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Petrocaribe es parte del cambio de época que estamos viviendo

Petrocaribe es parte del cambio de época que estamos viviendo



Intervención del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, en la IV Cumbre de Petrocaribe. Cienfuegos, Cuba, 21 de diciembre de 2007.



Excelencias;



Queridos hermanos, presidentes, primeros ministros, ministros, cancilleres, embajadores;



Querido hermano Raúl;



Fidel, allá donde estás viéndonos;



Al pueblo todo de Cuba, especialmente al pueblo de Cienfuegos, y a todos los pueblos del Caribe, del gran Caribe, de nuestro gran Caribe, un saludo muy especial a todos:



Estamos muy felices. Muchas gracias, Raúl, por esta iniciativa, por esta convocatoria a reunirnos de nuevo ahora aquí, en esta bella ciudad, en esta bella región de Cuba, en Cienfuegos. A mí se me ha ocurrido llamarla, más bien, milfuegos, ¡milfuegos!, Cienfuegos, todos los fuegos. Cienfuegos, IV Cumbre de Petrocaribe.



El Caribe no ha dejado de ser, desde hace siglos, un lugar estratégico desde el punto de vista geopolítico. Recordemos que fue por estos mares que se extendió el dominio de los caribes.



Fue en estas islas que se inició el afinque del colonialismo europeo y la implantación de los primeros esclavos de origen africano a nuestra América.



El Caribe no solo fue el lugar del primer encuentro entre los conquistadores y los pueblos originarios de América fue, y continúa siéndolo, una región con una vasta historia de lucha contra el imperialismo y por la igualdad entre los pueblos. Dos de las más importantes revoluciones de la historia han ocurrido en el territorio insular del Caribe: la Revolución Haitiana, 1791-1804, y la Revolución Cubana, desde 1959 y para siempre. Es decir, toda esa tradición rebelde encontró dos de sus más significativos puntos de inflexión en esos acontecimientos políticos. Hay, por tanto, una tradición rebelde que va, al menos, desde Toussaint Louverture hasta Fidel Castro, y con la cual nos identificaremos plenamente y para siempre.



Compañeros presidentes, primeros ministros, toda esta vasta historia rebelde, toda esta convergencia de luchas incesantes de los pueblos caribeños contra las más diversas formas de dominación, produjo uno de los símbolos insurgentes más poderosos hoy por hoy, para expresar la identidad de nuestra América, nos referimos a Calibán, ese personaje de la última obra de Shakespeare; un esclavo rebelde —sabemos—, recreado luego del triunfo de la Revolución Cubana por Roberto Fernández Retamar.



Partiendo de la pieza teatral de Shakespeare, La tempestad —como todos sabemos—, Fernández Retamar, el más importante ensayista cubano vivo, propone que los personajes de dicha obra pueden funcionar como metáforas, para explicar las dinámicas brutales del colonialismo y el imperialismo en el Caribe, y, por extensión, en el resto de nuestra América.



Mucho antes que Retamar, a fines del siglo XIX, Rubén Darío, en El triunfo de Calibán había utilizado dicho personaje para cuestionar el creciente poder del imperialismo norteamericano; luego de Darío, el uruguayo Rodó se apropió de toda esa simbología en su Ariel. Partiendo de estos antecedentes para luego distanciarse de ellos, Retamar plantea que nuestra identidad, en tanto caribeños, se expresa de manera más precisa a través del personaje de Calibán.



Recordemos que en la obra de Shakespeare interactúan, dentro de una isla colonizada por europeos, tres personajes relevantes, para el argumento de Retamar: Próspero y sus dos esclavos, Ariel y Calibán; pero mientras Ariel es absolutamente sumiso ante Próspero, esperando que este le regale la libertad, Calibán —descrito de una manera grotesca por Shakespeare— es el esclavo rebelde, que resiste y jamás se doblega, a pesar de los más violentos castigos. Retamar sostiene que Shakespeare extrajo el nombre de Calibán de una deformación de la palabra caníbal, significante, que a su vez proviene del vocablo Caribe.



Excelencias; queridos compañeros, hermanos, hermanas:



El Caribe es, por tanto, el lugar por excelencia de Calibán. Somos calibanes, seamos cada día más calibanes y calibanas, nuestras mujeres, nuestras compañeras, símbolo rebelde.



Es en esta región de calibanes, navegada y recorrida a lo largo de los siglos por conquistadores, piratas, pescadores, navegantes y cimarrones, es en este Caribe nuestro, este mare nostrum, donde finalmente, hoy por hoy, comienza a consolidarse una nueva geopolítica petrolera al servicio de los pueblos y no de los intereses del imperialismo y del gran capital. El petróleo, por negro, también es Calibán.



Solo dentro de esta historia de rebeldía contra los poderosos, solo dentro de esta tradición que recoge, de manera tan expresiva, el Calibán de Retamar, es que podemos entender toda la trascendencia de Petrocaribe. Este acuerdo de cooperación energética propuesto por la Revolución Bolivariana y con el apoyo de todos ustedes, que agradecemos tanto, nace justamente del análisis que hemos hecho de las tremendas desigualdades de la región, esas asimetrías —de las que tanto se habla— que son, tanto la herencia maldita del viejo colonialismo y de la esclavitud como el resultado de un orden global capitalista, cada vez más inhumano, cada vez más injusto.



Petrocaribe es, por tanto, una de nuestras propuestas contra ese orden que estamos empeñados en superar. Se trata de una propuesta que tiene la finalidad de resolver las asimetrías. Yo quiero subrayar esta expresión —ya lo decía nuestro compañero Raúl—, Petrocaribe trasciende un simple mecanismo de comercio de hidrocarburos; es un mecanismo, un mecanismo integrador, y, más allá, unificador, y, más allá, liberador, ¡liberador! Finalidad: resolver asimetrías en el acceso a los recursos energéticos, por la vía de un nuevo esquema de intercambio favorable, equitativo y justo, y subrayo de nuevo, permítanme, esta palabra: justo.



Porque se habla mucho todavía, desde el Norte desarrollado que pretende seguirnos —como dicen— vendiendo la fórmula, del libre comercio. El libre comercio no existe. Lo que existe, y le oí al compañero Daniel Ortega en la Cumbre Iberoamericana, en Santiago de Chile, hacer una reflexión profunda, muy profunda, Daniel, la que te oíamos —bueno, sabemos de tus profundidades—; pero en aquella cumbre, en aquel contexto, Daniel señala al imperio, a la dictadura del capitalismo mundial.



No hay libre comercio, no existe el libre comercio. Si alguien lo sabe, nosotros en el Caribe; si alguien lo sabe, nosotros en América Latina; si alguien lo sabe, nosotros en el Tercer Mundo, por eso quiero subrayar esta palabra: intercambio favorable, equitativo y justo, entre los países de la región caribeña.



Hemos concebido Petrocaribe como un organismo multilateral que articule las políticas energéticas de la región, incluyendo todo lo que tiene que ver con el petróleo y sus derivados, el gas, la electricidad, la cooperación tecnológica, la capacitación y desarrollo de infraestructura energética, así como también el aprovechamiento de fuentes alternas, como la energía eólica y solar —ya lo decía Raúl— y los diversos mecanismos del revolucionario ahorro energético, en el cual Cuba ha dado y está dando un ejemplo extraordinario no solo para el Caribe, sino para el mundo entero. La revolución energética, el ahorro energético, porque hay un despilfarro brutal, producto, entre otras cosas, de la falta de conciencia acerca del drama energético, del problema energético y del futuro de la humanidad, del futuro de nuestros pueblos.



A Cuba quiero rendir tributo



Queridos hermanos, como sabemos, muy pronto, dentro de un año, en enero del 2009, celebraremos el 50 aniversario —celebraremos y debemos celebrarlo todos, sobre todo en el Caribe, y más allá, en América Latina— de la Revolución Cubana. ¿Cuánto nos ha dado Cuba? ¿Cuánto? No soy yo de los más canosos aquí, pero los que tienen más canas, los que tienen más años, pueden responder mucho mejor que yo esta pregunta.



Mañana iremos a Santiago de Cuba y me han invitado a conocer el Cuartel Moncada. Tendré el honor mañana, Dios mediante, de conocer el Cuartel Moncada. Cuando ustedes asaltaron el Cuartel Moncada, yo no había nacido. Un día me dijo Fidel, cuando me preguntó por mi edad, ya hace más de 10 años: «¿Cuántos años tienes tú?» Le dije: «Tantos», creo que tenía 40 entonces; sí, tenía cerca de 40, 41. Me dijo: «Cuando tú naciste, ya yo estaba preso.»



La Revolución Cubana. Cuánto nos ha dado Cuba a los pueblos del Sur, del mundo, de todo el mundo, no solo de América Latina, en todos estos años, ¡medio siglo! La primera derrota militar del imperialismo norteamericano en Playa Girón; el ejemplo increíble de dignidad de todo un pueblo durante la crisis de los misiles en 1962; la épica del Che Guevara en el Congo, en Bolivia; las misiones de los médicos internacionalistas; las hazañas, casi sobrehumanas, de sus deportistas; el apoyo incondicional al Viet Nam durante su guerra de liberación contra el imperialismo norteamericano; la solidaridad y la entrega de sus soldados en la lucha contra el régimen racista de Sudáfrica. Todo eso y mucho más nos ha dado este faro de la dignidad de todos, que es la Cuba de Fidel Castro. A ella quiero rendir tributo y pido que rindamos tributo (Aplausos). Y a su líder, Fidel; Fidel, nuestro hermano. Para mí, mucho más que hermano, lo he dicho. Repito, parafraseando a Neruda cuando le cantó a Bolívar, yo le quito prestado a Neruda para decir: Padre nuestro que estás en la tierra, en el agua, en el aire y a todo lo largo de esta inmensa latitud silenciosa, decía Neruda. Fidel.



Al evocar todo esto, no podemos olvidar al autor intelectual de la Revolución Cubana, como lo llamara Fidel, José Martí. Nuestro querido Apóstol de la libertad y la igualdad; un puente de luz que comunica de manera directa a la generación de los libertadores, con Bolívar a la cabeza, con la generación de los revolucionarios de los sesenta, con Fidel y con el Che al frente, con Raúl, con ustedes.



«Es la hora de los hornos y no se ha de ver más que la luz», escribió Martí en uno de los momentos clave de su lucha por libertar a Cuba. Y él mismo estaba hecho de la luz más pura de este Caribe nuestro; preso del colonialismo español siendo casi un niño, posteriormente exiliado, iniciando una larga errancia que lo va a llevar a Caracas, a Nueva York, donde va a escribir, por cierto, en medio de todos los desgarramientos del exilio, «Nuestra América».



Es en el país del Norte donde se profundiza su conciencia antimperialista y donde se va a convertir en el escritor prodigioso, en el poeta, el ensayista, el cronista de las luchas sociales dentro de Estados Unidos; testigo privilegiado de una época en la que en ese país se experimentaban tremendas convulsiones sociales producto de toda la violenta explotación que sufrían sus trabajadores. Y como decíamos, es en las entrañas del monstruo, en Estados Unidos, donde se acrisola su posición antimperialista. Martí en «Nuestra América», recordemos, llamó al imperialismo norteamericano el gigante de la siete leguas.



Esta es pues la genealogía rebelde de la cual nos sentimos parte los revolucionarios venezolanos, caribeños, cubanos. Una genealogía que nace con los indígenas caribes, con el negro Miguel, con Túpac Amaru y Túpac Katari; un linaje que continúa con Toussaint Louverture y nuestro Padre Libertador Bolívar; sigue en el pensamiento y en la acción de José Martí; renace, con todo su noble período, con el Che y Fidel, y se hace, hoy por hoy, multitud de rebeldes por todos los rincones de esta patria grande.



En este momento decisivo de la lucha por nuestra segunda independencia, en esta nueva hora de los hornos, esta genealogía rebelde, compañeros, queridos amigos, hermanos, es la que ha hecho posible tanto la Revolución Cubana como la Revolución Bolivariana, y con ellas, nuestra propuesta de la Alternativa Bolivariana para las Américas, el ALBA; propuesta que, ustedes saben, está en la mesa, para quien quiera verla. Como dice la Biblia: El que tenga ojos, vea; el que tenga oídos, oiga. La verdad, la realidad.



Petrocaribe es una propuesta nacida de la más profunda conciencia bolivariana



El ALBA, propuestas como Petrocaribe. Ambas enlazadas por la misma conciencia, por la misma intención estratégica, por el mismo espíritu de hermandad, de compromiso, de solidaridad. Solo dentro de un horizonte revolucionario, un horizonte que busca de manera inclaudicable la igualdad entre los seres humanos y entre las naciones, solo dentro de ese horizonte luminoso, son viables propuestas como esta que nos convoca hoy a Cienfuegos.



ALBA y Petrocaribe son manifestación de la concepción revolucionaria de la construcción de la unión entre nuestros pueblos, concepción legada por Simón Bolívar y el resto de nuestros libertadores; concepción practicada por los libertadores de Haití, gracias a cuya cooperación fue posible iniciar, continuar y sellar victoriosamente la revolución independentista de Venezuela y de Suramérica.



¿Qué hubiese sido del proyecto de Miranda, el precursor, sin la ayuda haitiana? ¿Dónde hubiese ido a parar Bolívar, en medio de las terribles dificultades de la guerra revolucionaria, sin el apoyo solidario, desinteresado, militante de Haití? En gran medida, gracias a la cooperación haitiana con nuestros libertadores, los venezolanos somos libres, los suramericanos somos libres.



La conciencia caribe del pueblo venezolano, la certeza de que sin hermanarnos con los pueblos del Caribe siempre estaremos en peligro, nuestra lealtad a las enseñanzas de Bolívar, de Miranda, nuestros padres libertadores, nos ha traído aquí como promotores de Petrocaribe, como impulsores junto a ustedes de Petrocaribe, a esta relación mutuamente beneficiosa, sin la rapacidad del lucro desmesurado ni el aprovecharse de la fragilidad económica de los países más pequeños o de los países más necesitados. En verdad, Petrocaribe es una propuesta nacida de la más profunda conciencia bolivariana, de la más profunda conciencia martiana.



Hemos estado revisando las tablas, hemos estado revisando los avances de Petrocaribe, hemos estado revisando las cosas pendientes de Petrocaribe, y estamos muy optimistas, muy optimistas, por el avance en tan poco tiempo.



Recordemos que Petrocaribe nació gracias a la comprensión de ustedes, a la confianza y al trabajo coordinado de los ministros de energía, de los presidentes, los primeros ministros. En junio del año 2005 fue nuestra primera cumbre, en Puerto La Cruz. En junio de 2005 nació Petrocaribe, como dice nuestra acta fundacional, quiero recordarlo, como «Órgano habilitador de políticas y planes energéticos.» Así nació, con sus principios doctrinales, con sus principios políticos sobre una plataforma institucional, creando, además, el fondo ALBA-CARIBE, para el desarrollo económico y social.



Luego, nuestra II Cumbre fue en Montego Bay, allá en nuestra querida Jamaica, en el mes de septiembre de 2005, el día de aniversario de la Carta de Jamaica, allí se aprobaron los estatutos de la Secretaría Ejecutiva y se adquiere el compromiso de proceder con la realización de dos estudios: el primero, la caracterización energética de los países miembros, y otro sobre la evaluación de las potencialidades en energías renovables en la región caribeña; y se firman, además, de manera bilateral, los primeros acuerdos de cooperación energética entre Venezuela y el resto de los países miembros.



Luego, hicimos la III Cumbre en Caracas, en agosto de 2007; allí se presentaron los resultados de los acuerdos de la cumbre anterior, se rindió cuenta sobre la gestión de PDV-Caribe en cada uno de los países miembros, se suscribió el Tratado de Seguridad Energética, un concepto más avanzado —como ustedes bien lo recuerdan—, con nueve países miembros: Belice, Cuba, Dominica, Haití, Jamaica, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas y Suriname.



Petrocaribe fue conformado inicialmente por 14 países: Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Cuba, Dominica, República Dominicana, Granada, Guyana, Jamaica, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, San Kitts y Nevis, Suriname y Venezuela; firmantes del Acuerdo de Cooperación Energética, Petrocaribe, allá en Puerto la Cruz, en la I Cumbre de junio 2005.



Actualmente, con la adhesión de Haití y Nicaragua, efectuada el 11 de agosto de 2007, en el marco de la III Cumbre de Petrocaribe, esta iniciativa de cooperación se encuentra ahora integrada por 16 países, y estamos seguros de que va a seguir creciendo.



Luego, esta IV Cumbre. Sabemos que ayer los ministros hicieron muy buen trabajo, revisaron el informe de gestión, los resultados de la Secretaría Ejecutiva; señor secretario y ministro, Rafael Ramírez. Luego se tomaron una serie de decisiones, que ya veremos más adelante en la reunión de trabajo.



Granma 22122007

2007-12-22 19:21:07