Bianca P. López
El cielo se presentaba iluminado al caer la tarde y el aire suave acariciaba el rostro de Pedro, un niño de 5 años que, mientras dibujaba encima del verdor de su jardín, pasaba por alto lo que sucedía a su alrededor, no se acercaba a los demásy seguía trazando líneas y figuras en aquel papel sin responder a ningún llamado de atención que se hiciera en su nombre.
Pedro es uno de los niños que padece Trastorno Autista, una condición neurológica que afecta la capacidad comunicativa, simbólica y de interacción social, caracterizada, en esencia, por la separación de la realidad que le rodea para concentrarse en su interior o en focos de intereses muy particulares. De acuerdo al Centro de Salud Fundación Activo 20-30, se diagnostica con autismo a una de cada 88 personas a nivel mundial.
Además de la dificultad para establecer contacto con otras personas, para el psicólogo estadounidense Leo Kanner, algunos de los síntomas que se presentan en individuos con este estado son: las alteraciones en la comunicación verbal y el uso de carácter memorístico y repetitivo del lenguaje, desprovisto de intención discursiva; la insistencia de mantener todo sin cambios y, por esta razón, repeticiones monótonas de las rutinas; la hiperactividad, usualmente en niños, y acciones contrarias en adolescentes y adultos; y una relación intensa con objetos con los que se relaciona.
Han pasado aproximadamente 74 años desde la primera vez que se presentó un análisis sobre el Autismo, pero a pesar de las investigaciones y el interés de la ciencia por encontrar el origen del mismo, todavía no se tiene una respuesta clara respecto a los causantes de la aparición de este síndrome conductual en los humanos.
En el contexto anterior, se han generado diversas teorías con relación a los factores que podrían provocarlo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que entre ellos «los genéticos y medioambientales hacen probables que un niño pueda padecer TEA (Trastorno de Espectro Autista)».
El autismo es más frecuente en el sexo masculino que en el femenino, de hecho, Jacqueline Pérez Báez, experta dominicana en autismo con estudios en España, indicó que en sus consultas siempre hay más niños que niñas y asume que cerca de un 80% de los casos son con preponderancia masculina. En cuanto a las edades, expresó que la mayoría de sus pacientes son niños de 1 a 5 años, aunque ha tenido presencia de adolescentes de hasta 17 años de edad.
Activo 20-30: un viaje de ida hacia la recuperación
El Centro de Salud Fundación Activo 20-30 inició el mes pasado un programa de asistencia integral para ofrecer diagnósticos y terapias a niños y adolescentes con autismo.
Desde su apertura, la institución ha llevado a cabo 180 consultas a personas que se trasladan desde distintos puntos del país, entre los que se reportan mayor cantidad de pacientes provenientes de Santo Domingo, Bávaro, Barahona, San Cristóbal y Santiago.
Según Pérez Báez, miembro además de esta unidad, están utilizando el test que considera «el más efectivo de todos», llamado «Escala de Observación para el Diagnóstico del Autismo -2», también conocido como ADOS-2.
Cuando se le cuestionó sobre la forma en la que funciona el mismo, explicó que esta evaluación se aplica a individuos de diferentes edades, niveles de desarrollo y comunicación verbal, por lo que, se divide en distintos módulos que integran el juego, el uso imaginativo de materiales, figuras e instrumentos semiestructurados de la comunicación.
Explicó, también, que luego de haber determinado el grado de severidad de los síntomas asociados al autismo observado, se ponen en acción diferentes tipos de terapia que dependen de los factores antes mencionados y que pueden integrar el teatro, historias, el juego, los cuentos e incluso a los animales.
A partir del primer año de edad se puede diagnosticar el autismo y existen diversos tratamientos que van en busca de que los individuos aprendan a desenvolverse y relacionarse con el mundo que les rodea. Según Pérez Báez «cuando se le da una buena intervención al niño, puede mejorar en su interacción social, su autonomía y su aprendizaje en el área cognitiva».
Agregó que: «Esta condición afecta a cada niño de manera diferente, las terapias van a depender de las capacidades y necesidades de cada uno de ellos, aunque realmente el niño es el que va a decidir los avances que se den y qué tan rápido o lento puedan ocurrir».
Respecto a este nuevo programa, Pérez Báez indicó que el fin es desarrollar y consolidar un centro de excelencia para personas con autismo y sus familias y expresó que «la idea es que el niño sea feliz y que pueda desenvolverse en la vida diaria».
2017-05-27 20:26:03
