Brasilia, 23 feb (PL) La denuncia de la campeona olímpica de judo Rafaela Silva sobre el carácter racista de la intervención militar en Río de Janeiro, ordenada por el presidente Michel Temer, continúa hoy repercutiendo en medios brasileños de prensa.
Silva, también monarca mundial de la división de hasta 57 kilogramos, relató anoche por las redes sociales que, en medio de un tráfico intenso, fue conminada por un policía militar armado a descender del taxi donde viajaba desde el Aeropuerto Internacional Tom Jobim hacia su casa en Jacarepaguá, en la Zona Oeste de la urbe.
Quedé indignada, pues todo el mundo en la calle me miraba como si hubiera hecho algo malo. ¿Hasta dónde llegan los prejuicios? se preguntó antes de cuestionar si es que en Río de Janeiro los negros no pueden tomar un taxi ‘porque deben estar asaltando o robando’.
Según el relato de la monarca olímpica, el propio taxista le comentó después que otro policía le había llamado aparte para preguntarle dónde la recogió y al responderle que en el aeropuerto, éste dijo que pensó se había montado en la favela.
En declaraciones también reseñadas hoy por los medios, el profesor universitario de Derecho Constitucional Pedro Serrano advirtió que la presencia en Río de Janeiro de interventores militares con mentalidad de guerra resulta peligrosísima, pues puede ocasionar una tragedia.
Al comentar la forma en que soldados del ejército portando armas de grueso calibre revisan las mochilas de los niños de las favelas cuando van a la escuela, Serrano afirmó que ese proceder demuestra claramente que no existe una relación de ciudadanía, sino de trato con el enemigo.
Esto atropella los derechos previstos por la Constitución y también a los derechos humanos, sostuvo y reafirmó que las medidas para combatir la violencia en Río tienen apariencia democrática, pero son inconstitucionales y dictatoriales.
Las intervenciones son más espectáculos que solución, acotó el reconocido jurista.
En ese sentido, el propio sitio web cita un informe de Amnistía Internacional (AI), según el cual la presencia de los militares en las calles desempeñando funciones policiales y de mantenimiento del orden público no resultan en la mejora de los indicadores de violencia.
Por el contrario, sostiene, coloca en riesgo los derechos humanos de la población, sobre todo de sus parcelas más pobre, que viven en las favelas y las periferias.
Sin un cambio de estrategia, el resultado continuará siendo el mismo: muertes y violaciones de los derechos humanos, en su mayor parte contra la población negra y periférica, remarcó la directora ejecutiva de AI, Jurema Werneck.
2018-02-23 14:28:09
