas más la hayan superado.

Para hacerlo posible, hemos decidido profundizar la estrategia Quisqueya sin Miseria mediante la implementación de Quisqueya Digna.

Este Plan busca trascender los paliativos de corto plazo y atacar las causas que generan y reproducen la pobreza extrema y la exclusión social.

Este programa, va a empezar, literalmente, por la base. Vamos a ponernos manos a la obra para lograr en los próximos tres años la eliminación de todos los pisos de tierra en los hogares dominicanos.

Es hora de erradicar para siempre de nuestro país esta situación que no hace más que engendrar problemas de salud y perpetuar la pobreza.

Además, nos encontramos ya en la recta final para superar el analfabetismo. Quedan menos de 2 puntos para llegar a la meta establecida por los organismos internacionales.

Para concluir este último esfuerzo estamos incorporando masivamente estudiantes de último año de educación como facilitadores de núcleos de aprendizaje.

Igualmente, fortaleceremos la continuidad educativa de los alfabetizados ofreciendo 50,000 plazas en educación básica flexible; 30,000 en capacitación para el trabajo; y 20,000 de animación de la lectura.

Y dentro de esta estrategia destinada a atacar las causas de la pobreza en su raíz, vamos a dejar atrás otro de los grandes obstáculos para el desarrollo de miles de dominicanos: la falta de documentación o registro de identidad.

Consolidaremos un sistema universal de documentación civil para todos los dominicanos, en coordinación con la Junta Central Electoral. En concreto, buscaremos alcanzar un 100% de registro oportuno en los hospitales y disminuir sensiblemente el sub- registro tardío.

Como ya he dicho en alguna ocasión, la identidad es el derecho que abre la puerta a todos los demás derechos y ha llegado el momento de que ningún niño o niña dominicanos estén privados de este derecho.

Señoras y señores,

La atención hacia la primera infancia no termina con darle una identidad legal. Ese es solo el principio de nuestro compromiso con su bienestar.

También este año afiliamos al Régimen Subsidiado del SeNaSa a 100 mil niños de cero a cinco años. Estos se suman a los 100 mil que fueron integrados previamente.

Otra medida de gran impacto es que un total de 92,197 niños y niñas están recibiendo atención integral a través de las estancias infantiles, los centros CAIPI, CIANI y los centros comunitarios.

Para que se hagan una idea, en apenas dos años de operación el Instituto Nacional de Atención Integral a la Primera Infancia ha contribuido a quintuplicar el número de infantes atendidos.

El programa es una gran oportunidad para que las madres solteras y las jefas de hogar puedan retomar sus estudios y trabajar mientras sus hijos están en un lugar seguro.

Si lo calculamos en términos económicos, las familias tienen un ahorro de 8,500 pesos mensuales por cada niño atendido en una estancia. Comparemos esto con el salario promedio de una madre soltera pobre y comprenderemos entonces la trascendencia de estas medidas.

Por eso, el próximo año buscamos duplicar la cobertura, y para el 2020 tendremos 251 estancias atendiendo a 730 mil niños y niñas.

Señores y señoras,

El 2016 ha marcado también el comienzo de las transformaciones radicales en nuestro sistema de salud. Vamos camino a un modelo más eficiente, completo y cercano al ciudadano.

El trabajo está siendo arduo, pero el objetivo que perseguimos es muy sencillo, además de ineludible.

Queremos que en la salud suceda lo que ya está teniendo lugar en la educación: que una familia de clase media vea en el sistema público de salud una auténtica opción, tan confiable y tan digna como el sistema privado.

Esto ya sucede en muchos países y, créanme, que trabajamos para que también suceda en la República Dominicana.

Para iniciar este cambio, hemos avanzado simultáneamente en tres frentes: modernización de las infraestructuras, universalización de la cobertura y unificación del sistema.

La primera parte de esta revolución de la salud ha sido la modernización de las infraestructuras y me complace anunciarles que este año culminaremos la remodelación de los 57 principales centros hospitalarios del país.

Se terminaron ya los nuevos hospitales en Higüey, Pedernales y La Descubierta y el Hospital Provincial General Melenciano, en Jimaní, por solo mencionar algunos.

Cuando se concluyan todos estos esfuerzos tendremos una excelente infraestructura hospitalaria, de hecho, la más moderna que jamás hayamos tenido, con habitaciones de una y dos camas y con aires acondicionados.

Simultáneamente, estamos fortaleciendo la Atención Primaria con 28 nuevos centros de primer nivel y 14 centros de Diagnóstico inaugurados.

Así, estamos impulsando un modelo cercano y preventivo en el que los pacientes pueden resolver el 80% de sus necesidades sin tener que ir a un hospital segundo nivel.

La segunda parte de nuestra transformación de la salud es la unificación y modernización del sistema. En este ámbito, el Ministerio de Salud Pública ha traspasado sus recursos económicos y humanos al Servicio Nacional de Salud, conformando la Red Única.

Se consolida así en una sola administración la operación de todos los establecimientos de salud: se unificarán los hospitales y el personal médico de todos los centros públicos, incluyendo los del Instituto Dominicano de Seguros Sociales.

Así, el Ministerio, libre ya de la responsabilidad de construir y mantener hospitales, asumirá plenamente la que debe ser su auténtica función: reglamentar y supervisar el conjunto del sistema.

Un ejemplo de esta función es que, este año, el Ministerio ha puesto en funcionamiento 43 nuevos protocolos de atención en áreas como neurología, oncología, cirugía, ginecología y obstetricia, para asegurar que la atención que reciben los pacientes de los sistemas público y privado responde a criterios objetivos y actualizados.

Créanme que la definición de estos protocolos es de vital importancia también para lograr otro de nuestros grandes objetivos: la humanización de la atención.

No podemos seguir permitiendo que nuestros enfermos sean tratados con indiferencia y hasta con desprecio. De la misma forma que nuestros profesionales de la salud exigen y merecen condiciones de trabajo dignas, el gobierno exige de ellos atención de calidad, respeto y humanidad en el trato a los pacientes que visitan los hospitales.

En cuanto al tercer eje de nuestra estrategia, el de universalización de la cobertura, tengo el placer de anunciarles que hoy más del 70% de nuestra población cuenta ya con algún tipo de seguro de salud.

En el régimen subsidiado del SENASA ya tenemos afiliadas a 3,574,648 personas. Y en el contributivo a 3,473,894.

De esta forma, hemos alcanzado a estar entre los primeros 10 países de la región con más ciudadanos afiliados a un seguro de salud. Este es un grandísimo paso adelante en la construcción de nuestro Estado de bienestar y un motivo de orgullo.

Y así continuaremos hasta lograr la meta de nuestro programa de gobierno: que el 90% de la población esté afiliada al concluir el 2020.

Señoras y señores,

Dirijamos ahora nuestra atención a otro de los pilares de nuestro proyecto de país: la educación.

Desde que fui elegido Presidente en el 2012, les prometí que llevaríamos a cabo una revolución educativa en el país.

Y así lo estamos haciendo. Durante los primeros cuatro años construimos un número sin precedente de aulas y otro número similar está en fase de construcción.

Cubrimos así el territorio nacional con una red de escuelas dotadas de laboratorios, bibliotecas, talleres, comedores y aulas de informáticas.

Esa fue la primera etapa de nuestra revolución. Y gracias a ella este año tenemos a más de un millón de estudiantes en la tanda extendida.

Ahora empieza lo que podríamos llamar la segunda revolución educativa. Y en esta fase, si bien seguiremos construyendo aulas, el mayor esfuerzo lo vamos a poner en que esas aulas que tenemos estén llenas de profesores motivados y bien formados.

Estoy hablando de lograr una auténtica transformación en la calidad de la educación. Se acabaron las excusas, históricas o de cualquier otro tipo, para justificar que no tengamos una educación pública a la altura de los más altos estándares internacionales.

Se acabaron las excusas y ha empezado el trabajo. Y en este nuevo proyecto el pilar más fundamental es la formación de los docentes.

Para ello en el 2016 realizamos una inversión sin precedentes en capacitación: RD$3,323,905,441.

Esto es casi el triple de lo que se dedicaba en el 2012 y es lo que ha hecho posible que el 75% de los docentes haya asistido a cursos de profesionalización.

Solo en el 2016, 34,461 docentes han asistido a cursos de formación continua y posgrados, compatibilizándolos con su labor profesional.

Además, hemos puesto en marcha el programa más ambicioso de formación docente de nuestra historia, con la meta de lograr 20,000 profesores de excelencia.

Estos son maestros nuevos, formados desde el principio por un cuerpo docente nacional e internacional del más alto nivel. Porque solo así se realizará la verdadera transformación de la educación dominicana!

Estos estudiantes no sólo tendrán una beca completa, sino que disponen de estipendio mensual para que puedan dedicarse exclusivamente a sus estudios.

Además dispondrán para su formación de las tecnologías adecuadas, de una oferta cultural extra curricular y de un programa de inglés por inmersión.

Hoy les anuncio que los primeros 3,000 de estos profesores de excelencia los vamos a formar este año, desde el ISFODOSU y universidades aliadas.

Asimismo, estamos avanzando con la formación de directores, con un programa de maestría en liderazgo pedagógico que será implementado en alianza entre universidades nacionales e internacionales.

Tenemos el total convencimiento de que, independientemente del hogar del que procedan, nuestros niños y niñas se merecen los mejores maestros y la mejor educación. Queremos que la enseñanza pública se convierta en referencia de calidad y de excelencia. Y lo vamos a lograr!

Señoras y señores,

Es precisamente a esas nuevas generaciones a quienes me gustaría dirigi

2017-02-27 12:14:06