EL TIRO RAPIDO
Mario Rivadulla
El Ministro de la Administración Pública, Ramón Ventura Camejo, ha anunciado su intención de llevar el tema de la reelección presidencial, de la que se ha convertido en un apasionado abanderado, a conocimiento y decisión del Comité Político del PLD.
Más que un motivo de posible conflicto interno, dado que hay varios aspirantes a figurar como candidato en la boleta presidencial del partido oficial en las próximas elecciones, situaciones que por otra parte siempre ha manejado en su seno con eficiente sentido unitario donde por encima de las aspiraciones personales,prevalece el propósito de mantener el poder, la propuesta de Ventura Camejo tiene otra connotación que no puede ignorarse.
La misma, sin dudas, ejercerá a todas luces una presión indebida y a destiempo al propio Presidente de la República, quien ya durante la amplia rueda de prensa que sostuvo con el personal mediático que cubre la fuente del Palacio Nacional en días no tan distantes, al ser preguntado sobre el tema respondió que todavía quedaba un buen trecho de aquí a los comicios del 2016 y que en su momento, dejaría saber su posición.
Esta, sin dudas, no es fácil. En días recientes, comentando el tema, advertimos que el mandatario se encontraba frente a una disyuntiva en la que tiene que adoptar una decisión que sea el fruto de una amplia reflexión, cuidando el interés del país y resguardando el propio.
Por un lado, está la presión que ejercen sus más cercanos colaboradores que encuentran un fuerte punto de apoyo en los consistentes y extraordinarios resultados favorables que a más de la mitad de su gestión, siguen arrojando las encuestas, donde no solo registra un respaldo sin precedentes en el plano nacional, sino que figura a la cabeza con buena ventaja sobre todos los restantes mandatarios del Continente.
Por el otro, la responsabilidad de tener que modificar una Constitución, que tiene apenas cinco años de vigencia y que respondió a un previo, prolongado, laborioso y participativo proceso de consulta pública, de elaboración por parte de un grupo de calificados juristas y de discusión, aprobación y ratificación por la Asamblea Nacional.
Esa Carta Magna se nos aseguró que sería no solo de corte moderno sino de larga vida y que a diferencia de las anteriores, no seguiría siendo traje cortado a la medida de conveniencias coyunturales ni aspiraciones personales, sino que por el contrario su permanencia sería garantía de que el país marcharía a paso firme por la senda que conduce a un verdadero estado de institucionalidad democrática.
El Presidente Danilo Medina tendrá por consiguiente que reflexionar profundamente y medir sus pasos antes de decidir si casarse con el poder por cuatro años más o con la historia como garante de ese proceso.
Llevar el tema al seno del Comité Político es algo así, a nuestro juicio, como colocarlo entre la espada y la pared y quizás hasta pretender imponerle una decisión que debe ser de su exclusiva y personal competencia.
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2014-10-07 07:18:17
