Presidente de Shell reconoce que en Argentina hay crisis energética
El presidente de la compañía Shell en Argentina, Juan José Aranguren, reconoció que en el país hay crisis de energía, «nos guste o no la palabra».
Lo anterior lo manifestó el ejecutivo de la petrolera en entrevista al diario La Nación, de Buenos Aires, y en la que comenzó señalando que «si en lugar de preguntarnos si hay crisis, nos preguntáramos si el país dispone de la energía suficiente en el corto y mediano plazo para apuntalar su crecimiento y los lazos comerciales con los países vecinos, ¿alguien dudaría en responder con un no rotundo?», inquirió.
Explicó entonces que «cuando un país depende de que la temperatura registre unos grados más o menos para eventualmente verse obligado a hacer cortes de electricidad o bajar la tensión o incumplir contratos de gas con países vecinos, es claro que estamos ante una crisis, nos guste o no la palabra«, puntualizó.
Aranguren sostuvo que «cuando un país dispone de un parque refinador que le permite producir una cantidad de gasoil que es insuficiente para abastecer la demanda interna y el gobierno sugiere a las petroleras cubrir el déficit con importaciones cuyo costo es muy superior al precio del mercado interno, es insostenible en el mediano plazo. ¿Es esto una crisis? Para los que lo sufren, sean clientes o proveedores, claro que lo es. No reconocerlo impedirá resolverla», manifestó.
Reconoció también que «como generadores de energía para el transporte y la industria, la actual situación nos impide desarrollar un negocio sustentable en el tiempo que permita una eficiente satisfacción de la demanda futura. La situación tuvo incidencia en el sector, sobre todo en la refinación y distribución de gasoil. Como la disponibilidad de crudos livianos está limitada, algunas empresas deben importar gasoil a pérdida para los picos de demanda», puntualizó.
Opinó asimismo que «es necesario un trabajo coordinado de los sectores para construir un espacio de libertad de mercado y sana competencia en todas las etapas de la producción, para generar un marco que atraiga inversiones», reclamó.
Añadió que «el país tiene la posibilidad de acceder a un amplio rango de opciones energéticas, pero debe hacerlo con inteligencia, proyección de futuro y como política de Estado. El país tiene todavía recursos de petróleo y gas no suficientemente desarrollados. Puede y debe hacerlo. Complementariamente, puede ir incorporando combustibles renovables».
Criticó derechamente además el congelamiento de los precios para los combustibles en el país, «en cualquier tipo de energía que se tome, es claro que los precios locales muestran una clara distorsión respecto de los valores internacionales, incluidos los países limítrofes», remarcó.
Recordó que «tras la crisis que se inició a fines de 2001, el Estado tomó medidas para intentar estabilizar los precios. Con la progresiva normalización política, económica y social llegó el momento de emprender el camino de una normalización de precios que permita una planificación de mediano y largo plazo y que mejore la oferta. Otro efecto negativo de los precios retrasados es el de alimentar la demanda, principalmente de aquellos sectores de poder adquisitivo alto; eso irá en detrimento de la oferta para los sectores menos privilegiados», advirtió.
Consultado además por la estrategia de dependencia del gas boliviano, opinó que «la integración regional es muy importante. Pero, antes de buscar soluciones de abastecimiento con mercados externos, el país debería generar sus propias oportunidades con el fin de aprovechar sus amplios recursos naturales, suficientes para permitir un suministro adecuado, al mismo tiempo que se aumenta la inversión en el país y se genera empleo productivo», puntualizó.
2006-11-20 04:50:23