EL TIRO RAPIDO
Mario Rivadulla
Hay que saludar como muy positivo el empeño de las autoridades en seguir desmontando la campaña de falsedades contra el país sobre el proceso de reforma migratoria y la implementación del Plan de Regularización y Nacionalización.
No pasa un solo día sin que se levanten voces de críticas, en algunos casos fruto de desinformación y en otros, guiadas por fines perversos e intereses que, aunque ocultos, son fáciles de detectar.
En esta importante y absorbente tarea, merece un párrafo aparte de elogio merecido el Canciller de la República. La forma en que se ha desempeñado ha constituido una verdadera revelación. Sin darse reposo, ha ido cubriendo los distintos escenarios domésticos e internacionales, enfrentando la campaña de infundios empleando la más contundente de las armas: con la verdad en la mano.
El Canciller Andrés Navarro ha demostrado que, como dicen los venezolanos, no le para bola a nadie. Al hombre le pesan los ruedos de los pantalones al punto de cuando resulta necesario, deja de lado las sutilezas del lenguaje diplomático, para llamarle al pan, pan y al vino, vino.
Al embajador de Haití en la OEA que descaradamente tuvo la cachaza de denunciar en ese organismo inexistentes deportaciones masivas de haitianos en condiciones inhumanas cuando en realidad aún no se ha iniciado el proceso de repatriación, deben estarle todavía resonando en los oídos la pela de lengua de nuestro Canciller calificándolo de «difamador y mentiroso».
Inexplicablemente en la misma trampa cayó el Secretario General de la ONU, Bank ki Moon, en el encuentro que sostuvo con líderes de países integrantes del CARICOM, criticando también las alegadas deportaciones, cuando hasta ahora lo único que se ha producido es el retorno voluntario de ilegales a Haití con todas las garantías y gratuitamente en cómodos ómnibus, con camiones para transportar sus ajuares y la oportunidad de volver reingresar al país pero en forma legal, tal como procede.
A Moon se le quedó en cartera preguntar a esos mismos líderes, por qué en sus respectivos países rechazan la presencia de haitianos ilegales, los apresan y deportan sin contemplaciones.
No se quedó rezagada la Vicepresidenta de la República para, a su vez, salir al paso al cuestionado informe de Of Human Right Watch, que le reprocha cargado de falsedades y vacío de elementos probatorios. Su condición de mujer le suma valor agregado a su firme postura.
Hay que insistir una vez más en la necesidad de rechazar el falaz argumento enarbolado por el embajador haitiano en la OEA alegando que el retorno de sus nacionales que residían ilegalmente en el país y que no pudieron regularizarse, posiblemente porque su propio gobierno no les facilitó los indispensables documentos de identidad, pudiera crear una crisis de seguridad en la región.
Siempre en el mismo juego de hipocresía y medias verdades, se guardó de decir que, en todo caso, nunca sería responsabilidad de la República Dominicana, sino que la inestabilidad política y la extrema pobreza a que mantienen condenado a su infortunado pueblo, es culpa de la irresponsabilidad de sus corruptos e incapaces dirigentes que convirtieron y mantienen a Haití como un estado fallido.
Es una verdad de a puño que nos corresponde a nosotros recordar a una comunidad internacional, algunos de cuyos personeros por lo visto pretenden el absurdo de que, tal como advirtiera el Presidente Danilo Medina, un país pobre como el nuestro cargue todo el peso de un país mucho más pobre como es el estado fallido de Haití.
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2015-07-07 01:21:22
