EL TIRO RAPIDO
Mario Rivadulla
El director del Instituto Nacional de Sismología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Eugenio Polanco Rivera, acaba de advertir sobre el grave riesgo que representa la falta de preparación de la población frente a la eventualidad de un fuerte terremoto.
Polanco Rivera exhorta a la ciudadanía a tomar conciencia del hecho de que vivimos en una zona altamente sísmica, donde el riesgo es más cierto que simplemente probable de sufrir situaciones de esa naturaleza. Al mismo tiempo, llama la atención a las autoridades para que se aboquen a actuar con presteza frente a las zonas del país más vulnerables y donde prolifera la mayor cantidad de construcciones improvisadas sin ningún elemento de seguridad.
Aunque el tema no es nuevo, la voz de alerta no deja de ser oportuna tanto para la población como para el gobierno. Antes al contrario, por el hecho de que hasta ahora que se sepa, son muy escasas las previsiones que se han tomado para enfrentar un terremoto de grandes proporciones.
Bueno recordar que a los expertos extranjeros les sorprendió el hecho de que el seísmo que devastó gran parte de Puerto Príncipe, afectara a Haití y no a la República Dominicana como esperaban. Más de 300 mil muertos y millón y medio de personas que perdieron sus viviendas y ajuares en el territorio vecino, nos dan una idea de la suerte con que navegamos ese día.
Pero no podemos fiarnos de que siempre el destino va a estar de nuestro lado. Son frecuentes los temblores que ocurren en distintos lugares del país. Hoy mismo, se sintieron dos sacudidas que aunque de moderada intensidad, crearon una justificada sensación de pánico en las zonas donde resultaron las sacudidas más fuertes.
Gran parte de la tragedia de Haití fue debido a las construcciones endebles en terrenos inapropiados que servían de precarios hogares a cientos de miles de familias. Aquí, también hay numerosos techos improvisados, ubicados en lugares inadecuados y que constituyen un serio peligro de desastre en caso de un movimiento telúrico de intensidad.
Inclusive se tiene entendido que muchas otras edificaciones aparentemente sólidas han sido levantadas sobre suelos de escasa consistencia, lo que las convierte en fácilmente proclives a desplomarse en caso de un terremoto.
Precisamente casi coincidiendo con los señalamientos del experto uasdiano, el ingeniero Osiris de León llama la atención sobre esa situación, advirtiendo que los criterios de construcción de edificaciones deben ser conjugados con la calidad de los suelos. Al efecto, recomienda utilizar como base suelos de roca caliza rígida, mucho más resistentes en caso de un terremoto.
Ya desde antes de la catástrofe sufrida por la capital haitiana, se habían levantado aquí algunas voces dispersas reclamando tomar previsiones frente a una posible eventualidad telúrica. Esos reclamos se incrementaron a partir del seísmo que asoló Puerto Príncipe. Se llegó a establecer que al menos unos mil planteles escolares en todo el país necesitaban refuerzo en sus estructuras y se estableció un programa para corregir las posible fallas. No sabemos si el mismo se llevó a cabo o si se completó.
Pero en todo caso, no se trata solo de los planteles escolares. Es preciso por un lado orientar a la población sobre la forma en que debe comportarse frente a un terremoto, tratando de evitar el pánico que en muchos casos causa más víctimas que el problema en sí mismo y por el otro, llevar a cabo un programa bien elaborado y urgente de reforzamiento de viviendas y edificaciones privadas y públicas que no reúnan las condiciones mínimas de seguridad para enfrentar un seísmo de alta intensidad.
Recordemos una vez más que prevenir es siempre preferible a tener que lamentar. Y en este caso, la prevención resulta más que justificada y urgida.
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2013-07-16 21:42:14
