Santiago.- Los terremotos que sacudieron las bolsas de valores durante el pasado septiembre negro del año recién terminado, han precipitado el fin de una era del capitalismo, la arquitectura financiera internacional se ha resquebrajado y, por tanto, nada volverá a ser como antes, no se trata de simples palabras, es parte del planteamiento expuesto por el licenciado Angel Julián Serulle Ramia en su alocución semanal por una cadena de 25 emisoras de radio.
Estudiosos de las finanzas habían previsto la situación actual, el desplome de Wall Street, desde hacía años, por lo que el derrumbe financiero es comparable a lo que representó en el ámbito geopolítico, la caída del muro de Berlín como capital de Alemania, que estaba dividida en lo que eran comunistas y supuestos demócratas, pero también hay que decir supuestos comunistas, porque ni unos ni otros, jamás ejecutaron los principios ideológicos que enarbolaban.
Los fundamentalistas del mercado, que no creían en mas nada que el mercado libre abierto, en donde hacían lo que le viniera en ganas, expresaron que éste siempre tenía razón, o sea, que la razón solo estaba de parte del mercado, que la globalización era sinónimo de felicidad, y que el capitalismo financiero edificaba el paraíso terrenal para todos; gran equivocación porque el mismo papa Juan Pablo II consideró ese mercado y a ese capitalismo como algo diabólico, como algo oprobioso y ultrajante
Nadie puede sorprenderse por el naufragio de las economías, el escándalo de las hipotecas basura era por todos conocido, no podía ignorarlo ningún gobierno en el mundo por tener acceso a los informes al instante, al momento; por qué, se preguntaran ustedes, y es que ese crimen benefició a muchos y, se siguió afirmando que la empresa privada y el mercado lo arreglaban todo, llegando al extremo que en la República Dominicana fue vendido y privatizado, en gran medida, el patrimonio del pueblo dominicano.
Se puede llegar a la conclusión, de que la edad de oro de Wall Street se acabó, así como la etapa de la exhuberancia y el despilfarro, representado por una aristocracia de banqueros de inversión, los llamados amos del universo, tal como bien señala Ignacio Ramonet, director del diario francés, el mundo diplomático.
2009-04-01 18:00:29