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Este sábado, la Super Estrella Kevin Durant regresará a Oklahoma City para enfrentar a su exequipo, que sobrevive a su ausencia

NBA, 11 febrero, -Cuando Kevin Durant optó por marcharse a Golden State Warriors, su decisión fue tomada en Oklahoma City como un desastre mayor. Los razonamientos ya los conocemos de sobra, que si el equipo se quedaba cojo, que cómo podía dejar solo a Russell Westbrook, que vaya traidor por marcharse a la franquicia que dejó al Thunder sin Finales de la NBA pocas semanas antes… las críticas cayeron como un aguacero tropical y aquello salpicó a Durant de todas las maneras posibles.

El sábado, el alero comprobará cuánta gente, además de Westbrook, le niega el saludo y le retira la palabra. Será su primera visita al Chesapeake Energy Arena desde su marcha y se prevé una silbatina antológica. Cuando durante su última temporada como profesional, Kobe Bryant fue cuestionado sobre qué estadio echaría más de menos además del Staples Center, el escolta no lo dudó al mencionar la casa del Thunder.

Durant y Westbrook, dos versiones de una misma historia

Russell Westbrook recibirá el sébado a los Warriors con sed de venganza. Kevin Durant llegará a Oklahoma City con un sentimiento inevitable de culpabilidad tras tomar la decisión más trascendental y polémica de su carrera.

Es un público exigente y duro, muy duro. Y ruidoso. Es una afición que nunca ha tenido que reaccionar ante una situación como el adiós de Durant. Por eso es una fanatizada imprevisible aunque se intuya que la bienvenida a su exídolo será la más adversa que se haya visto en el estadio. O quizás no, quizás alguno que otro se acuerde de lo verdaderamente importante.

Pongamos las cosas en perspectiva.

El basquetbol es basquetbol, un deporte, una ilusión, puro espectáculo. Es un mundo paralelo que nos entretiene y nos sirve de analgésico en los momentos en los que las cosas no nos van bien. Lo disfrutamos. Durant nos hace vibrar y puede que haya pasiones dolidas por su marcha, pero que nadie se equivoque. Más acá que el mundo de la NBA hay una vida real, cosas tangibles, sensaciones a flor de piel, y ahí, Oklahoma City le debe mucho a Durant.

El 20 de mayo de 2013 el tornado EF5 destruyó parte de la ciudad con vientos de 210 millas por hora. Un total de 24 personas perdieron la vida, 37 resultaron heridas y cientos perdieron sus hogares. El expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, declaró la zona afectada en estado de desastre mayor. Eso sí un cataclismo, y no la salida de un jugador que, por cierto, al día siguiente donó un millón de dólares para que ayudar a las familias que lo perdieron todo.

Y yo me pregunto. ¿Cuánta memoria tendrá la afición? ¿Quién será el listo que olvide lo que fue una acción altruista millonaria y se quede con el dolor de su marcha del Thunder? ¿Quién se dejará llevar por el mundo ilusorio de la NBA y deje de lado una contribución real, una bondad única?

Durant fue el jugador del Thunder que más dinero donó a las víctimas del tornado y lo hizo de manera anónima hasta que finalmente trascendió. No lo dudó cuando tuvo que firmar el cheque a nombre de su fundación, que por cierto también contribuyó a ayudar a distintas comunidades de Oklahoma City antes y después de que se produjera el desastre. Su acción tras el tornado provocó otras donaciones en cadena como la de la franquicia y la NBA, que igualaron la cifra que cedió Durant.

Es necesario no olvidar, no dejarse llevar por la corriente impregnada por el odio, la frustración o la pena. Durant demostró su compromiso con la comunidad. Devolvió el cariño con una labor constructiva y solidaria.

Demostró ser un señor en lo que verdaderamente importa y el que contribuya a machacarle el sábado es que no ha aprendido a poner las cosas en perspectiva.

2017-02-11 13:14:19