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Uruguay deja la vida en dos errores, Francia vive de los regalos

Nizni Nóvgorod, Rusia, 6 jul (PL) Uruguay nunca ostentó el cartel de favorita a nada, jamás lo solicitó, era Francia la selección de los lujos y el glamur, la de Griezmann y Mbappé, las grandes estrellas del Mundial de fútbol, pero hoy en la cancha ardió Troya.

La superfavorita Francia tuvo que bajar a la mina y martillar, con sus manos de seda, en las duras rocas. No existían ranuras en la muralla charrúa. Griezmann y Mbappé parecían zombis sobre la cancha; necesitaban espacios y no había ni un milímetro de libertad.

Los uruguayos redujeron a nada a los dos crack franceses, los convirtieron en alevines. Su juego compacto destruyó a Les Bleus en todas las líneas. En esta ciudad, se vivió una batalla de poder a poder, definida por dos errores inoportunos.

Aunque nadie pueda creerlo, todo el potencial ofensivo de Francia se redujo a dos tiros entre los tres palos, sí, apenas par de disparos, uno de cabeza y otro desde fuera del área. Nada más. Con eso y poco más, poquito, los galos sacaron boletos a semifinales por primera vez desde 2006.

El primero de los ‘shuts’, un cabezazo de Raphael Varane, pudiera calificarse de rara avis. Una falla sistémica. El zaguero del Real Madrid se anticipó a la defensa uruguaya y marcó de testa. Es más fácil marcar cinco goles en un partido que anotarle a los charrúas en una jugada a balón parado. Y ocurrió.

Algunos dirán, obviamente, que fue mérito de Varane. Y lo fue, sin duda, porque batir a esa defensa es más complicado que subir elevadas montañas sin equipos de alpinismo.

Era el minuto 40. Francia obtenía un gran premio sin muchos merecimientos. Uruguay no perdió la fe y en el 44 pudo empatar, pero el arquero Hugo Lloris salvó in extremis un cabezazo de Martín Cáceres y en la continuación de la jugada Diego Godín, con todo a favor, mandó la pelota a la tercera tribuna del estadio de Nizhni.

En el segundo tiempo, se mantuvo el guión. Los franceses aportaban la calidad técnica, exquisita, pero Uruguay cortaba a la perfección sus circuitos de circulación y secaba todas las posibilidades de creación.

Pero en el 60, Griezmann probó de media distancia y su disparo, posiblemente el más inofensivo de toda la temporada, salió directo hacia la posición del arquero Fernando Muslera, quien hizo mil malabares e inconcebiblemente despejó mal el balón, antes que, caprichoso, penetrara hasta el fondo de las redes.

Muslera echó por el tragante cuatro años de ilusiones. Su error costó el colapso total. Nadie podía creerlo. El 2-0 puso a Uruguay contra la espada y la pared, sangrando. La garra le impedía claudicar, pero todo el mundo sabía que la suerte estaba echada.

Una y otra vez subió al ataque la escuadra sudamericana, y una y otra vez Francia repelió esas ofensivas.

Antes del pitazo final ya varios jugadores uruguayos tenían lágrimas en sus rostros. Era increíble aquel desenlace tras haber ganado los primeros cuatro partidos en el Mundial y haber desarticulado a la poderosísima Francia.

Uruguay hincó la rodilla ante la Francia más rácana de los últimos tiempos. El sueño de los charrúas se convirtió en pesadilla en solo 90 minutos.

La suertuda escuadra del Gallo siguió adelante en el Mundial de Rusia. En su próxima salida, en semifinales, enfrentarán al ganador del duelo entre los pentacampeones de Brasil, el único equipo latinoamericano en competencia, y los Diablos Rojos de Bélgica.

Visto lo visto, cualquiera de esos dos equipos tendrá muchas opciones de llegar a la final, siempre y cuando Francia no vuelva a mostrar su cara más hermosa y ofensiva.

2018-07-06 14:13:44